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La amniocentesis: riesgos y beneficios
La amniocentesis: riesgos y beneficios

TODO SOBRE LA PRUEBA

La amniocentesis: riesgos y beneficios

La amniocentesis es una prueba prenatal y habitual que consiste en la extracción para su análisis de una pequeña muestra del líquido amniótico que rodea al feto.

Mujer embarazada haciéndose una ecografíaMujer embarazada haciéndose una ecografía

La amniocentesis es una prueba prenatal que consiste en la extracción para su análisis de una pequeña muestra del líquido amniótico que rodea al feto. Se trata de una prueba bastante habitual, cuyo propósito es detectar, o descartar, posibles defectos genéticos que afecten a las funciones neurológicas, así como anormalidades cromosómicas en el bebé, entre las que destaca el síndrome de Down. También puede ayudar a la detección de otras patologías, como la espina bífida.

Pero la amniocentesis puede servir al médico para diagnosticar y poner remedio a otros problemas, tales como el riesgo de un parto prematuro o la presencia de infecciones intrauterinas. Esta prueba prenatal es capaz, también, de detectar un defectuoso desarrollo de los pulmones del feto o controlar el bienestar de éste en el caso de que haya sensibilización en la sangre (la sensibilización Rh no es habitual, y se da en los casos en los que el grupo sanguíneo de la madre no coincide con el del bebé).

Antes de la prueba se realiza un ultrasonido para medir al bebé y observar su anatomía básica

Al analizar este líquido, es posible determinar la cantidad de oxígeno y de dióxido de carbono que contiene, para valorar si el feto puede respirar con normalidad; asimismo, las células desprendidas que flotan en él sirven para obtener la estructura de los cromosomas, y así detectar posibles anormalidades.

Es necesario informarse de los riesgos antes de hacerse la pruebaEs necesario informarse de los riesgos antes de hacerse la prueba

En qué consiste la amniocentesis

Antes de proceder a la prueba en sí, se realiza un ultrasonido (que puede hacerse horas antes u otro día) para medir al bebé y observar su anatomía básica. Después, una vez que te hayas tumbado en la camilla para someterte a la amniocentesis, se te practicará un nuevo escáner, esta vez para localizar una zona de líquido amniótico que se encuentre a una distancia segura tanto del feto como de la placenta.

Una vez localizado el punto óptimo, el médico (o el técnico, en su caso) introduce en tu vientre una aguja hueca, larga y delgada, que llega hasta el saco amniótico, del que absorbe la cantidad necesaria de líquido. El dolor que puedas sentir en el transcurso de esta prueba prenatal se circunscribe al pinchazo en sí y a cierta sensación de presión en el vientre, aunque hay mujeres que apenas lo notan. En cualquier caso, puedes optar por la anestesia local, si bien muchas futuras mamás consideran esta inyección incluso peor, o más dolorosa, que la de la prueba. Es tu elección, aunque hay especialistas que desaconsejan el uso del anestésico.

El riesgo más preocupante es la posibilidad de un aborto espontáneo

Aunque este riesgo existe, no parece que sea elevado. El problema es que no es posible determinar un porcentaje exacto, pues muchas mujeres padecen abortos naturales en el segundo trimestre de embarazo pese a no haberse sometido a la prueba. Es muy importante, por tanto, que tu médico te informe detalladamente de todo lo relacionado con el procedimiento para que puedas tomar una decisión meditada al respecto.

Cuándo hay que valorar someterse a una amniocentesis

Los ginecólogos ofrecen a las mujeres la posibilidad de realizarles esta prueba prenatal en casos determinados, si bien la elección última corre a cargo de la embarazada. Se recomienda su realización a mujeres que superan los 35 años de edad, momento en el que aumenta notablemente el riesgo de que el feto padezca anormalidades cromosómicas. En este sentido, los números resultan abrumadores: cuando la madre tiene entre 20 y 30 años, el riesgo de que el niño nazca con síndrome de Down se establece en 1 de cada 2.500 casos; cuando la mujer tiene entre 35 y 40 años, las probabilidades suben a 1 de cada 400; mientras que pasada la cuarentena, se sitúan en 1 de cada 100.

Es una prueba recomendada para mujeres mayores de 35 añosEs una prueba recomendada para mujeres mayores de 35 años

Otra razón para hacerte una prueba de este tipo es que seas portadora de trastornos genéticos como hemofilia, fibrosis quística o ciertas formas de distrofia muscular. Si padeces estas afecciones, el niño, si es varón, tendrá un 50% de probabilidades de contraerlas. También puedes someterte a la prueba si te estás planteando interrumpir tu embarazo, si en tu familia hay antecedentes de personas con algún tipo de alteración cromosómica o si ya has tenido algún bebé con anomalías congénitas en embarazos anteriores.

Se recomienda su realización a mujeres que superan los 35 años de edad

Por eso, es muy recomendable que pidas asesoría genética impartida por expertos, para que te informen acerca de los detalles del test, así como sobre otras pruebas prenatales que, según cada caso concreto, puedan sustituir a la amniocentesis. Así podrás tomar una decisión relajada sobre la materia que te garantice lo mejor para ti y tu bebé.

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