Nadie duda que las personas son seres sociales y están continuamente interaccionando unas con otras. El socializar es clave a la hora de conseguir que cualquier persona se sienta bien sobretodo en el aspecto emocional. Desde la infancia los niños empiezan a interactuar tanto con sus padres como con otros niños. La socialización en la infancia es muy importante a la hora de conseguir que el niño pueda crecer y formarse poco a poco con el paso de los años.
Etapas de la socialización en la infancia
La socialización en la infancia se divide en dos etapas bien diferenciadas que te cuento a continuación:
Una primera etapa conocida como la socialización primaria es una fase en la que el niño empieza a interactuar con aquellas personas que forman parte de su entorno más cercano como es el caso de la familia. En dicha etapa el niño actúa por imitación de lo que ve y le enseñan sus padres. En dicha etapa el principal agente de socialización es la familia.
La socialización secundaria es la segunda etapa y durante la misma el niño empieza a adquirir una serie de habilidades sociales bastante importantes gracias a instituciones como la escuela o el instituto. La familia sigue jugando un papel importante como ocurre en la primera etapa aunque el peso de dichas habilidades sociales se debe a la relación con otros niños ya sea en el colegio o en la calle.
La socialización en la infancia se divide en dos etapas bien diferenciadasLa importancia de la familia
La familia es el eje sobre el que gira la socialización de cualquier niño. Los padres deben ser los encargados de que el niño pueda interactuar y formar su comportamiento. Dentro de la familia juega un papel esencial el temperamento del menor. Dicho temperamento es algo innato en cualquier persona y mientras que muchos niños no tienen ningún miedo a la hora de explorar y socializar hay otros niños mucho más cautos que prefieren quedarse cerca de la figura de sus padres.
Los progenitores van a ser los encargados de que el menor se relacione El temperamento es clave a la hora de que el niño sea capaz de desenvolverse sin problemas a la hora de socializar con otras personas. Los niños desinhibidos tienden a mostrarse con un mayor interés a la hora de ampliar su campo social mientras que los inhibidos tienen cierto miedo a la hora de socializar con gente que no pertenece a su entorno más cercano.
Como ya he comentado más arriba el tipo de padres que tenga el menor es clave a la hora de que pueda socializar de una manera u otra. Los progenitores van a ser los encargados de que el menor se relacione de una manera u otra. Lo mejor a la hora de socializar es contar con unos padres que sean democráticos y con la capacidad suficiente para poder escuchar a su hijo cuando sea necesario y el menor lo necesite. Los padres deben asesorar en todo lo que sea posible para que el niño pueda manejar las diferentes situaciones sociales que se le presente en el día a día. No es lo mismo contar con unos padres que se van a esforzar lo máximo a la hora de conseguir que su hijo sea capaz de explorar nuevos campos a nivel social, que otros padres que apenas le dan importancia al hecho de que su hijo deba socializar y formarse poco a poco como persona.
Como conclusión debe quedar claro que la socialización es una etapa fundamental en la vida de cualquier niño ya que la misma ayuda a que la persona del menor se desarrolle sin problemas y en un futuro aprenda una serie de valores que le van a ayudar a cumplir los objetivos marcados en su vida.