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Disciplina zen para los niños (y para padres)
Disciplina zen para los niños (y para padres)

DISCIPLINA

Disciplina zen para los niños (y para padres)

Si quieres criar a tus hijos con calma, paz y comprensión edúcales a través de la disciplina zen. Obtén el control mientras disciplinas a los niños con paz, amor y comprensión

La disciplina es imprescindible para educar a los hijos. De esta manera los padres tienen el control de la situación sintiéndose más competentes en la crianza de sus hijos, y los niños se sienten seguros y protegidos por parte de los padres. Ambos saben cómo actuar y qué deben tener en cuenta para que la vida familiar sea exitosa.

La disciplina no necesita ser autoritaria para que sea efectiva, ni negativa, ni tampoco agresiva. Aunque en realidad tu dulce hijo de repente se puede transformar y hacer alguna trastada o que te diga algo que hiera tus sentimientos, es importante aprender a educar a través de la calma. Sí, puede ser más fácil decirlo que hacerlo... Pero con práctica, conseguirás que la disciplina zen sea algo normal en tu hogar.

Los momentos difíciles son grandes oportunidades

En los momentos más complicados, cuando tu hijo se comporte mal será cuando te deberás poner a ti a prueba. Porque en ocasiones el secreto no está en controlar el comportamiento de tus hijos, sino de controlar primero el tuyo propio. En los momentos más complicados será cuando tendrás que hacer un esfuerzo para no perder la calma y practicar la disciplina zen con tus hijos.

Pero como en todo conflicto, se necesitan dos para que ocurra. Mientras que guías a tu hijo hacia un mejor comportamiento, recuerda que debes establecer una buena dinámica. Si no sabes cómo puedes establecer este tipo de disciplina con tus hijos para enfatizar el apego, la tranquilidad, la paz, el amor y la comprensión... sigue leyendo.

La disciplina no necesita ser autoritaria para que sea efectiva, ni negativa, ni tampoco agresivaLa disciplina no necesita ser autoritaria para que sea efectiva, ni negativa, ni tampoco agresiva

No reacciones

Piensa, no reacciones. Si empiezas a notar cómo te calientas y tu sangre empieza a hervir... intenta mirar con perspectiva el conflicto que está ocurriendo con tu hijo. Puede ser algo complicado en el calor del momento, pero recuérdate a ti mismo que lo resolverás y que intentarás responder a la situación sin enfado y sin dolor emocional. Tu hijo necesita eso en ese momento. Es posible que la mejor opción sea alejarte o tomar unos minutos para calmarte antes de hablar con tu hijo o reaccionar negativamente.

Visualiza algo que te aporte paz

Mientras intentas encontrar la calma, piensa algo que te haga feliz. No importa lo que sea, simplemente piénsalo. Quizá sea un paseo, la presencia de tu pareja, una imagen de un lugar agradable, el sonido de las olas del mar, etc.

Mira la situación en perspectiva

Puede que existan algunos comportamientos molestos como el desafío o las malas contestaciones que son parte normal de su desarrollo. Recuérdate a ti mismo que tu relación debe ser fuerte y amorosa. Es necesario que vuestra relación se fortalezca cuando trabajes siempre que tengas que resolver problemas juntos.

Recuerda que tú tienes el poder

El hecho de que eduques con calma no significa que no tengas el poder de la situación. Tienes el control y debes tenerlo. Tu hijo puede continuar en un estado de enfado, y es normal. Necesita que hables con tu hijo de una forma agradable mientras le recuerdas que también se debe hablar de forma respetuosa, dando tú el ejemplo de ello. Tú serás quien establezca el tono de voz correcto y tu hijo te seguirá en ese camino.

Busca las causas del comportamiento

Quizá tu hijo tenga un comportamiento negativo por algo en concreto que se te escapa. Piensa si hay alguna situación que le esté creando inestabilidad emocional como cambios significativos en tu hogar, problemas en la escuela o con los amigos. Cuando tu hijo esté listo para hablar y comunicártelo, intenta llegar a la raíz del problema y de su comportamiento.

No tengas miedo de impartir consecuencias

Las consecuencias son necesarias e impartir disciplina Zen no significa que las consecuencias se deban olvidar. Ya sea que se trate de tiempo de espera o quitar privilegios, tienes que asegurarte de cumplir con las consecuencias del comportamiento. Los niños necesitan saber que no pueden ir más allá de los límites establecidos y salirse con la suya; de lo contrario, ampliarán más las fronteras la próxima vez y será más difícil para ti tener el control.

Por supuesto, en esta disciplina no pueden faltar los abrazos, las palabras de amor y el tiempo para ti mismo.

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