El ambiente inestable en el entorno infantil puede tener efectos negativos en el desarrollo de los pequeños porque no sienten que estén protegidos por sus seres queridos. Al igual que les ocurre a los adultos, los niños para sentirse bien deben tener seguridad física y emocional en su entorno. Para ellos aún es más importante puesto que están en pleno desarrollo integral.
Los niños generalmente prosperan en un ambiente seguro donde se sienten protegidos y amados. La crianza inconsistente puede ocurrir en una variedad de situaciones, incluida la enfermedad o simplemente la falta de comprensión sobre la importancia de crear un ambiente familiar estable para los niños. Si ocurre una crianza inconsistente, espere algunos efectos comunes en los niños.
A continuación vamos a comentarte algunas de las consecuencias emocionales que pueden acarrear los niños cuando crecen en un entorno de inestabilidad. En este sentido, los padres deben asegurarse de que los niños puedan crecer en un ambiente estable, lleno de amor, respeto y confianza.
Confusión e inseguridad
Cuando un niño no puede predecir cómo responderá un padre en una situación o el niño no sabe que un padre estará allí para apoyarlo y guiarlo, a menudo se produce confusión e inseguridad. El niño que no tiene esta seguridad se da cuenta de que no puede confiar y cuenta con sus padres para satisfacer sus necesidades. Si una rutina diaria carece de consistencia, un niño a menudo se siente confundido e inseguro porque el horario de actividades como las comidas, el juego y la hora de acostarse será diferente y desconocido cada día.
Miedo y ansiedad
Los padres que no pueden criar a sus hijos con expectativas, reglas y consecuencias consistentes pueden crear miedo y ansiedad en los niños. La falta de coherencia sobre las reglas y las consecuencias dificulta que los niños sepan qué es aceptable y qué es inaceptable. Este misterio a menudo conduce al miedo y la ansiedad porque un niño no sabe si esperar elogios o castigos por las acciones. Un niño también puede esperar una consecuencia específica de una acción, pero si no ocurre, el niño se siente ansioso debido a la confusión.
Rebelión
Si la paternidad inconsistente continúa en el tiempo, un niño puede desarrollar sentimientos ambivalentes hacia el padre o la madre. La desconfianza por las promesas incumplidas y la falta de seguimiento a menudo engendra un comportamiento rebelde en el niño. El niño rechaza al padre y con enfado persigue comportamientos negativos de toma de riesgos diseñados para comunicar el dolor, el miedo y la ira derivados de la paternidad inconsistente.
Parentalización
Con inconsistencia en el ambiente del hogar, a menudo ocurre la parentalización. La parentalización implica una inversión de roles de un padre y un niño, con el niño asumiendo el papel de los padres en el cuidado o cuidado del padre, madre o de los hermanos. Un niño puede sacrificar sus propias necesidades en un intento de atender las necesidades emocionales de los padres o de desempeñar el papel de los padres en la familia. Un padre distraído o emocionalmente alejado puede llevar a un niño a intentar compensarlo con la parentalización.
Todas estas consecuencias emocionales negativas ocurren cuando un niño tiene en su hogar un entorno inestable que le hace sentir inseguro ante las diferentes circunstancias. Al no sentirse protegido puede pasarlo mal emocionalmente, pero en un intento inconsciente de protegerse desarrollará estas consecuencias como barreras emocionales y evitar de este modo, que la inestabilidad del entorno acabe haciéndole más daño emocional del que ya ha padecido. A medida que crecen, pueden convertirse en personas frías emocionalmente o incluso, pueden desarrollar algún trastorno emocional que requiera tratamiento psicológico para poder llevar a cabo una buena calidad de vida.