A menudo solemos pensar que conocemos perfectamente a nuestros hijos, aunque haya veces que estos nos sigan sorprendiendo gratamente, lo cierto es que podríamos saber aún más de nuestros pequeños según la forma que tengan de jugar o cuáles son los juegos que más les divierten. Diversos profesionales del ámbito de la educación y la psicología señalan que ya en los primeros años podemos observar pinceladas de la personalidad de nuestro hijo, observando cuáles son sus juegos preferidos y, por supuesto, pasando horas de diversión junto a ellos.
Si quieres saber cómo es tu hijo, lo mejor es que pases una tarde a su lado y viendo cómo juega, porque, al fin y al cabo, en el juego el niño mostrará sus inquietudes, sus alegrías y será como él es en realidad, y no sólo se divertirá, sino que también desarrollará múltiples parcelas sociales y evolutivas. Si quieres saber más sobre el reflejo de la personalidad en el juego, sigue leyendo el artículo.
Juegos y personalidad
El juego es algo innato al ser humano, por eso se dice que se puede llegar a conocer más la personalidad si tenemos en cuenta cómo juega, y no tanto por el juego o juguete en sí. El juego nos dará pistas sobre las habilidades sociales de nuestro pequeño ¿Cómo juega?, ¿prefiere jugar sólo o acompañado?, ¿qué emociones expresa?, ¿qué historia cuenta? Todo ello nos indica cómo puede ser y, lo más importante, nos dará pistas para que sepamos cómo jugar con ellos.
En cuanto al juego de forma individual, tenemos que tener presentes varias cuestiones, como, por ejemplo, ¿qué tipo de juguetes o juego suele escoger? si nuestro hijo prefiere jugar a juegos de rol, es decir, jugar a las casitas, a los médicos, los llamados juegos simbólicos en la que el niño asume un personaje y ejecuta la acción, nos puede servir para saber cuál es la visión del pequeño del mundo o incluso cómo actúa ante determinadas situaciones, así como averiguar la capacidad de imaginación del pequeño.
Por otro lado, en cuanto a los juegos de construcción o configuración, aquellos en los que el pequeño crea algo con algún material, nos puede indicar la capacidad de resolver problemas, de crear algo que sólo existía en su imaginación o incluso el grado madurativo de nuestro pequeño. Jugar con plastilina, elementos de plástico de construcción o un material similar, estimulará cognitivamente al menor y le ayudará a desarrollar su imaginación.
También puede servir de diagnóstico de personalidad los juegos en los que el menor tenga que compartir, como, juegos de mesas en los que también reflejará la capacidad de gestionar su frustración cuando algo sale mal, si es propenso a compartir con los demás y, sobre todo, la empatía con los demás. Los juegos que requieran de competitividad no son recomendable antes de los seis años, pues no sabrá gestionar bien las emociones, por eso es bueno siempre adquirir juguetes apropiados a cada edad. Los juegos de intelecto, como puzzles, rompecabezas, juegos de ciencias, son idóneos para desarrollar el potencial del menor.
El juego es indispensable para el desarrollo emocional, intelectual y social del pequeño, es menester que dediquemos varias horas a la semana a jugar con nuestro hijo, siempre estableciendo unos límites.
La forma en la que juega también puede reflejar la personalidad de tu hijo, por ejemplo, si es más introvertido, le gustará jugar a juegos en los que no tenga que interactuar con nadie, pero en casa preferirá jugar con papá o mamá. Será un niño que tienda a buscar espacios en los que se sienta seguro y confiado, como es el caso del hogar. Una buena forma de desarrollar la autoestima en el menor y que aprenda a socializar en el colegio, puede ser incentivarlo a que juegues con primos o con hijos de familiares o amigos cercanos.
Por el contrario, los niños más extrovertidos o inquietos preferirán jugar en la calle e interactuar con niños de su edad. Son niños impulsivos, que prefieren los juegos de rol en los que tienen que ejecutar una acción o ponerse en la piel de un personaje. Los juegos favoritos serán los que incluyan acción, explorar y todo lo que requiera movimiento. Este tipo de juegos es perfecto para desarrollar sus habilidades psicomotrices, pero también tienden a ser más competitivos.
El juego, al fin y al cabo, fomenta que el niño aprenda a respetar unas reglas, que sea más tolerante y comparta con los demás sus juguetes y sus vivencias, esto va directamente ligado al crecimiento de autoestima y a que vaya forjando su personalidad. Los expertos señalan que hay que pasar tiempo de calidad de juego con los hijos, es importante que los padres refuercen las conductas positivas durante el juego, pero que también les hagan ver las conductas negativas, una muy común suele ser cuando el menor no quiere compartir sus juguetes.