En los tiempos que corren parece que cada vez es más difícil encontrar una pareja estable y tener con ella hijos antes de que se nos empiece a pasar el arroz. De ahí que cada vez sea más habitual que aquellas personas que quieren ser padres y no tienen con quien decidan buscar algún tipo de alternativa con la que conseguirlo.
Ser madre soltera es la opción a la que más recurren las mujeres, pero esto resulta especialmente difícil en el caso del padre, dado que en España no existe la figura del vientre de alquiler (hay que acudir a otros países, con el consiguiente desembolso económico que acarrea) y no se suele dar en adopción un niño cuando se trata de padres que no tienen una relación estable.
De ahí que entre en juego una nueva opción, que cada vez cuenta con más adeptos, pero que también entraña una serie de dificultades, especialmente de cara al futuro y puede crear conflictos en torno a la paternidad. Se trata de recurrir a una persona del otro sexo, cercana y que también quiera tener un bebé. O incluso que no quiera, pero esté dispuesto a poner de su parte en la concepción. Lo más habitual es recurrir a uno de nuestros amigos más próximos, una persona de confianza con la que hablar del tema tampoco suponga un problema.
Descartar los posibles conflictos
Se trata de alguien de confianza, con el que compartes gustos y aficiones y que conoces muy bien. Esta puede ser la perfecta definición de una pareja, obviando el aspecto romántico. De ser así, parece que es la mejor elección a la hora de decidir con quien tener hijos. Pero aunque al principio suene bonito puede acabar por convertirse en fuente inagotable de conflictos, y en el medio de todos ellos estará un niño. Es algo que debemos tener en cuenta cuanto nos planteemos recurrir a un amigo para ser padre.
Es por ello que lo primero que hay que hacer es hablarlo, y mucho, con la otra persona. Tampoco hay que forzarla, dado que se trata de una decisión muy importante. Es necesario querer saber su implicación, si es que quiere tener alguna, y qué espera de esa relación. No hay nada peor que malos entendidos, tanto en lo que se refiere a la paternidad como a una posible relación amorosa, para dar al traste con esa amistad.
A la hora de plantear el tema ha de hacerse con delicadeza y explicando todos los detalles. Esto es especialmente importante si la otra persona tiene una pareja y pueda ver afectada su relación sentimental. Tú también has de saber transmitirle qué quieres y qué esperas de esta unión temporal que os convertirá en padres.
Opciones para quedarse embarazada
Así, el hecho de tener un bebé con un amigo puede hacerse de dos formas: mediante la donación de semen por parte del futuro padre o teniendo relaciones sexuales encaminadas a conseguir un embarazo. La última de las opciones es más económica y no conlleva tener que acudir a una clínica, sino que lo gestionaríais vosotros mismos, pero también tiene una implicación mucho mayor. Llegado el momento no tiene que trascender quién es el padre del niño. Será una cosa que puede quedar entre vosotros y que con el paso de los años decidís si queréis contárselo a vuestro hijo.
¿Qué opciones tenéis para ser padres?
Hay una tercera opción, la peor de las posibles: que uno de los dos se acabe enamorando y no sea correspondido. Todas estas opciones han de ser tenidas en cuenta a la hora de plantearse cómo quedarse embarazada, porque repercutirán en el futuro de la relación con vuestro amigo y también en vuestro futuro hijo. De ahí que sea muy importante hablarlo todo entre los padres, algo que no será complicado teniendo en cuenta que sois amigos.
Inconvenientes de una paternidad entre amigos
Una vez decidido qué hacer hay que determinar la responsabilidad de ambos padres para con el futuro bebé. Puede que la madre no quiera una implicación paterna, pero puede que el padre sí quiera tener una relación con su hijo. Es entonces cuando nos encontramos en un momento complicado que, de no solucionarse puede suponer abortar el plan.
Una vez alcanzado un acuerdo y por el bien de la relación entre amigos lo mejor es poner el tema en manos de un abogado. Él se encargará de tramitar todo aquello que tenga que ver con la paternidad, trasladando por escrito en un acuerdo aquello que vosotros hayáis decidido. Si queréis que el padre no tenga responsabilidad sobre el bebé así quedará estipulado, sin que tenga opciones tiempo después a reclamar. De hacerlo deberá recurrir a la vía judicial.
Si lo que acordáis es que tenga responsabilidades compartidas con la madre también se dejará por escrito. Así se habrá de determinar cómo será la custodia, quién se hará cargo de la manutención del niño y con quién vivirá. Se trata de un convenio regulador cuyo objetivo es precisamente ese, conseguir que la relación entre todos sea lo más fluida y amistosa posible evitando cualquier conflicto que pueda darse.
Una convivencia entre amigos
En ocasiones amigos que deciden tener un bebé juntos deciden también ser padres juntos y vivir en la misma casa. Esta situación suele producirse en aquellos casos en los que ni el padre ni la madre tienen pareja y deciden convivir juntos, como si de una familia convencional se tratase, por el bien del niño.
Ser padres no significa renunciar a tu vida privada
Cada uno podrá tener su propia vida social, con círculos de amigos diferenciados y con parejas románticas o sexuales al margen de su papel como padre y miembro de una familia. Esto, aunque sobre el papel suene idílico, no lo es siempre. En ocasiones resulta difícil de conjugar.
La convivencia entre los padres, el acercamiento directo entre ambos y el hecho de que ya tengan un niño en común puede hacer que los sentimientos que sienten uno hacia el otro cambien. Y lo que antes era una gran amistad puede convertirse en una relación romántica. El problema radica en cuanto existen terceras personas fuera de esta relación o los sentimientos no son compartidos por los dos progenitores.
Es entonces cuando llegan los celos, los reproches y las discusiones y en la familia se puede dar una situación similar a cuando se fragua un divorcio. Al igual que ocurre entonces, los hijos son los principales damnificados.