Cuando una mujer se lanza a la aventura de ser madre, no sabe realmente lo que esto le deparará. No sabe hasta qué punto su vida cambiará después de haber elegido la maternidad como su próximo camino. Porque tener un hijo no es solo tener que dedicar tiempo a un recién nacido, llantos por las noches durante los primeros meses y muchísimas experiencias nuevas, sino que va mucho más allá. La maternidad es una gran hazaña que hace que tu vida cambie completamente; todo tu presente, absolutamente todo, será distinto a partir de ese momento. Y eso tendrá tanto consecuencias positivas como consecuencias negativas.
Los tres primeros meses de maternidad serán, sin lugar a dudas, los más complicados. Porque, de pronto, tendrás que cambiar todo lo que hasta ese punto era tu vida. Muchas madres aseveran haber sentido, incluso, un poco de arrepentimiento. ¡Y esto no es malo! No significa que no quieras a tu bebé, no significa que realmente quieras volver atrás: es que la maternidad implica tantas transformaciones en tan poco tiempo que es muy difícil sobrellevarlo con entereza.
Cuando una es madre primeriza, además, es todo más complicado. Porque esa constante sensación de no saber lo que está haciendo, de no saber si se está llevando todo bien, puede llegar a ser agotadora. Dormirás poco, tendrás muy poco tiempo para ti misma, tendrás que desvivirte por mantener el ritmo de un bebé que comerá cada tres o cuatro horas. Y todo eso es agotador. Llegarás incluso a preguntarte por qué te metiste en todo eso, qué te hizo llegar a esa decisión. De un momento a otro, pasarás de ser solo tú a ser tú y tu bebé.
Mas no todo será negativo. Porque al igual que habrá noches agotadoras, habrá otras en las que disfrutarás escuchando respirar a tu hijo, sintiéndolo cerca tuya. Gozarás con su presencia, viéndole reír, escuchándole hacer ruidos; cualquier cosa que haga te parecerá increíble.
Es normal tener miedo
La maternidad da miedo, porque implica que una persona dependerá de ti durante muchos años del resto de tu vida. Durante todos, para ser sinceros. Eso de arreglarte, dedicarte tiempo, cuidarte, ir al gimnasio, leer sin interrupciones, ver una película de un tirón... Todo eso se habrá acabado. Y puede que eso te acabé resultando mucho más pesado de lo que imaginabas en un primer momento. Es normal: los cambios siempre asustan, siempre son difíciles.
Por mucho que te hayan hablado las mujeres de tu familia sobre la maternidad, no sabrás realmente lo que es hasta que te suceda. Te sentirás perdida y, además, las hormonas te harán sentirte aún más confusa. Pero todo eso pasará y, por regla general, solo quedarán los buenos momentos.
Algo que no te habrán explicado seguramente es que los llantos de tu hijo te afectarán como ningún otro llanto ha conseguido hacerlo hasta ese momento. No solo te pondrás nerviosa, sino que también te harán sentirte agobiada, dormir incómoda, despertarte rápidamente al más mínimo quejido. Todo esto forma parte de la maternidad, a fin de cuentas. Y es que ahora, además de ser mujer, serás madre.
Tendrás que centrarte más en tu faceta de madre, pero no olvides que sigues siendo tú
En el mismo momento en el que un hijo llena a tu vida, la llenará por completo. Llenará tus días, tus noches, tus sueños y todas tus vivencias, y t e hará sentir que nada de lo que antes era tuyo ahora te pertenece de verdad. Pero no lo olvides: ese bebé necesita que tu vida siga perteneciéndote, que tú continúes siendo tú y estando bien. Necesita que te dediques tiempo a ti misma, que te cuides y te quieras, porque solo así serás capaz de querer y cuidarle como realmente se merece.
Será difícil, pero merecerá la pena. Y pese a que creas que todo está yendo mal, que tu hijo no está creciendo como a ti te gustaría, recuerda algo: no existe un manual para ser una buena madre. Todas las maneras pueden llegar a ser buenas, dependiendo mucho de tu contexto y el de tu bebé. Disfruta de la maternidad como puedas, siempre sabiendo que todos esos problemas que te están acuciando no son solo tuyos, sino de todas las madres. Lo único que pasa es que nadie suele criticar la maternidad, nadie suele hablar de todas sus connotaciones negativas, porque esto se considera un tabú.