En el año 1900, Sigmund Freud publicó "La interpretación de los sueños" una obra que resultaría ser revolucionaria. En ella, Freud propuso la teoría de que los sueños son una representación inconsciente de nuestros miedos, ansiedades y de nuestros deseos. Desde entonces, aquellas personas interesadas en comprender el comportamiento humano han profundizado en su teoría con la esperanza de encontrar un vínculo entre el simbolismo de los sueños y la salud mental.
Una pesadilla es un sueño que produce sentimientos de miedo, terror, angustia o ansiedad durante la fase REM del sueño o fase de movimientos oculares rápidos. Las pesadillas ocurren frecuentemente en la última parte de la noche y a menudo despierta a la persona que duerme, que con probabilidad recordará el contenido del sueño, o por los menos los sentimientos que le provocaba.
La mayoría de las pesadillas son una reacción normal al estrés, y algunos médicos piensan que ayudan a las personas a superar los sucesos traumáticos de la vida. En cambio, si se tienen pesadillas con asiduidad es cuando se convierte en un trastorno porque puede llegar a afectar las áreas sociales, ocupacionales y otras áreas importantes de funcionamiento de la persona. Cuando la vida diaria se ve afectada es cuando se puede decir que se padece trastorno de pesadilla, trastorno de ansiedad de sueño o "pesadillas repetidas", que es un término que se refiere a cuando se tiene una serie de pesadillas con un tema recurrente.
Una pesadilla es un sueño que produce sentimientos de miedoA pesar de que las pesadillas no hacen muchas distinciones entre sexos, parece que son más comunes en las niñas que en los niños. Comienzan a sufrirlas antes de los 10 años y se consideran normales a menos que interfieran con el sueño, con su desarrollo o con su desarrollo psicosocial. Pueden continuar hasta la edad adulta y relacionarse con factores como sufrir un gran estrés, ansiedad o algún tipo de trauma, por ejemplo, tras un accidente de tráfico. Las pesadillas pueden existir también junto a otros trastornos mentales.
Problemas de sueño en los niños
Dormir es una actividad esencial para el crecimiento y desarrollo de los niños. La estructura y los patrones de sueño cambian mucho a lo largo de la infancia. Las pesadillas leves y ocasionales son normales y parte del desarrollo infantil, y no necesitan ningún tipo de tratamiento siempre y cuando no se conviertan en un trastorno que tenga un impacto negativo en la calidad de vida del niño o niña.
La falta de sueño en los niños puede ocasionar dificultades de aprendizaje y desafíos en su desarrollo. Los problemas de comportamiento, de memoria y de atención pueden afectar el rendimiento escolar del niño o niña, incluso problemas físicos como la obesidad se han relacionado con la falta de sueño. Las dificultades para dormir en la infancia también pueden predecir una serie de problemas futuros como la depresión y la ansiedad, el uso de drogas, la obesidad en edad adulta y los trastornos generalizados del sueño.
Los pediatras realizan una serie de preguntas a los pacientes para determinar si los problemas se encuadran dentro de una o más de las cinco categorías relacionadas con el sueño:
- Dificultades para conciliar el sueño
- Somnolencia diurna excesiva
- Despertares durante la noche
- Regularidad y duración del sueño
- Roncar
Probablemente el trastorno del sueño más común en los niños sea el insomnio conductual que es debido a una falta o inconsistencia en el establecimiento de límites, es decir, se niegan a ir a la cama. En los bebés suele ocurrir cuando se despiertan y son incapaces de volverse a dormir sin la ayuda de los padres.
Las parasomnias
Las parasomnias son trastornos del sueño que suelen verse en los niños. Son episodios de comportamiento discretos que ocurren en cualquier momento durante el proceso del sueño, causando una interrupción pero generalmente no afectan la calidad general del sueño como lo hace el insomnio, por ejemplo. No obstante, las parasomnias pueden conducir a una gran angustia de los padres.
En las parasomnias se incluyen las pesadillas, los terrores nocturnos, el sonambulismo, el acto de hablar durante el sueño, los despertares confusos, el orinar en la cama, el rechinar de dientes, los movimientos excesivos o inusuales y la parálisis del sueño. Se conoce que la gran mayoría de los niños y niñas sufren de al menos uno de estos trastornos antes de los 6 años, pero disminuyen notablemente cuando alcanzan la edad escolar. Sin embargo, muchas parasomnias pueden llegar a la edad adulta o aparecer solo durante la edad adulta.
La falta de sueño en los niños puede ocasionar dificultades de aprendizaje¿Por qué hay que prestar atención a las pesadillas de los niños?
Las pesadillas en los niños son normales y suelen estar provocadas por algún hecho anterior, como por ejemplo, por haber visto una película que les haya perturbado o por sufrir algún tipo de ansiedad. No obstante, hay que prestar atención porque los niños que tienen pesadillas a menudo tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas psicóticos en el futuro.
Se ha estudiado el vínculo entre parasominas como el sonambulismo, las pesadillas y los terrores nocturnos, o cuando el niño se despierta gritando pero no recuerda la razón, durante la infancia y después tuvo experiencias psicóticas en la adolescencia. Las experiencias psicóticas pueden ser cosas como que el niño escuche que alguien le llama cuando no es así, que se ponga paranoico o que piense que las personas a su alrededor quieren hacerle daño. Los niños que experimentan estos síntomas no siempre tienen o desarrollan una enfermedad o trastornos mentales, muchas veces esas experiencias no significan nada. Pero si los síntomas son graves, entonces sí pueden ser precursores de enfermedades psicóticas como la esquizofrenia.
Los estudios realizado en el Reino Unido han determinado que el riesgo de desarrollar trastornos mentales durante la adolescencia o durante la edad adulta es de alrededor de un 10% por lo que la relación entre los trastornos del sueño en edad infantil y los posteriores trastornos mentales cuando el niño o niña crece no está claramente determinada.
Sí que hay consenso en la opinión de que las pesadillas son un fenómeno perfectamente normal y los padres no deben alarmarse si sus hijos las sufren. Sólo es necesario pensar en que el niño necesita tratamiento si las pesadillas son tan persistentes que afectan a su vida diaria, al rendimiento escolar o a su relación con otras personas.