El comienzo del embarazo suele ser una montaña rusa de cambios físicos y emocionales, todos ellos relacionados con la revolución hormonal que sufren las mujeres. Aunque alguno de los síntomas pueden ser muy evidentes, existen otros que pueden estar relacionados o no con el embarazo.
En muchas ocasiones las molestias típicas de las primeras semanas, pueden confundirse con los síntomas habituales previos a la menstruación. De hecho, muchas mujeres no asocian estas molestias con un posible embarazo hasta que no sufren el primer retraso.
¿Duele el vientre durante los primeros meses del embarazo?
Al comienzo del embarazo es muy común sentir unas molestias en el bajo vientre. Estas molestias son muy similares a las que produce el síndrome pre-menstrual, por lo que algunas mujeres las pueden sentir con mucha intensidad, y otras a penas notarán una ligera molestia.
Esta molestia es debida a que durante los primeros días del embarazo, el embrión se está arraigando al útero. Durante este periodo es normal que se produzcan ligeras molestias en el vientre, que también pueden deberse a molestias en los ovarios y a todos los cambios que se producen de forma muy brusca.
Además de todos los cambios hormonales, el cuerpo de la mujer se adapta desde el comienzo del embarazo para dar cabida al bebé. Por lo que desde los primeros días, los huesos y los ligamentos de la pelvis se estiran y se acomodan para que el feto tenga espacio donde arraigarse y poder crecer a lo largo de las 40 semanas que dura la gestación.
En principio, estas molestias son habituales y entran dentro de lo normal¿Debo preocuparme si siento molestias en el bajo vientre?
En principio, estas molestias son habituales y entran dentro de lo normal, no obstante, es importante que observes si se producen otros cambios o si sufres sangrado cuando aparecen las molestias en el vientre. Las primeras semanas del embarazo son clave para que este sea un embarazo de éxito, no dudes en consultar con el médico que siga tu embarazo para asegurarte de que todo marcha correctamente.
Existen ciertos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrir dolores en el vientre al comienzo del embarazo. En estos casos además, existe mayor probabilidad de sufrir complicaciones asociadas al embarazo, estas son:
- Ser mayor de 35 años
- El consumo de sustancias dañinas para la salud tales como, tabaco, alcohol, drogas o exceso consumo de cafeína
- Problemas previos en el útero, como haber sufrido abortos, cirugía, infecciones o radioterapia
Cuándo acudir al médico
En la mayoría de los casos el dolor en la pelvis no reviste de mayor importancia, siempre que este dolor sea leve, que tenga una duración de pocos segundos y que no esté acompañada de otros síntomas más graves.
Si estás embarazada y notas los siguientes síntomas, acude a tu médico para que pueda hacer una valoración lo antes posible.
- Dolor en el bajo vientre o en la pelvis muy intenso, que aparece de forma inmediata
- Si el dolor se intensifica cuando intentas realizar algún movimiento
- Si sufres una repentina bajada de tensión, sientes mareos, desmayo o si notas palpitaciones
- En el caso de que aparezca fiebre repentina sin causa aparente, debes tener especial cuidado si además está acompañada de flujo vaginal con pus
- Cuando el dolor pélvico esté acompañado de sangrado vaginal, debes acudir inmediatamente a tu médico
Algo muy importante que debes hacer antes de acudir al médico es calmarte, en muchas ocasiones los síntomas empeoran a causa de los nervios lógicos que acompañan esa situación. Alterarte demasiado puede no solo empeorar estas molestias que seguramente tengan poca importancia, sino que puedes causarte otras molestias o problemas más graves.
Por lo tanto, cuando aparezcan esas molestias intenta calmarte y respirar muy hondo controlando la tensión. Si pasados unos segundos sigues sintiendo esas molestias y no puedes caminar, puedes llamar a tu médico de forma que sea el especialista quién determine si debes acudir a la consulta.
Dolor en el vientre hacia la mitad del embarazo
Las molestias en la pelvis o en el bajo vientre no se limitan a los primeros meses del embarazo. De hecho, es normal que hacia la mitad del segundo trimestre hasta el momento del parto, vayas sintiendo ligeras molestias en la pelvis. Es algo completamente normal, el bebé cada vez es más grande y tu cuerpo se va adaptando para que se encuentre cómodo y tenga espacio suficiente.
Estas molestias suelen aparecer en el bajo vientre y se extienden hacia los costadosEstas molestias suelen aparecer en el bajo vientre y se extienden hacia los costados, la zona donde se encuentran los ligamentos redondos. A medida que avanza el embarazo y el útero va creciendo, los ligamentos se van estirando y compactando. De esta forma el útero encuentra un mejor apoyo acorde al tamaño y al peso que va alcanzando.
Aunque estos dolores son molestos y producen incomodidad, en principio no son graves y entran dentro de los síntomas habituales. No obstante, si el dolor es muy fuerte o se repite cada poco tiempo, acude al médico lo antes posible. Es simplemente por prevenir y revisar que no ocurra nada más.
¿Cómo aliviar estas molestias?
Estos consejos te ayudarán a rebajar el dolor producido en los ligamentos redondos y a calmar la molestia en el vientre.
- Descansa en una posición cómoda, cuando aparezca la molestia procura relajarte y descansar unos minutos
- Cambia de posición, procura recostarte con las rodillas flexionadas. Puedes colocar una almohada entre las piernas para rebajar la presión
- Aplica calor, pero es muy importante que sea con un calor ligero, tibio. Evita aplicar un calor demasiado intenso
- Un baño relajante, un baño con agua tibia puede ayudarte a relajar los músculos y reducir así las molestias
Y por último pero no por ello menos importante, reduce el nivel de actividad física y baja el ritmo. Tu cuerpo te está enviando señales y haciéndote saber que necesita un descanso. El embarazo está lleno de cambios y de nuevas circunstancias a las que te debes acomodar.
Una vez que pasen las molestias procura volver a tus actividades de forma paulatina, alcanzando un punto intermedio que puedas sobrellevar sin causarte más molestias de las normales en este punto.