Los niños de dos años aún no saben expresar cuáles son sus necesidades tanto físicas como emocionales, por lo que probablemente no podrá decirte que tiene sed o que comienza a sentirse mal físicamente. Los padres deben estar atentos a las posibles señales de deshidratación que sus hijos les muestran para que, de esta manera, puedan evitar que el pequeño de dos años se deshidrate.
La deshidratación se produce cuando la cantidad de agua que sale del cuerpo es mayor que la cantidad que se ha ingerido. Esta puede ser una condición grave para cualquier persona, pero particularmente para los niños menores de 2 años puede ser peligroso e incluso mortal. Aprender a detectar los síntomas de la deshidratación puede ayudarte a determinar cuándo llamar a un médico o buscar atención médica inmediata antes de que ocurran consecuencias fatales en el menor.
Síntomas de deshidratación leves a moderados
Los niños mayores pueden decirle a sus padres que se sienten enfermos o sedientos cuando están deshidratados, pero los niños menores de 2 años generalmente no pueden expresarse con palabras.
Esta es la razón por la que los padres deben estar más atentos a detectar las posibles señales de deshidratación, como letargo, boca o labios secos, irritabilidad, malestar y no producir lágrimas al llorar. Los bebés que están deshidratados a menudo pasan más de seis horas sin mojar un pañal. Cuando un bebé deshidratado orina, la orina en el pañal puede verse más oscura de lo normal o tener un olor más intenso a lo normal.
Si crees que tu hijo menor de dos años puede estar deshidratado, tendrás que acudir inmediatamente a la sala de urgencias para que le atiendan inmediatamente.
Síntomas de deshidratación severa
Si tu hijo está gravemente deshidratado, es crucial que busques atención médica lo antes posible. Las señales de deshidratación severa incluyen ojos hundidos, somnolencia excesiva y irritabilidad excesiva.
Los bebés con deshidratación severa también pueden tener manos o pies fríos o con manchas y podrían tener puntos blandos hundidos en la cabeza. Algunos bebés con hidratación severa podrían volverse comatosos, es decir que por mucho que intentes estimularlos parece que no responden a nada. Si esto le ocurre a tu bebé, tienes que buscar atención médica de forma urgente ya que la vida de tu hijo podría estar en peligro.
Tratamiento para la deshidratación en estos casos
Es posible que se pueda corregir una deshidratación leve si le proporcionas a tu hijo una bebida con electrolitos que tu pediatra te aconseje. Sin embargo, siempre llama a un médico antes de darle una bebida de este tipo a tu bebé para asegurarte de que sea la apropiada.
Continúa ofreciéndole a tu bebé fórmula o leche materna también. Lo ideal es administrar pequeñas cantidades de líquido, usando una cucharadita o jeringa, en lugar de grandes cantidades de líquido al mismo tiempo. Esto se debe a que beber grandes cantidades de líquido a la vez puede hacer que el niño lo escupa nuevamente. Si tu bebé está muy deshidratado, no le intentes rehidratar en casa, lo mejor que podrás hacer es llevarle a la sala de urgencias. Es posible que tengan que rehidratarle a través de suero o de forma intravenosa.
Qué debes tener en cuenta
Deberás estar siempre atento a las posibles señales de deshidratación en tu hijo, pero algunas situaciones requieren una mayor atención. Es más probable que los niños se deshidraten si tienen fiebre, diarrea o vómitos. La deshidratación también puede ocurrir cuando un niño suda excesivamente debido a un sobrecalentamiento. Tener dolor de garganta o llagas en la boca puede hacer que un bebé o niño pequeño se niegue a beber, lo que también puede causar deshidratación. Observa bien a tu hijo, y recuerda que la mejor cura es una buena prevención.