Si bien la ira y la frustración son parte de la existencia humana, reprimir las emociones es una receta para el desastre adolescente. Sin resolver y sin expresar, la ira puede convertirse fácilmente en amargura y resentimiento, lo que puede crear problemas de comportamiento y otros problemas para un adolescente.
La ira se puede convertir en un enemigo para uno mismo, por lo que es necesario entenderla, saber por qué ocurre, ser consciente de si se trata de un. Trastorno o no, y sobre todo, buscar la solución y el tratamiento adecuado en cada caso. Si tienes un hijo que sufre a menudo ataques de ira, tendrás que liberarle de las emociones que le hacen infeliz enseñándole habilidades efectivas de manejo de la ira.
Represión de ira
Cuando un adolescente siente enfado, el adolescente puede experimentar dificultades para expresarlo. En esta situación, el adolescente puede reprimirlo con el tiempo para que se acumule y crezca en su interior. Mientras reprime la ira, un adolescente puede aislarse o retirarse de la interacción familiar y de los iguales.
La ira reprimida también puede conducir a la depresión, la ansiedad y el comportamiento de riesgo. Eventualmente, el adolescente puede ser incapaz de contener y controlar la ira reprimida. Puede discernir que un adolescente está reprimiendo la ira si ve comportamientos que incluyen deslumbramiento, mal humor, sarcasmo, insultos y portazos.
Raíces de la ira adolescente
Cuando los adolescentes muestran señales de ira acumulada, profundizar más debería mostrar sentimientos subyacentes. El miedo puede provenir de una situación abusiva, trauma o luchas de los padres. La ira también puede provenir de la frustración con respecto a una situación o problema. También puede ser el resultado de una combinación de sentimientos subyacentes...
Es primordial encontrar cuál es la raíz de la ira del adolescente, porque solo sabiendo de donde viene el problema se podrán encontrar las soluciones pertinentes en cada caso. Si tu adolescente no quiere contarte qué le ocurre, dale espacio y la confianza suficiente para que sepa que estarás siempre a su lado para apoyarle y escucharle siempre que lo necesite. Aunque mientras tanto, será importante que te fijes en su día a día para descubrir qué puede pasarle.
Control de la ira
Antes de que la ira acumulada conduzca a una situación lamentable y negativa, dale al adolescente algunas pautas para manejar la ira. Enseña a los niños cómo reconocer las señales de que se sienten enfadados, por ejemplo, un sofoco en la cara, aumento del ritmo cardíaco o puños cerrados.
Es posible que tu hijo adolescente necesite ayuda por tu parte para reconocer que la ira también está ocurriendo en su interior. Una vez que aparecen estas señales, es hora de expresar los sentimientos de enfado con respeto y eficacia, en lugar de reprimirlos. Motiva a tu hijo a usar frases "yo" para decir lo que piensa: "¡Me siento tan frustrado cuando no me escuchas!" o "Me asusto cuando llegas tarde". Escucha y responde cuando escuches a tu hijo tratando de expresar la ira de manera apropiada.
Trastorno de ira
Si un adolescente experimenta enfado durante un período de tiempo y no tiene las habilidades o las herramientas disponibles para expresarlo de manera segura y efectiva, puede convertirse en amargura y resentimiento . Esta ira reprimida puede convertirse en una ira que adquiere energía autodestructiva o externamente destructiva. Los arrebatos agresivos y violentos pueden ocurrir con poca provocación. Un adolescente que muestra signos de un trastorno de ira necesita ayuda profesional lo antes posible.
La ira en sí mismo no es un trastorno, pero tener mucha ira contenida o esta enfadado constantemente sí puede provocar un trastorno de personalidad en la persona afectada. Por eso es tan importante buscar ayuda profesional cuanto antes.