Los bebés recién nacidos parece que dirigen su mirada para centrarse en determinados objetos y personas. La impresión es que les ven, no obstante su sentido de la vista es todavía muy básico. Conozcamos cómo son los ojos y visión de un bebé que acaba de llegar al mundo.
Un órgano protagonista: el ojo
La vista de los bebés recién nacidos no está desarrollada al nacer. Todavía queda mucho camino por recorrer. Los ojos se desarrollan poco después de fecundarse el óvulo. Tras el parto los bebés no ven con claridad, ven borroso. No alcanzan ni 1 punto sobre 10 en su espectro visual. Su cerebro todavía no es capaz de procesar todo lo que ocurre a su alrededor, por lo que se guían más por lo que oyen e intuyen que por lo mínimo que ven. En el primer año de los bebés se van desarrollando sus capacidades visuales, sin embargo no será hasta los 6-7 años cuando este sentido esté cubierto.
Cuando llegan al mundo los bebés recién nacidos tienen los ojos formados en su totalidad y los muestran muy abiertos y fijos en algo, pareciendo que su atención es máxima. Aun así estos órganos seguirán cambiando. Los bebés ven con dificultad, sí pueden distinguir determinados destellos o si es de día o de noche. Los bebés recién nacidos pueden distinguir con más facilidad que otras personas, y si permanece cerca de ellos, la cara de su madre. A esto se suman otros elementos con los que la relacionan, como su olor, su tacto, su voz..., los cuales les ayudan en el proceso.
El sentido de la vista
Los bebés pueden centrar su atención hacia aquello algo luminoso y logran ver objetos o personas a unos 20 centímetros de ellos. A las pocas semanas de su nacimiento su interés se centra en el rostro de las personas que tienen cerca. Es habitual que durante breves instantes pongan los ojos estrábicos ya que todavía no logran enfocar la mirada, ambos ojos, al mismo punto. Cuando cumplen los tres meses de edad los bebés consiguen dirigir la vista a objetos pequeños, brillantes, coloridos..., incluso sus manos les despiertan tremenda curiosidad y las observan con entusiasmo.
Aproximadamente un 20% de los bebés recién nacidos pueden presentar problemas de visión como astigmatismo o miopía, sin embargo no es algo permanente. La diferenciación del color ocurre de un modo más nítido alrededor de los 5 meses de edad. En esta etapa se sienten atraídos por objetos de todo tipo y sus colores. Poco después, en el momento en que empiezan a gatear, se ha demostrado que ante la intuición de que no hay continuación en su camino, se detienen. Esto hace ver que temen caerse y que intuyen que puede existir un vacío al no ver nada más claramente.
La mejora en la evolución del campo visual
Desde el primer momento los ojos han servido a los recién nacidos para ayudarles a asimilar datos. Con el tiempo el sentido de la vista irá de la mano del desarrollo motor, emocional y cognitivo. En cada revisión médica el pediatra debe revisar su visión, pero no será hasta cerca de los 3 años cuando el examen sea algo más exhaustivo. Si existen antecedentes familiares de problemas oftalmológicos es conveniente comunicarlo lo antes posible. La detección precoz puede favorecer a implantar tratamientos más eficaces.
Con 9-10 meses mejora la coordinación visual de los bebés y aprecian objetos y personas a unos 6 metros. El bebé consigue seguir los objetos en movimiento o cuando desaparecen de su campo de visión los busca. Le gusta ver imágenes, distingue los colores y entiende que un objeto puede estar escondido o guardado, como por ejemplo en un cajón o una caja. Es importante motivar al bebé y seguir rutinas en las que exista correlación y asocie colores, imágenes y letras desde un primer momento. Con el juego puede incentivarse mucho su participación y aprendizaje progresivo.