Aunque la acetona nos suene a otra cosa relacionada con la cosmética, se trata de una sustancia que produce el hígado de nuestro cuerpo cuando el nivel de azúcar del cuerpo baja. La acetona forma parte de un grupo de tóxicos que hay en el organismo y que hacen de combustible cuando el organismo tiene que tirar de reserva de grasas por falta de algún nutriente, en este caso la glucosa.
Esto es muy común en niños pequeños, sobre todo entre los 4 y 5 años de edad, ya que los niños consumen mucha más glucosa que los adultos debido a su alta actividad. La rapidez del organismo de los niños hace que el consumo de reservas de energía sea constante, y por ello hay más probabilidad de que se produzca una crisis de acetona.
El ataque de acetona se produce en la mayoría de los casos cuando los niños han estado varias horas en ayunas, por ejemplo cuando pasan todo un día fuera con alta actividad y sin comer. También es una causa muy común el llevar una dieta poco saludable llena de grasas, basada en patatas fritas, fritos y dulces.
Los síntomas son fáciles de identificar, ya que comenzará a vomitar. Lo primero que vas a identificar si tu hijo tiene un ataque de acetona es que el aliento le huele de forma muy peculiar. Como el organismo está bajo de algunos nutrientes y tiene que emplear reservas de grasas, en este caso de acetona, eso se ve reflejado en un reflujo que tiene olor a manzana ácida o fruta madura.
La acetona forma parte de un grupo de tóxicos que hay en el organismo Además de esto en la mayoría de los casos se producen vómitos, diarreas, mareos, cansancio agudo y podrás apreciar también que su lengua tiene un aspecto muy blanquecino, incluso con una capa de pátina, lo que le hace tener una apariencia muy espesa.
Pero, ¿qué hacer ante un ataque de acetona?
Lo primero que debes hacer es no alarmarte ni preocuparte en exceso, ya que una crisis de acetona no se trata de una enfermedad. Lo que debes hacer para que su organismo se restaure es introducir el azúcar necesario para que sus reservas vuelvan a estar completas y sus niveles de glucosa no bajen.
Para ello no se le puede alimentar con bollería o chucherías, ya que debes tener en cuenta que el organismo se encuentra débil en ese momento, por lo que tendrás que hacer de manera prolongada y suave.
Los síntomas son fáciles de identificar, ya que comenzará a vomitar.Si tu hijo tolera alimentos líquidos o semisólidos sin vomitarlos nada más ingerirlos, comienza a intentar suministrarle unos compuestos hidratantes que venden en farmacia. Tendrá que tomarlos con pajita y con sorbitos muy pequeños para que no le provoquen daños. También puedes probar con suero casero un poco azucarado para que comience a tener alimentos en su cuerpo o algún zumo de frutas con azúcar de los que vienen preparados en el mercado.
Si ves que no vomita, puedes comenzar a darle yogur azucarado o bebidas derivadas de la cola (siempre sin gas), incluso galletas o algo de fruta en almíbar.
Si pese a ello no mejora o ves que no deja de vomitar todo lo que intentar darle, llévalo lo antes al pediatra que le suministre compuestos que hagan que vuelva los niveles de hidratación de su cuerpo y la acetona no se convierta en un círculo vicioso que le provoque otras complicaciones.
Pero sobre todo recuerda, una vez pasado el ataque de acetona, que los niños deben llevar al igual que los adultos una dieta equilibrada rica en todo tipo de nutrientes y no abusar de fritos y chucherías que a la larga pueden llegar a provocar serios problemas de salud.