Los beneficios de la lactancia materna son ampliamente conocidos. La leche materna tiene carbohidratos, proteínas y grasas en las cantidades adecuadas para el bebé, además de minerales, vitaminas, hormonas y anticuerpos que ayudan a evitar que el bebé enferme. Muchos estudios confirman que un bebé amamantado con leche materna sufrirá durante la infancia menos alergias, infecciones, enfermedades respiratorias o problemas digestivos tales como diarrea, estreñimiento o gases. Además, se cree que estos bebés tendrán menos probabilidad de presentar diabetes, obesidad o Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.
La fórmula de la leche materna es inimitable. Pero no es sólo beneficioso para los bebés. Dar el pecho supone crear un vínculo muy especial entre madre e hijo. La madre también disminuirá el riesgo de sufrir enfermedades como cáncer de ovarios o de mama, osteoporosis o enfermedades cardiacas. Si a todos estos beneficios le sumamos el ahorro que supone al evitar la compra de las leches preparadas, la opción de dar el pecho a nuestro hijo parece sin duda la mejor.
Sin embargo, el ritmo de vida actual dificulta a las madres dar el pecho a sus hijos y practicar la lactancia materna. Pese a que instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomiendan la lactancia materna exclusiva los seis primeros meses, la situación laboral de muchas mujeres les impide llevar a cabo esta importante recomendación. Otras muchas entidades recomiendan combinar la lactancia materna con otro tipo de alimentación durante los primeros dos años. Algunas madres defienden la lactancia a edades más tardías, incluso en edad preescolar. Si bien es cierto que este movimiento no es del agrado de todas las mujeres y que según algunos estudios más allá del año la lache materna va perdiendo progresivamente sus propiedades, no existe una fecha límite para dejar de dar el pecho a los niños.
Cuál es el momento de dejarlo
Una mujer que decide dar el pecho a su hijo y que no tiene ningún problema que le impida hacerlo, debe también decidir cuándo es el momento adecuado para dejarlo. En algunos casos serán situaciones forzadas, por trabajo, por ejemplo. En otras ocasiones serán los propios niños los que comiencen a rechazar el pecho. Sin embargo, si esto último aún no ha sucedido y la madre, por los motivos que sean y en el momento que ella decida, quiere o necesita dejar de dar el pecho, lo mejor es planificar cómo llevar a cabo esta transición.
Pese a que el destete a menudo se da de una forma natural, es un hecho que supone un gran cambio tanto para la madre como para los bebés y puede llegar a ser crítico en algunos momentos. La madre puede sentir emociones contradictorias si este destete se lleva a cabo forzado por alguna causa, generalmente incompatibilidad laboral. Si bien es cierto que la madre tiene más libertad y un horario más flexible, si no ha sido suya la decisión si no que viene impuesta, la madre puede sentir pena o culpa al romper ese vínculo con su hijo. El bebé, por otra parte, puede sentirse frustrado si le niegan el pecho si aún no estaba preparado. Si no lo había rechazado por iniciativa propia, seguramente el destete será algo que al bebé no le guste.
Por todo ello, lo ideal es llevar a cabo el destete de una forma gradual. Esta transición gradual no es importante solo para regular la alimentación y el impacto emocional en el bebé, si no también para controlar los problemas que puede ocasionarle a la madre un cese repentino en la lactancia, como la ingurgitación mamaria, las obstrucciones, mastititis o abscesos. Si la succión disminuye progresivamente, como sucede durante un destete gradual, estos problemas tienden a disminuir.
Trucos para ir dejando el pecho de manera gradual
Pero, ¿qué sucede si durante el destete nuestro hijo se niega a dejar el pecho? Una regla básica consiste en "no ofrecer y no rechazar". Es decir, nosotras no ofreceremos el pecho al niño de una forma rutinaria pero, si el niño lo demanda, tampoco se le negaría. Esta forma de destete es menos radical para el niño, pero no garantiza el tiempo que pueda prologarse el proceso.
Otra forma gradual de actuar si el niño se niega a dejar el pecho, es saltarse alguna toma. Normalmente, la toma del medio día, por ser la más breve y la que más puede interferir en la rutina de la madre, suele ser la elegida para evitarla en primer lugar. Ir eliminando tomas y sustituyéndolas por otro tipo de alimentación (ya sea leche de fórmula o alimentos sólidos, en función de la edad del niño), hace que el pequeño se vaya acostumbrando a la retirada del pecho. Normalmente, la última toma en eliminar es la de la noche, puesto que muchas madres la viven como un momento íntimo y especial con su hijo antes de acostarse.
Además de ir sustituyendo la lactancia materna por otro tipo de alimentación, también es importante incluir en el proceso de destete una serie de actividades mediante las cuales los niños tengan otro tipo de momentos de intimidad con la madre.
Si el niño aún es pequeño, se le dará el biberón en el lugar habitual donde se le daba el pecho. Si además mediante un sacaleches podemos seguir dándole leche materna aunque sea a través del biberón, mejor. Si el niño es más mayor, a la hora en la que se le solía amamantar puede hacerse algún otro tipo de actividad o juego, como leerle un cuento. Cualquier tipo de distracción que los padres puedan hacer en el momento en el que el niño solía tomar el pecho, ayudará a que se olvide de las tomas.
También es importante dejarle que mantenga algunos hábitos que puede desarrollar durante el destete, como chuparse el dedo, el chupete o apegarse mucho a algún tipo de objeto o juguete. En cualquier caso, salvo que sea estrictamente necesario, debería evitarse iniciar el destete si el niño va a vivir algún cambio importante en su rutina, como un cambio de domicilio, un cambio brusco en el horario de sus padres o el inicio a la guardería. Estas situaciones pueden hacer que los niños se nieguen con más empeño aún a dejar el pecho.
Sea como sea y por mucho que se complique dejar de dar el pecho, hay que tener claro que tarde o temprano los propios niños acabarán rechazándolo. Incluso las madres que practican una lactancia materna tardía y que han decidido dejar la lactancia sólo cuando el niño lo demande, comprueban que el niño que ya ha iniciado otro tipo de alimentación, progresivamente dejará de tener interés por la lactancia materna.