La aventura de ser madre es un reto apasionante, un camino que emprendemos con una enorme ilusión pero también con dudas e inseguridades que nos llevan a desear con impaciencia el momento en que tendremos al bebé en nuestros brazos. ¿Estará sano? ¿Cómo será su carita? ¿A quién se parecerá? Son preguntas que toda futura mamá se hace en algún momento durante el embarazo, y es una inquietud absolutamente natural y comprensible. Así ha ocurrido en todas las épocas, pero hoy contamos con la tecnología como aliada para ayudarnos a despejar muchas de esas incógnitas, gracias a la ecografía 4D. Poder ver los gestos del futuro bebé, sus muecas y movimientos podría parecer un sueño hasta hace muy poco, pero hoy es una realidad.
¿Qué es la ecografía 4D?
Es una ecografía que nos permite observar imágenes del feto en movimiento, similar a un vídeo, gracias a una técnica que a través de ultrasonidos obtiene imágenes desde múltiples planos, alcanzando una gran calidad y nitidez.
La ecografía 4D sigue un proceso similar al de una ecografía convencional
El avance que ha supuesto la ecografía 4D sin duda ha revertido en un mejor diagnóstico prenatal, pero también está teniendo una aplicación más emocional, para dar a los futuros papás la oportunidad de conocer antes del nacimiento cómo será su hijo.
Ventajas de las ecografías 4D
En los últimos años han surgido clínicas de ginecología y obstetricia que ofrecen la ecografía en 4D como un servicio orientado a favorecer una mayor implicación emocional entre los padres y el futuro bebé durante el embarazo. El hecho de poder ver el movimiento de sus manos, sus bostezos o incluso sus sonrisas es una experiencia única y emocionante que potencia una especial conexión de los padres con su hijo. Una ventaja añadida es la posibilidad de almacenar en vídeo estas imágenes, así como archivos de sonido con los latidos de su corazón, de forma que podamos tener un original y único recuerdo que en el futuro podemos mostrar a nuestro hijo.
La ecografía 4D ha revertido en un mejor diagnóstico prenatal
La ecografía 4D no solo ofrece una imagen en tiempo real del feto, sino también de sus órganos internos, permitiendo al profesional obtener infinitos planos y perspectivas para comprobar con detalle su corazón o cualquier otro órgano con la fiabilidad de una prueba médica en vivo.
Cuándo hacer una ecografía en 4D
El momento ideal para hacer una ecografía 4D es entre las 16 y las 30 semanas, ya que podemos observar una visión más clara, dado que existe un mayor equilibrio entre el tamaño del feto y el volumen del líquido amniótico.
Si la decisión de someterse a una ecografía 4D es personal, el mejor momento será en las semanas centrales del embarazo, como ya señalábamos, porque ya los principales órganos están formados y podemos obtener una visión general del futuro bebé.
Consejos
La forma de realizar la ecografía 4D es similar al proceso que se sigue con una ecografía convencional. No se necesita una especial preparación, salvo tener en cuenta que no debemos aplicarnos cremas o geles hidratantes, ni tampoco antiestrías o aceites, ya que crean una reacción sobre la piel que puede perjudicar la calidad de la imagen.
Es recomendable que estemos cómodas y relajadas para obtener los mejores resultados, porque los nervios pueden hacer que el bebé se encoja y no pueda verse bien. Lo mejor es dejar a un lado cualquier preocupación y elegir para que estén presentes a aquellas personas que nos transmiten tranquilidad, como nuestra madre o una buena amiga. Es muy positivo también estar acompañadas de la pareja, porque esto ayudará al futuro papá a fortalecer el vínculo y la implicación emocional con su hijo.
El último consejo es prepararse para disfrutar plenamente de una experiencia que resultará inolvidable.