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Qué tipo de amor necesitan los hijos
Qué tipo de amor necesitan los hijos

AMOR INCONDICIONAL

Qué tipo de amor necesitan los hijos

El amor es un sentimiento poderoso capaz de potenciar lo mejor en la vida de los hijos.

El cerebro humano se rige por el amor, pues es una de las emociones humanas más presentes en el día a día del ser humano. Somos seres sociales, nuestras estructuras neuronales y nuestros neurotransmisores se desarrollan en base a las interacciones cotidianas que tenemos con quienes nos rodean. Los seres humanos necesitamos cariño, necesitamos afecto y seguridad para crecer, para desarrollarnos y para evolucionar, además de la atención de unos padres que sepan atender a sus hijos cuando lo necesiten.

Amor incondicional

El sentimiento del amor tiene que estar presente en cada aspecto de la vida humana. Y es que el amor que se le brinda a un hijo desde su infancia determina su amor adulto. Pero ahora bien, la eterna duda de un padre o de una madre es saber si sus hijos los consideran buenos padres o madres, si sus hijos se sienten queridos, si de verdad saben hacerle llegar todo el amor que sienten por ellos, ese mismo amor que a veces les da vergüenza preguntar directamente a sus propios hijos si de verdad lo reciben. No te preocupes más, la receta infalible, el mejor amor que le puedes dar a un hijo es el amor incondicional, aquel que supera todas las fronteras y barreras y que lo puede todo. Si lo haces así, estarás siempre en lo cierto. No te frustres por cómo se siente tu hijo, pues seguro que hacia él sientes el amor más grande del mundo, un amor que no habías sentido nunca antes y que te lleva a un nivel jamás anteriormente imaginado. Y es que ellos sientes ese amor, saben que sus padres son las personas que más les quieren y se siente protegidos, su amor es recíproco.

Educar a un hijo en amor es educarlo en salud mentalEducar a un hijo en amor es educarlo en salud mental

Educar a un hijo en amor es educarlo en salud mental. Lo que si hay que tener claro es que hay distintos tipos de amor, es decir, a un hijo no lo vas a querer como a un padre o a tu pareja. El tipo de amor que necesitan los hijos es el amor sin condiciones, pues es el mayor legado que se le puede ofrecer, un amor del que precisan sobre todo cuando son más pequeños. Si un hijo pasa toda su infancia sin sentir ese amor por parte de sus padres, tendrá unas consecuencias negativas en su vida adulta como pueden ser la necesidad de ser aceptados por el resto de personas, una baja autoestima, miedos o inseguridades. Esos hijos llegarán a adultos cargados de carencias emocionales que les causarán una perpetua sensación de infelicidad. Si los niños se sienten amados por sus padres de forma incondicional desde pequeños, crecerán sintiéndose seguros de sí mismos y su vida emocional será mucho más equilibrada.

En lo bueno y en lo malo

Durante los nueve meses de embarazo, los bebés se sienten plenamente protegidos en su vida uterina. Al nacer, necesitan sentir esa misma sensación de protección gracias al calor corporal, al contacto piel con piel, percibiendo olores familiares y sintiendo los cuidados. Lo más importante es que le demuestres a tu hijo que vas a estar siempre a su lado, en lo bueno y, sobre todo, en lo malo. Sin embargo, eso no quita que le tengas que pasar todo por alto y que nunca le regañes por miedo a que se sienta menos querido. Hay que saber educar bien a un hijo en base a una serie de principios. Hay que regañarle si dicen palabrotas, si sienten celos del resto, si rompen algo, si le pegan a sus hermanos o si no respeta a los demás, es decir, hay que transmitirles un amor que esté por encima de todo, pero con una serie de valores que tienen que mantener para llegar a ser unas buenas personas en la vida. Además, hay que dejar que los niños asuman las consecuencias de sus actos, de esta forma fomentamos la responsabilidad desde pequeños.

Es necesario educar con amor y promover el acercamiento y el apego durante los primeros años de vida de tu hijo. De esta manera se asegura el desarrollo de la fuerza y el bienestar emocional que deben tener los niños. Diversas teorías explican que cuando tu hijo es un bebé, no tienes que atenderlo cada vez que llora, pues así se le enseña a ser independiente con la idea de garantizar que el día de mañana tenga una madurez emocional. Sin embargo, el instinto maternal hace que se atienda al bebé al instante y hace que no te separes de él durante sus primeros años de vida. Eso es algo por lo que no se puede luchar.

Una buena educación

Otro punto muy importante es que tus hijos tienen que sentir que les respetas para que crezcan felices, es decir, tienen que ver por tu parte comprensión, empatía... pero jamás manipulaciones, chantajes, ponerle premios o castigos. Hay que fomentar un ambiente de no violencia donde reine la comunicación y el diálogo con el fin de dejar atrás todo percance y peligro que asuste al niño. Es también esencial que no te machaques la cabeza pensando en si tu hijo sería feliz con más cosas de las que tiene o pensando si lo cuidas lo mejor que puedes, pues a un hijo hay que educarlo desde la honestidad y la gratitud. Tus hijos tienen que ser felices con poco y no acostumbrarles a darle todo lo que ellos quieran y pidan.

Tu estado de ánimo influye

Por otro lado, hay que tener presente que nuestro estado de ánimo y físico, nuestras inseguridades o nuestros miedos influyen en la forma de darle amor a nuestros hijos, pero eso no significa que sea nada malo, pues todas las personas tienen el derecho de pasar por diferentes momentos en su vida, buenos y no tan buenos, lo que no te convierte en peor padre o madre. Sin embargo, para muchas personas, ofrecerles a sus hijos su amor libre de condiciones y condicionamientos supone una gran carga debido no solo al lastre de sus propias infancias, sino también a un sistema productivo capitalista que nos marca la obligación de alejarnos de nuestros hijos desde sus primeras semanas de vida para poder subsistir económicamente, pero eso no puede condicionarte sino que al revés, debes estar orgulloso porque todo lo que vas a conseguir es por y para tus hijos. Eso sí, aunque no puedas pasar mucho tiempo con tu hijo, debes estar atento de cuando está triste, prestarle atención a su estado de ánimo y no descartar la posibilidad de por qué está así. En determinados casos, puedes comunicarte con los maestros en busca de información que te ayude a descubrir cualquier cambio de actitud.

Es necesario educar con amor y promover el acercamiento y el apego durante los primeros años de vida de tu hijoEs necesario educar con amor y promover el acercamiento y el apego durante los primeros años de vida de tu hijo

NO CONDICIONES A TU HIJO

Otra de las cosas más importantes que debes saber es que no porque a ti te guste una cosa o pienses de una manera, a tu hijo le tiene que gustar o tiene que pensar de igual forma. No. Cada persona es distinta y tu hijo tiene que sentir ese amor que le brindas independientemente de sus gustos, pensamientos o ideologías. Tu hijo no llegó al mundo para alimentar tu ego, ni para cumplir tus sueños frustrados. Olvídate de esa inútil proyección que va en contra de sus deseos. Tus hijos son seres independientes que deben desarrollar sus propias pasiones, sus propios gustos. Además, en muchas ocasiones es mejor porque así sales de tu zona de confort y ves más allá de lo que antes ni te planteabas. Tu hijo tiene que sentirse siempre él mismo, no tiene que fingir nada delante de nadie por miedo a lo que le podáis decir. Tiene que sentir que él mismo puede conseguir lo que se proponga. Aconséjale siempre con palabras libres de juicios y ama a tu hijo tal como es, no como quieres que sea.

DEDÍCALE TIEMPO DE CALIDAD

Es fundamental que pases tiempo con tu hijo, pero no solo en casa, sino en alguna actividad también. No es cuestión de inscribirlos en algún deporte o actividad que les guste, sino también de acompañarlos. Además, hay que tratar de vivir experiencias de valor con nuestros niños para que se les queden marcadas y cuando sean mayores puedan recordarlas como algo bonito. Cuando hablamos de tiempo no nos referimos necesariamente a la cantidad de tiempo que pasas junto a ellos, sino a la calidad de este tiempo. Debes procurar darles tiempo de calidad todos los días, donde tu atención esté con ellos y en lo que estáis compartiendo como comer juntos, leer o ir a dar un paseo. La dedicación, atención y el cariño forjan la base de la felicidad de tu hijo.

SU MEJOR MOTIVACIÓN

Por último y no menos importante, hay que intentar potenciar la inteligencia y los diferentes talentos que poseen. Eso sí, ten presente que tu hijo es único y maravilloso, pues las comparaciones son odiosas y perjudiciales. No le des ejemplo de competición, no le fuerces a ser el mejor de la clase o el mejor en el deporte que practique, no le regañes si se saca menos nota que un amigo suyo. Tú eres su mejor motivación, pero tienes que saber cómo animarle adecuadamente, siempre desde el esfuerzo, el trabajo propio y la superación de sí mismo, nunca de los demás. Y es que el amor que le demuestras no es cualquier cosa, pues se trata de un sentimiento poderoso capaz de potenciar lo mejor del ser humano en la vida.

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