El síndrome del bebé sacudido es el diagnóstico que se le otorga a los bebés o niños pequeños cuando presentan daños cerebrales debido a sacudidas por parte de los padres u otros cuidadores. Es un tipo de maltrato infantil que tiene unas consecuencias nefastas para el pequeño.
El cerebro de los bebés aun no está desarrollado del todo y por lo tanto el cerebro no ocupa todo el cráneo. Por eso, cuando un bebé es sacudido su cerebro rebotará violentamente contra el hueso y se producirán lesiones de diferente tipo en el cráneo (fisuras, heridas) o dentro (hemorragias, hematomas y edemas). Los efectos del sacudimiento son tan nefastos para el bebé porque los huesos que rodean el cuello no están lo suficientemente fuertes como para sostener adecuadamente la cabeza. Los médicos darán el diagnóstico si observan hematomas subdurales, fisuras o roturas en el hueso o hemorragias retinales, y estas además no pueden ser explicadas por otros medios. Son derivadas de maltrato.
Suele aparecer en bebés lactantes y menores de 2 años aunque se han visto casos de hasta 5 años de edad. En hombres y mujeres por igual.
¿Por qué aparece el síndrome del bebé sacudido ?
El origen del problema es la agresión al niño. No hace falta que haya estado mucho tiempo agitado, con unos pocos segundos ya basta para que haya riesgo de lesión en el cerebro. Igualmente los golpe con objetos suaves también lo pueden producir (almohadas o peluches).
Una vez que sabemos esto, la pregunta es ¿por qué querría alguien sacudir a los bebés? Desgraciadamente la mayoría de las personas que lo hacen son los padres, seguidos de los cuidadores. En concreto es el padre y el novio de la madre los que más porcentaje tienen de realizar la agresión. Pero, ¿cuáles son sus motivos? Cuando una persona está al cargo de un bebé y no sabe como tratar sus demandas se puede sentir irritado y frustrado porque el niño no parará de llorar y no sabe como calmar ese llanto. Como no todas las personas tienen el mismo grado de tolerancia y paciencia (y no todos los bebés son igual de consolables). El estrés, nerviosismo e irritabilidad pueden hacer que la persona lo sacuda como intento desesperado de que se calle.
De todos modos, esta explicación no va a ser nunca un pretexto ni justificación para explicar una agresión en un niño. Cuando se zarandea al bebé que está llorando aumentan las posibilidades de que dejen de llorar al cabo de un rato como consecuencia de las posibles lesiones cerebrales. Por eso, muchos tienden a utilizarlo nuevamente en el futuro como una estrategia para que callen. Las consecuencias y el daño cerebral lógicamente se hará mayor. En definitiva, Las personas al cargo de un bebé tienen que tener dos dedos de frente e informarse de cómo calmar las demandas de los pequeños antes de encargarse de ellos.
Este síndrome también puede aparecer como consecuencia de jugar con él y cogerle con posturas inadecuadas, sin embargo, esta posibilidad es menos común.
¿Cuáles son los síntomas?
Hay una serie de signos que nos indican que el bebé ha podido ser sacudido. Estos dependerán del tiempo que haya estado sufriendo estos abusos. Por eso, tenemos que estar atentos ante cualquier sospecha para llevarlo al médico en cuanto antes. Los más característicos son:
- Le cuesta mantenerse despierto, sueño constante y enlentecimiento.
- Convulsiones o crisis epilépticas.
- Falta de apetito, por lo que le cuesta mucho comer.
- Paro respiratorio.
- Su piel se vuelve azulada o demasiado pálida.
- Últimamente lo notas más irritable, más sensible a los estímulos.
- Vómitos.
Y más adelante, en cuanto el pequeño haya crecido un poco (recordad que este síndrome se diagnostica hasta los 5 años aproximadamente) también podrán observarse un retraso en el crecimiento psicológico y físico (el déficit intelectual y el retraso en el desarrollo son dos síntomas que vienen de la mano de este síndrome).
Las consecuencias a largo plazo del síndrome del bebé sacudido
Tras una agresión ya se pueden observar las consecuencias negativas dichas anteriormente, pero si la situación de abuso continúa se agrava el problema.
En casos graves los retrasos en la adquisición del lenguaje son más que evidentes e incluso puede aparecer parálisis cerebral. Otras veces los primeros signos no se manifiestan hasta que el pequeño es escolarizado y para entonces es casi imposible relacionarlo con el zarandeo.
El síndrome del bebé sacudido en realidad es difícil de detectar por el sistema de salud básicamente porque los padres nunca informan y como muchos de los síntomas se relacionan con otras enfermedades los médicos suelen asociarlos a esas y no al maltrato, por ejemplo, la irritabilidad o vómitos aparecen en los cólicos y al ser enfermedades tan comunes en la infancia es difícil que los médicos piensen en maltrato como primera opción.
Como prevenir una agresión
La mejor manera de vencer la batalla al síndrome del bebé sacudido es la prevención. Para ello hay que informar adecuadamente a los padres y cuidadores de los niños con el fin de que sepan actuar ante bebés que son inconsolables. Deben aprender a manejar la ansiedad y frustración derivada del no saber qué hacer ante el llanto.
1. Asegúrate de que las necesidades básicas del bebé están cubiertas : alimentación, temperatura, el pañal está limpio...
2. Prueba a poner ruido blanco de fondo, es un tipo de sonido parecido a un zumbido y que tranquilizarán al bebé porque le recordarán a los sonidos que escuchaban cuando estaba en el vientre materno (aspiradora, secadora, sonido de la lluvia o simplemente un audio con sonido blanco).
3. Realiza balanceos rítmicos y suaves. Los movimientos que son predecibles para el pequeño lo tranquilizarán. Puedes también usar una mecedora o un columpio para bebés. Otra opción es ir a dar un paseo en la sillita.
4. Dale algo que pueda succionar, como un biberón o chupete y arrúllalo con una mantita para transmitirle sensación de seguridad.
5. Háblale o cántale. Algunas veces los bebés lloran no porque les falte algo o estén incómodos, si no porque se aburren y necesitan estimulación.
6. En el caso de que estés sobresaturado llama a algún familiar para que pueda ocuparse del pequeño durante un tiempo hasta que puedas tranquilizarte y cargar de nuevo las pilas. Si no es posible, como última opción, deja al bebé suavemente en su cuna, sal de la habitación y cierra la puerta 10 minutos hasta que te hayas calmado de nuevo y después vuelve a entrar.
Si ninguna de estas opciones funciona plantéate llevarlo al médico por si hay alguna condición médica que desconozcamos.