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Nuestro médico nos dará un protocolo de acción ante los ataques de asmaEl asma es una enfermedad muy común entre los jóvenes hoy en día, aunque ya no nos alertamos demasiado porque pensamos que, como es tan común, no es una enfermedad peligrosa.
"El asma", se piensa, "ya está muy controlado". Sin embargo pocas personas han vivido realmente lo que es tener un ataque de asma, o lo que es peor, tener que atender a una persona con un ataque. No es una enfermedad peligrosa y está controlada en gran medida, es cierto, pero sí tiene factores de riesgo que pueden afectar al día a día del enfermo y que hacen que siempre se deba estar alerta.
Los jóvenes y las personas mayores son fáciles de calmar y ellos mismos son capaces de controlar su respiración y de seguir los pasos necesarios para recuperar el aliento o esperar a la ayuda necesaria. Sin embargo ¿qué pasa con los niños?
Los niños, por lo generar, se ponen muy nerviosos cuando sufren un ataque de asma, y es que las afecciones que afectan a la respiración son siempre un factor de estrés. No sabes hasta que punto un ataque puede ser un simple aviso o puede desencadenar un problema real.
¿Y qué es el asma?
Cuando respiramos, el aire nos entra y nos sale de los pulmones a través de las vías respiratorias. Pero la gente con asma tiene un problema en esas vías respiratorias, también denominadas bronquios. Sus bronquios suelen estar inflamados e irritados por dentro, lo que significa que no son tan eficaces a la hora de inspirar y de expulsar aire. No hay suficiente espacio en su interior para que el aire pueda fluir con normalidad.
Aunque nos cueste, debemos mantener la calma para no empeorar la situaciónLa inflamación de los bronquios se incrementa durante las crisis asmáticas, lo que dificulta la respiración. Durante una crisis asmática, también denominada ataque o episodio asmático, los pulmones también es posible que produzcan una gran cantidad de mucosidad pegajosa que obstruye parcialmente las vías respiratorias. Y los músculos que hay alrededor de estas vías se contraen, estrechándolas todavía más.
Así que ¿cómo podemos evitar estas crisis?
Apartándonos de todos los factores de riesgo, y entendemos por factores de riesgo aquellos desencadenantes como son elementos que provocan síntomas asmáticos en la respiración. Muchos niños que tienen asma también padecen alergias, de modo que los desencadenantes más frecuentes incluyen elementos que provocan síntomas alérgicos. Algunos de los más comunes son el pelo de las mascotas, el polen, los ácaros o el moho.
Como son factores tan comunes, es difícil alejarse de ellos en todo momento, así que lo más seguro es llevar siempre a mano los medicamentos prescritos por el médico para evitar que, si se produce el ataque de asma, los síntomas vayan a más y poder controlarlos a tiempo.
Y desde el punto de vista de los padres, ¿cómo se debe actuar?
Si nuestros hijos sufren un ataque asmático, lo primero y más importante es no ponerse nervioso. Si te pones nervioso contribuirás a que las vías respiratorias del niño se bloqueen más al ponerlo más tenso. Actúa con calma, despacio y sin alarmarte para que el niño capte de ti tranquilidad y no más agitación.
Alcanza el medicamento recetado por el médico y haz que tu hijo lo tome, normalmente son medicamentos que dilatan los bronquios y despejan las vías respiratorias, por lo que verás como mejorará en cuestión de segundos.
En caso de que no se produzca mejoría y su respiración siga siendo dificultosa, llama a urgencias y avisa a la ambulancia, puede que el niño sufra un ataque más fuerte de lo normal y lo mejor es avisar a los profesionales para que lo atiendan y hagan lo que fuera necesario. En todo momento debemos tener en mente que es importante calmar al niño y actuar con cautela. Si tienes un coche disponible no lo dudes y llévalo al centro de salud más cercano.
Cuando tu hijo tenga un ataque de asma llévalo al centro de salud o llama a urgenciasAlgo que puede ayudar a que el niño regule su respiración es, aunque suene extraño, cantar una canción. Canta una canción con él, el ritmo de la letra y las pausas para coger aire pueden hacer que se regule su respiración y se tranquilice. Hazlo hasta que recibas ayuda médica. Si ves que no funciona o que el niño está demasiado afectado, siéntalo en una silla y atiéndelo de la forma en que él necesite.
Los ataques de asma pueden convertirse en un riesgo real para la vida del niño, pero entrar en pánico no va a servir de nada. Lo mejor es, una vez diagnosticado, tratar con el pediatra un plan de acción incluso para situaciones de emergencia y llevarlo a cabo al pie de la letra en caso de que sea necesario. Tenemos también que enseñar al niño a prever cuándo se va a producir un ataque por los síntomas previos y éste que sea capaz de avisar con antelación para poder actuar con más margen de acción.