El embarazo es una de las etapas más importantes y apasionantes en aquellas mujeres que han decidido ser madres, pero son muchas las cosas que desconocemos y no nos preocupamos por ellas hasta que no llega el momento de tener a nuestro bebé. El trabajo de parto tiene muchas fases y es necesario saber cómo va a reaccionar nuestro cuerpo y sobre todo nuestro útero en cada una de esas fases para estar preparadas cuando llegue y no ponernos nerviosas ante cualquier imprevisto o sensación extraña -aunque normal- que notemos en nuestro organismo.
Cuando el momento del parto se acerca, un papel muy importante es el que toma el Reflejo de Ferguson. Aunque desconocemos su nombre, es realmente el encargado de que la parte superior de nuestro útero se contraiga para dar paso y facilidad al bebé para colocarse para su salida y provocar las conocidas y dolorosas contracciones que dan señal de que nuestro embarazo está llegando a término. A la vez, el Reflejo de Ferguson hace que la parte inferior y el cuello del útero se dilaten, algo que como sabemos los médicos tienen en cuenta para que llegados al momento correcto, tomen parte en el proceso de dar a luz a nuestro bebé.
Pero, ¿qué importancia tiene el Reflejo de Ferguson en el parto?
Cuando llega el momento del parto, el bebé empieza a ejercer una presión en la cabeza del útero, avisando de que ha llegado la hora de salir. De esta forma es como se produce el dolor de las conocidas contracciones, que nos hacen empujar. Estas contracciones crean el Reflejo de Ferguson, encargado de mandar señales al cerebro para que el hipotálamo y la hipófisis produzcan oxitocina, conocida también como la hormona del embarazo, y que es la que provoca la dilatación del útero. Cuanto mayor sea la producción de la oxitocina y por tanto, más rápido haya sido el Reflejo de Ferguson para mandar esas señales, más rápida será la ditalación uterina, facilitando el parto y la llegada del bebé.
Por tanto podríamos decir que el Reflejo de Ferguson es una respuesta estimulante del propio organismo cuando comienza el trabajo de parto para que todo vaya lo mejor y más rápido posible, y que la creación de la oxitocina, hormona necesaria de producir en grandes cantidades en esos momentos para que el parto tenga lugar, sea llevada a cabo.
Hay que tener en cuenta que la postura en la que se encuentre la mujer en el momento de notar las primeras contracciones va a facilitar el trabajo del Reflejo de Ferguson, siendo mucho más rápido si se encuentra el cuerpo en posición vertical que horizontal. Del mismo modo, agentes externos como la inyección de la epidural para disminuir los dolores, pueden afectar al rápido funcionamiento del Reflejo de Ferguson, haciendo a la larga que el momento del trabajo de parto sea más lento.
Después del parto
Tras el parto, en las primeras semanas después de haber dado a luz y sobre todo si estamos llevando a cabo la lactancia materna con nuesto bebé, el papel del Reflejo de Ferguson sigue siendo patente e importante. Hasta las 8 semanas después del parto, el fondo del útero no se encuentra en su lugar habitual y para ello se siguen produciendo unas contracciones que dan lugar a la involución del útero. Estas contracciones durante el periodo de lactancia, al igual que durante el parto, mandan señales al cerebro a través del Reflejo de Ferguson para crear de nuevo esa liberación de la hormona oxitocina, que en este punto de la maternidad va a ayudar a la salida de la leche materna a través del pezón.
Por todo ello, el Reflejo de Ferguson y su trabajo en la creación de la oxitocina es importante para un correcto proceso de parto y que la llegada al mundo de nuestro bebé sea lo más rápida y sana posible.