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Cómo enseñar buenos modales a tus hijos para que no te avergüencen
Cómo enseñar buenos modales a tus hijos para que no te avergüencen

BUENOS MODALES

Cómo enseñar buenos modales a tus hijos para que no te avergüencen

Los buenos modales son esenciales enseñarlos a los hijos en todas circunstancias, ¡sobre todo para evitar pasar vergüenza!

Todos los padres han experimentando en algún momento de vergüenza cuando el comportamiento de su hijo les ha hecho ser el centro de atención de todas las miradas. Quizá alguna vez has escuchado un comentario de tu hijo a alguien familiar comentando el evidente problema de sobrepeso que tiene o decirle a alguien que fuma que morirá de cáncer. O quizá cuando le hacen un regalo simplemente dice que no le gusta... Si todo esto te suena, es momento de que enseñes a tus hijos buenos modales para que no te avergüencen.

Primero debes tener en cuenta que estos momentos vergonzosos no tienen que ver con tus habilidades como padres: todos los niños hacen cosas impredecibles y tienen momentos en los que son groseros, tienen mal humor o no conocen las expectativas sociales.

Todos los padres han experimentando en algún momento de vergüenzaTodos los padres han experimentando en algún momento de vergüenza

Técnicas para enseñar buenos modales y evitar momentos embarazosos

Cuando estás en público

Cuando estés delante de otras personas olvídate de lo que piensan, trata de no tomar las decisiones disciplinarias en el calor del momento porque tu estado emocional puede jugarte una mala pasada. Es mejor que puedas hablar con tu hijo con calma sobre lo que ha ocurrido. A menudo que sientas que hay problemas de seguridad o que el comportamiento está empeorando, es mejor esperar a la calma.

Si tu hijo muestra con regularidad una mala conducta o irrespetuosa, intenta enseñarle para ayudarle empatía y considerar en cómo su conducta puede afectar a los demás. Mientras que le enseñas cada día, puedes hacerle preguntas del tipo: "¿Qué crees que siento cuando me hablas de esa manera?". Esto le ayudará a que escuche su tono y para saber por qué sus palabras fueron groseras así como el tono que ha utilizado. De esta manera aprenderá a controlar mejor el tono y las palabras cuando hable con los demás.

Con el resto de familia

Trata de interpretar el comportamiento de tu hijo para saber qué es exactamente lo que necesita, quizá solo tenga hambre o esté cansado. Si tu hijo demuestra con regularidad un comportamiento grosero e irrespetuosos tendrá que enseñarle la empatía hacia los familiares. Es necesario que tengas en cuenta la causa subyacente que provoca su comportamiento para que de esta manera sea más fácil manejarlo.

No tengas miedo de salir del lugar donde te encuentras con tu hijo si notas que el mal comportamiento aumenta o comienza a ser peligroso. No le amenaces pero sigue las consecuencias que creas necesarias sin tener que pensar en los comentarios de los demás, simplemente haz lo que harías aunque estuvieses solos en casa. Considera qué comportamiento permitirás para poder tener una experiencia familiar cómoda y divertida y cuál será el comportamiento que no podrás dejar de lado.

Habla con tu familia la anticipación sobre cualquier cosa que tenga que ver con la educación de tu hijo para que no interfieran, o por lo menos que ayuden lo necesario.

Cuando estés delante de otras personas olvídate de lo que piensanCuando estés delante de otras personas olvídate de lo que piensan

Con la escuela u otras figuras de autoridad

Recuerda a tu hijo que los modales son necesarios siempre, puedes decirle codas como: "Cuando alguien nos da un regalo, le damos las gracias". Ten siempre una frase preparada para los momentos que puedan causar vergüenza y recordarle a tu hijo la importancia de los buenos modales, como por ejemplo: "En nuestra familia, no nos hablamos de esa manera".

Pueden haber momentos vergonzosos que ocurren frente a maestros y ellos pueden colaborar contigo para educar a tu hijo y que aprenda a ser la mejor versión de sí mismo. No rías lo que no tiene gracia, no justifiques su comportamiento, ni tampoco le excuses. Simplemente pide a tu hijo que se disculpe o recuérdale los modales para después abordar el comportamiento. La justificación de la conducta de tu hijo le envía un mensaje equivocado y potencia el mal comportamiento en el futuro.

Tendrás que manejar tu propia vergüenza y concentrarte en la necesidad de educar y guiar a tus hijos. Hacer frente a los momento embarazosos es uno de los aspectos más difíciles de la crianza de los hijos. Por eso, en algún momento, deberás dejarlo todo para hacer frente a una crisis.

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