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Recupera la buena relación con tu hijo adulto
Recupera la buena relación con tu hijo adulto

HIJO ADULTO

Recupera la buena relación con tu hijo adulto

Si la relación con tu hijo se ha deteriorado, entonces no dudes en recuperar la buena relación que teníais.

Los niños cuando crecen necesitan más modelos a seguir que críticos que le entorpezcan el camino. No importa la edad que tenga tu hijo, tú siempre serás su padre o madre y él o ella siempre será un niño/a. Cuando interactúas, la relación padre-hijo que se ha desarrollado a lo largo de su vida reaparece instantáneamente. Cuando la relación con tu hijo adulto está dañada, el peso de su historial puede sabotear sus intentos de reconciliarse y seguir adelante. 

Para reparar esta relación, debes tomar la iniciativa y demostrar a través de tus acciones que el amor sigue siendo el pegamento que te une a ti y a tu familia, y que la racionalidad es el vehículo que te mueve hacia adelante.  Debes mostrarle a tu hijo cómo mejorar las cosas, ¡necesita aprenderlo de ti!

Mira dentro de ti

Mira entro de ti para identificar tus propios sentimientos, tanto los que consideres positivos como negativos. Si tu hijo adulto está molesto por un comportamiento tuyo del pasado, averigua qué debes hacer para evitar hacerle un daño mayor. Si el comportamiento problemático que ha causado dolor en el pasado persiste en el presente, descubre cómo establecer límites para evitar que el patrón se repita. Por ejemplo, si tu hijo pide prestado dinero continuamente y nunca lo devuelve o si es abiertamente irrespetuoso, entonces debes identificar estrategias para evitar que este comportamiento cause más daño a vuestra relación.

Repasa las emociones que experimentas durante las interacciones con tu hijoRepasa las emociones que experimentas durante las interacciones con tu hijo

Repasa tus emociones

Repasa las emociones que experimentas durante las interacciones con tu hijo. Cuando una interacción sale mal, haz una autopsia de lo ocurrido. Mientras haces esto, no simplemente avivas las llamas de tu dolor e ira, sino que debes observar la dinámica de la manera más objetiva posible. Examina quién dijo qué y cómo la secuencia de declaraciones, reacciones y contrarreacciones se convirtió en una interacción contraproducente.

Busca alternativas

Explora formas alternativas de responder a tu hijo que te pueden llevar a mejores resultados. Responde de maneras que generen empatía o que se centren en la conciliación y la resolución de problemas en lugar de decir cosas que tienen más probabilidades de provocar una reacción de enfado

Por ejemplo, si tu hijo dice algo irrespetuoso o hiriente, en lugar de enfadarse y responder de malos modos, intenta expresar tus sentimientos de dolor o tristeza por el efecto que tiene la queja de tu hijo en tu relación. Puedes decir algo como: "Me duele cuando me insultas o no quieres mejorar las cosas", o "Lamento que te sientas así y quieras descubrir qué podemos hacer para mejorar las cosas".

Escucha a tu hijo

Asume la difícil tarea de dejar a un lado tus defensas y ver la relación a través de los ojos de tu hijo adulto. Transmite y confirma que comprendes cómo y por qué él se siente así. Utiliza la empatía, la validación y las estrategias de escucha activa, como repetir o reflejar lo que dices. El objetivo aquí es mejorar la comprensión y también dejar que tu hijo vea y sienta que comprendes su perspectiva.

Busca ayuda para resolver estos problemas complicados.Busca ayuda para resolver estos problemas complicados.

Busca ayuda si es necesario

Busca ayuda para resolver estos problemas complicados.  Habla con un amigo de confianza, un pariente o un consejero, para obtener una perspectiva objetiva y externa sobre las formas de dejar atrás las heridas del pasado y tratar eficazmente los problemas actuales.

Perdona a tu hijo

Perdona a tu hijo por sus errores demasiado humanos. Elimina el concepto de culpa de tu pensamiento. No tengas miedo de decir: "Lo siento". Reconoce tus límites humanos, debilidades y contribuciones a problemas pasados. Admitir el error no es admitir la culpa de todos los problemas. Puedes decir algo como: "Lamento haberte herido" o "Lamento cómo acabaron las cosas". Reconoce que tanto tú como tu hijo son seres humanos defectuosos que intentan llevar una vida feliz y productiva, pero que ambos cometen muchos errores por el camino.  Cultiva tu amor y cuidado mutuo como una herramienta potente en los esfuerzos por arreglar lo que afecta a vuestra relación.

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