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Por qué no debes fomentar la competitiviad a tus hijos
Por qué no debes fomentar la competitiviad a tus hijos

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Por qué no debes fomentar la competitiviad a tus hijos

La competitividad es natural en las personas, pero si no se transmite saludablemente puede ser un gran error.

La competitividad es una característica de las personas que se desarrolla en la infancia. La competitividad puede ser algo muy bueno en las personas porque gracias a ella nos superamos a nosotros mismos, somos capaces de sacar una mejor versión de nuestra persona pero ¿Es recomendable fomentar la competitividad entre los niños?

La competitividad es una característica de las personas que se desarrolla en la infanciaLa competitividad es una característica de las personas que se desarrolla en la infancia

Todo en su justa medida es perfecto y, en este caso la competitividad también, pero hay que tener en cuenta que esta hay que tenerla siempre hacia uno mismo. Competir contra los demás para sentirnos superiores es un error que muchos cometemos y que al final no trae nada bueno.

Es muy interesante fomentar en los niños un espíritu de superación, de intentar mejorar cada día, pero no lo es tanto cuando se trata de una competitividad que puede llegar a convertirse en obsesión para ellos.

¿Por qué no debes fomentar la competitividad a tus hijos?

Pequeños detalles como perder una carrera, un partido de futbol o enfados por sacar menor nota que los demás, son una clara señal de que nuestro hijo tiene una personalidad muy competitiva, quizás en exceso. Esto, que de pequeño podemos tratarlo como algo sin importancia puede ser clave para que tu hijo sea una persona feliz y plena.

Incluso dentro de una misma casa, entre los propios hermanos, a veces se puede captar un clima de competitividad por cada uno de los hijos para tratar de ser mejor que el otro. Fomentar esta situación solo puede dar problemas a nuestros hijos, ya que esto puede desencadenar en:

Inseguridad

El exceso de competitividad puede hacer que los niños se vuelvan inseguros de sí mismos. Siempre miran lo que sus demás compañeros o hermanos hacen mejor que él y siempre va a querer superarlos, aunque sus capacidades sean inferiores. Esto les va a crear un sentimiento de inseguridad en sí mismos porque no se van a ver capaces de hacer cosas por ellos solos.

Frustración

La competitividad es la clave de los niños frustrados. No siempre se puede ganar, no siempre se puede ser mejor que el resto. Los niños a los que se les fomenta la competitividad, cuando no consiguen ser mejores que los demás se sienten frustrados. Hay que enseñarles que en la vida hay veces que se gana y veces que se pierde, pero no por ello son peores personas.

Baja autoestima

El exceso de competitividad también va a ser determinante en el autoestima de los niños. Quererse a sí mismo es fundamental para ser feliz. Tenemos que fomentar en los niños que todos tenemos defectos y que nadie es perfecto. Aprender a quererse tal y como uno es, con sus defectos y sus virtudes, es lo que nos hace especiales en este mundo. Muchas veces lo que pensamos que son nuestros mayores defectos se convierten en nuestras mayores virtudes. Fomentar esto en los niños puede hacer que se convierta en un adulto resolutivo y positivo y, por lo tanto, feliz.

Perfección

Como ya hemos dicho, nadie somos perfectos pero en ocasiones por intentar demostrar a los demás lo que somos capaces de conseguir, nos centramos en parecerlo. Los niños que se frustran por sacar siempre las mejores notas, ganar siempre a todo y vencer al resto, tienen obsesión por ser perfectos. Fomentar la competitividad puede llegar a crear en el niño una obsesión por la perfección que no va a beneficiarle en la vida.

Los niños que se frustran por sacar siempre las mejores notasLos niños que se frustran por sacar siempre las mejores notas

Cada hijo es diferente

Aunque eduquemos a todos nuestros hijos con los mismos valores y reglas, cada uno va a ser de una manera distinta, con sus virtudes y sus defectos. Fomentar la competitividad en nuestros hijos no les va a beneficiar en nada, lo único que vamos a conseguir con ello es que no sean felices nunca. Desde Bekia, nosotros recomendamos que eduquemos a nuestros hijos en un ambiente sano, de amor, aprendiendo a destacar sus virtudes e intentando controlar los defectos, pero siempre de una manera que no sea impositiva ni competitiva.

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