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El amor de tus hijos pequeños es el más puro que existe
El amor de tus hijos pequeños es el más puro que existe

AMOR PURO

El amor de tus hijos pequeños es el más puro que existe

Si existe un amor puro por encima de todas las cosas es el amor de los padres a los hijos y de los hijos hacia los padres.

El cerebro humano se guía por el amor puro porque es una de las emociones humanas más presentes en el día a día del ser humano. Somos seres sociales, nuestras estructuras neuronales y nuestros neurotransmisores se desarrollan en base a las interacciones cotidianas que tenemos con quienes nos rodean. Los seres humanos necesitamos cariño y seguridad para crecer, para desarrollarnos y para evolucionar, además de la atención de unos padres que sepan atender a sus hijos, sobre todo si se trata de hijos pequeños, cuando lo necesiten.

Son muchos los que creen que los bebés recién nacidos no son conscientes de nada de lo que ocurre a su alrededor. Sin embargo, esto es un error porque nadie se imagina todo lo que un recién nacido es capaz de percibir y captar. Desde que son muy pequeños, el cerebro humano presenta muchas conexiones neuronales que luego van minimizándose a medida que el organismo madura. Y, si desde entonces le demuestras todo tu amor, la relación que tendréis será súper especial.

Es muy importante educar con amorEs muy importante educar con amor

Es muy importante educar con amor y conseguir que exista acercamiento y apego durante los primeros años de vida de tu hijo. De esta manera, se reafirma el desarrollo de la fuerza y el bienestar emocional que deben tener los niños. Por ejemplo, diversas teorías explican que cuando tu hijo es un bebé, no tienes que atenderlo cada vez que llora porque así se le enseña a ser independiente con la idea de garantizar que el día de mañana tenga una madurez emocional. Sin embargo, el instinto que siente la madre hace que se atienda al bebé al instante y que no se separe de él durante sus primeros años de vida. Eso es algo por lo que no se puede luchar.

Los padres son su ejemplo a seguir

La relación entre padres e hijos puede ser una de las más difíciles de afrontar a lo largo de la vida, siempre que no se hagan las cosas bien. Está claro que el amor de tus hijos pequeños es el más fiel que existe y el más bonito que jamás vas a experimentar. Tus hijos te van a poner siempre por encima de cualquier cosa, al igual que tu a ellos. Desde pequeños, van a ir influenciándose de las acciones que ven en los padres, de la forma de ser y de actuar, por lo que tienes que intentar dar siempre un buen ejemplo.

Una de las tareas más importantes como padres es saber potenciar los diferentes talentos que poseen nuestro hijos. Hay que tener siempre presente que tu hijo es maravilloso y único, pues las comparaciones son odiosas y perjudiciales, pero tampoco vayas presumiendo mucho de él porque se avergonzará y de mayor puede que haga todo lo contrario con sus hijos para evitar caer en el mismo error.

Ten en cuenta que tú eres su ejemplo a seguirTen en cuenta que tú eres su ejemplo a seguir

Por otro lado, no es nada bueno que los hijos vean en sus padres el afán de competición, no le fuerces a ser el mejor de la clase o el mejor en el deporte que practique, tampoco le regañes si se saca menos nota que un amigo suyo. Ten en cuenta que tú eres su ejemplo a seguir y su mejor motivación, pero tienes que saber cómo animarle correctamente, siempre desde el trabajo propio, el esfuerzo y la superación de sí mismo, nunca de la de los demás. El amor que le haces llegar no pasa desapercibido, y es que se trata de un sentimiento muy poderoso capaz de potenciar lo mejor del ser humano en la vida.

También es importante el amor de los padres

Durante los nueve meses de embarazo, los bebés se sienten totalmente protegidos en su vida uterina. Al nacer, necesitan sentir esa misma sensación de protección gracias al calor corporal, al contacto piel con piel, percibiendo olores familiares y sintiendo los cuidados. Lo más importante es que le demuestres a tu hijo, sobre todo cuando se trata de hijos pequeños, que vas a estar siempre a su lado, en lo bueno y, sobre todo, en lo malo. Sin embargo, eso no quita que le tengas que pasar todo por alto y que nunca le regañes por miedo a que se sienta menos querido.

Hay que saber educar bien a un hijo en base a una serie de principios, pues hay que regañarles si rompen algo, si dicen palabrotas, si sienten celos del resto, si le pegan a sus hermanos o si no respeta a los demás, es decir, hay que transmitirles un amor puro que esté por encima de todo, pero con una serie de valores que tienen que mantener para llegar a ser unas buenas personas en la vida. Además, hay que dejar que los hijos pequeños asuman las consecuencias de sus actos, de esta forma fomentamos la responsabilidad desde pequeños.

Educar a un hijo en amor es disciplinarlo en salud mental. Y es que, hay que tener claro que existen distintos tipos de amor, pues a un hijo no lo vas a querer como a un padre o a tu pareja. El tipo de amor que necesitan los hijos es el amor incondicional, pues es el mayor legado que se le puede ofrecer, un amor del que precisan sobre todo cuando son más pequeños.

Si un hijo pasa toda su infancia sin sentir ese amor por parte de sus padres, tendrá unas consecuencias negativas en su vida adulta como puede ser una baja autoestima, la necesidad de ser aceptados por el resto de personas, miedos o inseguridades. Esos hijos llegarán a adultos cargados de carencias emocionales que les causarán una sensación constante de infelicidad. Si los niños reciben un amor puro por parte de sus padres sin condiciones desde pequeños, crecerán sintiéndose seguros de sí mismos y su vida emocional será mucho más equilibrada.

La figura paterna

En comparación si miramos al pasado, la figura del padre cada vez está más igualada a la de la madre en cuanto al cuidado y atención del recién nacido se refiere. La figura paterna se implica ahora más en la educación de sus hijos, dejando de ser unta tarea única de las madres, algo fundamental para que las familias estén más equilibradas e igualadas.

Además, el sentimiento del amor puro tiene que estar presente en cada aspecto de la vida humana porque el amor que se le brinda a un hijo desde su infancia determina su amor adulto. Un padre tiene que estar ahí siempre, piel con piel y cada día más firme y sólida.

Por otro lado, dedícale tiempo para que vea que siempre puede contar contigo. Y es que, hay algunas personas a las que les cuesta mucho más decir las cosas o demostrar amor a sus hijos en forma de palabras cariñosas. Por este motivo, para que tus hijos sientan de verdad ese amor, debes abrir tu mente, dejar la vergüenza a un lado y mostrarle esa complicidad a tu hijo para que, además, él también pueda dedicarte palabras bonitas que te llenarán como persona y más aún como padre. En definitiva, tengas una relación más cercana o más distante con tu hijo, lo que es seguro es que con la paternidad también le cambia la vida a los papás.

No es la cantidad, sino la calidad

Para que a tus hijos les cueste demostrarte menos ese amor que ellos también sienten por los padres, estos tienen que pasar tiempo con sus pequeños. No solo basta con estar con ellos en casa, sino que hay que ir más allá. Apúntate con él a alguna actividad o a algún taller, refuerza esa relación entre madre e hijo que cuando sea más mayor apreciará y transmitirá de la misma manera a sus hijos. No se trata de apuntarlos a algún deporte o actividad que les guste, sino también de acompañarlos y pasar tiempo juntos.

Hay que disfrutar experiencias de valor con nuestros hijosHay que disfrutar experiencias de valor con nuestros hijos

Hay que disfrutar experiencias de valor con nuestros hijos para que se les queden marcadas a fuego y cuando crezcan puedan recordarlas como algo bonito. Esto no quiere decir que lo agobies y no le dejes ni un solo minuto de soledad, sino que el tiempo que pases sea de provecho, es decir, dale importancia a la calidad de ese tiempo, no a la cantidad.

Por ejemplo, podéis comer juntos, leer o ir a dar un paseo. La atención, dedicación y el cariño forjan la base de la felicidad de tu hijo. Además, hay padres a los que les encantaría tener a toda la familia más junta, disfrutar más del tiempo juntos, pero su realidad laboral significa que intercambian tiempo durante la semana, y cualquier simple acción que aumenta la unión es lo que merece realmente la pena.

y es que, gran parte de la crianza de los hijos reside en las minucias de la vida cotidiana, como en la preparación de comidas, cantar canciones tontas, vestirse, ir en coche, rutinas diarias, meriendas, juegos de la tarde, más comidas, libros, acurrucarse y ver la tele juntos, ir al parque, comer comida rica... Como ves, no hay nada especial en esta lista, pero la vida cotidiana es lo que construye tus recuerdos, tus historias y tu familia. Y, lo más importante, nunca dejes de decirles 'te quiero', abrazarles o besarles por muy mayores que se hagan.

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