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¿Participar en deportes de equipo desarrolla un buen carácter?
¿Participar en deportes de equipo desarrolla un buen carácter?

DEPORTES

¿Participar en deportes de equipo desarrolla un buen carácter?

Los deportes son importante para la salud de las personas, pero en los niños, ¿también influye en su buen carácter si son deportes de equipo?

Son muchos los padres que apuntan a sus hijos a deportes, no solo para que hagan deporte y tengan buena salud, si no también, porque piensan que los deportes ayudarán a sus hijos a tener un mejor carácter y a aprender ciertos valores que desde el hogar no se pueden transmitir porque se consiguen a través de la disciplina del deporte.

El método para aprender principios de buen carácter varía para cada persona. Un niño puede dedicarse a la ciencia, la música o la escritura, según su nivel de interés. Cada una de estas materias da oportunidades para aprender perseverancia, compromiso y disciplina, pero tal vez practicar un deporte más que cualquier otra actividad le aporta al niño las herramientas que necesita para comprender las relaciones humanas y un modelo de comportamiento positivo en la sociedad. Un deporte prueba el vínculo entre los principios y la acción en un entorno seguro que prepara el escenario para las decisiones de un niño a lo largo de su vida.

Pero, ¿cómo puede influir realmente en un niño que el deporte desarrolle un buen carácter? Hay padres que piensan que quizá aquellos deportes más competitivos pueden ser más perjudiciales a la hora de forma el carácter porque pueden acabar sintiendo agresividad hacia el equipo contrario o desear el mal ajeno para conseguir un beneficio propio como el ganar. Pero el deporte no defiende este tipo de principios, que cuando ocurren es porque no se está teniendo un buen espíritu deportivo.

Son muchos los padres que apuntan a sus hijos a deportesSon muchos los padres que apuntan a sus hijos a deportes

Los principios del buen carácter

Los principios del buen carácter incluyen la honestidad, el coraje, la compasión, la generosidad, la fidelidad, la integridad, la imparcialidad, el autocontrol y la prudencia. Estos principios se convierten en características cuando las personas los practican, que es el papel que juegan los deportes. Un deporte proporciona un entorno para que niños y adultos practiquen principios que les ayuden a desarrollar un buen carácter en un ambiente divertido y controlado.

Por supuesto, cuando aparecen los malos principios como la competitividad, la agresividad o cualquier otro "antivalor"; hay que reflexionar para que de esta manera se pueda transformar estos malos sentimientos en otros más positivos y con más fuerza.

La formación del carácter

Un deporte es una actividad divertida, pero la competencia es una influencia a menudo insidiosa que cambia el énfasis de jugar el juego a ganar. Un niño puede sentirse presionado para actuar para desarrollar una alta posición social entre sus iguales o padres. El trabajo de mantener un enfoque saludable en el aprendizaje, la comprensión y el disfrute recae en última instancia en el entrenador supervisor y los padres... Y es imprescindible que los adultos sean un buen ejemplo de juego limpio y valores adecuados en cuanto al juego tanto si se gana como si se pierde.

Es necesario recordar que los niños aprenden de lo que venEs necesario recordar que los niños aprenden de lo que ven

El entrenador y los roles de los padres

Un adulto no puede esperar que un niño comprenda las complejidades de las elecciones morales porque aún no posee la capacidad de reconocer dilemas éticos y las posibles decisiones relevantes para resolverlos. Un entrenador o un padre tiene la responsabilidad de controlar el comportamiento, detectar dilemas y facilitar resultados positivos. También debe asegurarse de que los jugadores entiendan las expectativas y refuercen y desarrollen la cultura que preside de una manera positiva y consistente.

Es necesario recordar que los niños aprenden de lo que ven, los ejemplos que les dan los adultos en cuanto al comportamiento. No aprenden únicamente de las palabras, aprenden del ejemplo que los adultos les da a los niños.

Además, los adolescentes que participan en deportes reducen el riesgo de tomar drogas o de tener problemas emocionales severos como la depresión que puede hacer que aumente el riesgo de suicidio. Debido a que los intentos de suicidio a menudo acompañan a la marginación social, la participación y los deportes de pertenencia ayudan a los adolescentes a aprender cómo convertirse en miembros de una comunidad siguiendo principios de buen carácter.

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