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¿Jugar para ganar o dejar que ganen los niños?
¿Jugar para ganar o dejar que ganen los niños?

COMPETICIÓN

¿Jugar para ganar o dejar que ganen los niños?

Si eres padre o madre querrás saber qué es mejor cuando juegas con tus hijos: ¿ganarles o dejar que ganen?

Vivimos en una sociedad de competencia y parece que lo único que importa es ganar para sobresalir. En realidad, a los niños se les debe enseñar a jugar para pasarlo bien, con una mentalidad de trabajo en equipo y si no ganan, tendrán que aceptar que a veces se gana y a veces se pierde. Lo importante es aprender a tolerar la frustración y sobre todo, aprender de los errores para mejorar las estrategias en el juego para el futuro.

El respeto hacia uno mismo y hacia los demás es fundamental para conseguir esto. Los niños normalmente se ponen contentos cuando ganan y cuando pierden, o se enfadan o echan la culpa a los demás de haber perdido. Hay padres incluso que cambian las reglas de los juegos para que sus hijos nunca pierdan, pero esto es un error puesto que en la vida no siempre se gana y los niños deben aprender esto desde pequeños.

La competencia es buena pero también lo es el juego nivelado. Pero los padres cuando juegan con sus hijos se preguntan: ¿es mejor enseñar a los niños a jugar para ganar o dejar que ganen? ¿Así se volverán más competitivos si les ganan otras personas en el juego?

La competencia es buena pero también lo es el juego niveladoLa competencia es buena pero también lo es el juego nivelado

Los diferentes enfoques de pensamiento

Los expertos en crianza de los hijos parecen tener tres enfoques diferentes sobre la cuestión de si debemos dejar que un niño gane de mentira en un juego:

-Sí, dejar que gane para que construya una mejor confianza en sí mismo

-No, mantener un campo de juego nivelado porque dejar que gane el niño no permitirá que tolere la frustración y querrá ganar siempre contra los demás, algo que no siempre es posible.

-Lo ideal es buscar el equilibrio entre la victoria ocasional y las lecciones que se aprenden al ganar y al perder.

Si permites que tu hijo siempre gane tendrá mucha presión en el mundo sobre su autoestima ya que le estarás creando sentimientos de inadecuación al medio. Los que defienden la postura de permitir que los niños ganen piensan que se sentirán mejor consigo mismos y les fortalecerá la autoestima. Pero en realidad solo les dará una falsa sensación de seguridad y engendra sentimientos de derecho más tarde cuando pueden descubrir lo poco aptos que son en algunas cosas (nadie es bueno en todo). Si siempre ganan juegos cuando juegan con sus padres, no se sentirán motivados para hacer las cosas mejor y no agudizarán las habilidades de persistencia en el siguiente juego de competencia.

Si un niño pierde repetidamente en una competencia con un padre o un hermano mayor, él o ella simplemente puede darse por vencidoSi un niño pierde repetidamente en una competencia con un padre o un hermano mayor, él o ella simplemente puede darse por vencido

Los que piensan que es mejor no dejarles ganar a no ser que realmente lo consigan parece que de esta manera se les prepara para la dura realidad de la vida. Pero de esta manera tampoco estarán preparados porque se sentirán decepcionados cuando fallan o pensarán que pierden porque no es una competencia justa. Si se sienten débiles o inadecuados, fallar en la competencia los motivará a volverse más fuertes, más hábiles y más resistentes. 

Pero hay una parte que se escapa aquí. Si un niño pierde repetidamente en una competencia con un padre o un hermano mayor, él o ella simplemente puede darse por vencido o pasar a otra cosa en la que tienen una mayor probabilidad de éxito. El niño que pierde 10 de cada 10 veces en un juego puede sentirse algo motivado para mejorar, pero cuando sigue perdiendo... dejará de intentarlo.

El enfoque más acertado sin duda, es el tercero: hay que buscar el equilibrio entre la victoria y la derrota, solo de esta manera los niños tendrán la oportunidad de saborear la satisfacción y aprenderá a tolerar la frustración en respeto a los demás. Equilibrar la experiencia competitiva para que los niños aprendan a perder pero que también puedan experimentar la emoción de ganar hará que un niño disfrute de ambas experiencias. Sentir ambas experiencias le hará tener la esperanza de que a veces él también puede ganar y seguirá intentándolo, manteniéndose motivado para mejorar en el futuro. De esta manera aprenderá que a veces se gana y a veces se pierde, aprenderá a tolerar la frustración y a respetar a sus adversarios en un juego nivelado.

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