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Cómo ganar el respeto de tus hijos sin gritos ni autoridad
Cómo ganar el respeto de tus hijos sin gritos ni autoridad

CRIANZA

Cómo ganar el respeto de tus hijos sin gritos ni autoridad

Los gritos parecen la vía fácil para conseguir lo que queremos, pero no son más que una manera de liberar nuestra frustración que no consigue que eduquemos a los niños.

Puede que no suene políticamente correcto decirlo pero hoy en día los niños que no respetan a sus padres son hijos que no han aprendido a hacerlo porque nadie les ha enseñado. Todos nacemos con caracteres distintos, unos más complicados que otros, pero salvo algunas excepciones, a la hora de tener modales o comportarse correctamente influye más la experiencia que se recibe del medio.

¿Tu hijo no respeta nada? ¿Ni a sus compañeros, profesores ni padres? Entonces es porque tu hijo ha crecido creyéndose el centro del mundo. Hay padres que les cuesta horrores contradecir a sus hijos, tal vez porque no quieren lastimarles, están demasiado cansados como para discutir o no tienen tiempo. Sin embargo, no les estamos haciendo a ellos ni a nosotros ningún favor, así solo conseguiremos criar niños egoístas, impulsivos y sin empatía. Por otro lado, si crees que la solución es gritarles o castigarles más a menudo estás equivocado.

A continuación os dejamos con algunos consejos para que tus hijos poco a poco aprendan a respetarte a ti y a los que le rodean.

1. Empieza por respetarles tú

Si quieres que tus hijos te respeten tienes que empezar por respetarles tú. Esto significa que debes tomarte en serio las cosas que te dicen, incluso aunque a ti puedan parecerte tontas o absurdas. No te rías de sus miedos, inseguridades o preocupaciones. Puede que el miedo al monstruo del armario para ti sea una tontería, pero tu hijo lo pasa mal y debes escucharlo. Lo mismo debes hacer con sus complejos o preocupaciones. ¿Tiene miedo a ir a la piscina? ¿La chica que le gusta no quiere ser su novia? Escúchalo atentamente y dile que le comprendes y que harás todo lo posible para que se sienta mejor. Nunca le humilles, cuentes sus cosas o le menosprecies. Comentarios como: "que tontería" o "¿eres un llorica?" no le van a hacer más duro, valiente, y mucho menos respetarte. Solo aprenderán a que no pueden contarte nada porque te reirás de ellos, y lo peor de todo, tenderán a repetir tus comentarios a otros niños, a ser más desconfiado con todo el mundo respecto a sus sentimientos y en general, más rebelde.

Caemos en la trampa de pensar que nos respetan, cunado en realidad nos tienen miedoCaemos en la trampa de pensar que nos respetan, cunado en realidad nos tienen miedo

2. Los gritos no son la solución

Si tu hijo ya está acostumbrado a oírte gritar no servirá para nada seguir haciéndolo, solo para desensibilizarlo más a los gritos y que él también lo haga. Cuando gritas, estás dando permiso a la otra persona para que también grite. Además, los niños aprenden generalmente por imitación tu eres su modelo de conducta. Si ve que gritas o tratas mal tanto a él como a otras personas, estás enseñándole directamente que la mejor forma de conseguir tus objetivos es intimidando a los demás.

La mejor manera de evitar los gritos y las faltas de respeto (aparte de asegurarte de que los adultos no las hacéis en casa) es cortar por lo sano desde el principio. Si ves que un día alza la voz, te insulta o lo que sea, córtale desde el principio y di que no toleras ese tipo de comentarios en casa. Dile que te da igual donde lo ha escuchado pero que no en vuestra casa no se habla así y que a quien lo hace no se le escucha, no pases ni una. Ahora por supuesto asegúrate de no hacerlo tu tampoco porque si no el mensaje que le llegará será contradictorio.

3. Respeto no es lo mismo que miedo

A menudo se confunde el respeto con el miedo. Cuando respetas a una personas, valoras sus opiniones y te sientes cómodo con ella, cuidas lo que vas a hacer y decir para no hacerle sentir mal, le aprecias y no quieres ofenderle. Si consigues el respeto de tus hijos, conseguirás su admiración, te verá como un ideal a seguir y te hará caso porque te quiere y comprende tu posición.

Por otro lado, el miedo es una emoción negativa que crea ansiedad, inseguridad y resentimiento. En este sentido, si tu hijo te va a obedecer porque te tiene miedo y no respeto, no conseguirás enseñarle nunca nada que valga la pena porque si te va a obedecer no es porque crea que tienes razón, si no para librarse de un castigo. ¿Qué significa esto? Que esa conducta que quieres eliminar en tu hijo la seguirá haciendo en el futuro, aunque no delante de ti. Por ejemplo, puede que tu hijo no empuje a su hermanito cuando estás tú delante (sabe que puedes castigarle) pero eso no impedirá que lo haga cuando tu te hayas ido. Lo mismo pasa con un montón de cosas más.

No utilices los gritos ni las discusiones para enseñarles a no gritar a los demás, es contradictorio y no lo aprenden bienNo utilices los gritos ni las discusiones para enseñarles a no gritar a los demás, es contradictorio y no lo aprenden bien

4. Sé un buen ejemplo

No es difícil de entender. Si quieres que tu hijo te tenga respeto a ti ya a las otras personas de tu entorno tienes que asegurarte de que tu haces lo mismo. De nada servirá que le inculques la importancia de respetar a las otras personas si a la primera de cambio te ve perder los papeles. Se respetuoso, paciente y sincero con los demás. No interrumpas a los que están hablando ni te rías de sus preocupaciones (aunque no te parezcan serias), reconoce tus errores y pide perdón cuando sea necesario. Tragarse el orgullo y mostrarse orgulloso por ello hará que tu hijo te respete a largo plazo y te empiece a obedecer. Si quieres que tu hijo sea empático, tú también tendrás que serlo.

5. El diálogo ante todo

Explícale la importancia de la comunicación, que siempre debe exponer sus preocupaciones, miedos o enfados a los demás pero sin ofenderles, respetando sus sentimientos. También debes propiciar la comunicación con ellos. Por ejemplo, si quieren algo es conveniente que les estimules y les animes a que te den verdaderos motivos, para ello, así les demuestras que la comunicación es un vehículo para conseguir tus objetivos. Y recuerda, así estás reforzando y estimulando el raciocinio pero no vale repetir siempre los mismos argumentos. Valora positivamente las ideas creativas y que van destinadas a que en una negociación las dos partes salgan ganando. Obviamente cuando son muy pequeños no lo entenderán y les costará obedecer, por eso tienes que ir guiándolos. "¿Por qué quieres tener esto?" "¿Qué podrías hacer tú para conseguirlo?" ...

6. Mantente coherente en el tiempo

Debes de ser coherente y constante con las normas. Lo peor que puedes hacer es levantar castigos solo porque tu hijo haya mejorado su comportamiento y te de pena o porque estás de mejor humor que hace unos días o... lo que sea. De la misma manera, las normas deben mantenerse independientemente del contexto en el que se esté. Por ejemplo, si está prohibido poner los pies encima de la mesa en casa también lo estará en casa de los tíos, de los abuelos, de los amigos, etc.

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