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El castigo corporal en la infancia
El castigo corporal en la infancia

CASTIGO FÍSICO

El castigo corporal en la infancia

Hay personas que piensan que el castigo corporal en la infancia es una buena medida para educar... Pero de eso nada.

Desgraciadamente en la actualidad, aún existen muchas personas que creen que el castigo corporal sigue siendo eficaz para que los niños aprendan las lecciones de vida y sobre todo, piensan. Que son adecuados para poder eliminar los comportamientos negativos. Piensan que un niño será capaz de dejar de pegar, pegándole... Sin caer en el pensamiento de que lo que le están enseñando es que la violencia es correcta cuando nos enfadamos... ¿Tiene sentido? No mucho.

El castigo corporal se produce en los hogares o en las escuelas cuando un adulto intenta detener un comportamiento no deseado al hacer que el niño sienta incomodidad física o dolor. El castigo corporal incluye: azotes, pellizcos, bofetadas, puñetazos, lanzar cosas, azotar con un cinturón, cuerdas o cualquier otro objeto.

Para muchas familias, el castigo corporal es una forma de crianza donde no cuenta como abuso infantil... y es que dependiendo de la zona del mundo en que te encuentres, quizá no sea delito tirarle de las orejas a tu hijo, agredirle con salsa picante en la lengua, encerrarle en una habitación por horas, que no le permitas ir al baño o que le hagas moretones con objetos. Pero en realidad, todo esto vulneran los derechos de los niños y es maltrato infantil, y el maltrato... sí es delito y está penado por la ley.

El uso del castigo corporal nunca será un acto justificableEl uso del castigo corporal nunca será un acto justificable

En los últimos años, las agencias internacionales de derechos humanos han estado presionando para que se promulguen leyes más estrictas en todo el mundo para evitar que los niños sean objeto de violencia indebida, en cualquier forma. Ya en 1989, en la Convención sobre los Derechos del Niño en las Naciones Unidas, los países de todo el mundo se unieron para "tomar todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño de todas las formas de violencia física o mental, lesión o abuso, negligencia o tratamiento negligente, maltrato o explotación".

El castigo corporal NUNCA es justificable

El uso del castigo corporal nunca será un acto justificable de ninguna forma cuando una persona esté cuidado a un niño, de cualquier edad. Muchos niños adoptados han experimentado abusos y negligencias en sus hogares de providencia y tienen grandes problemas emocionales a causa de esto.

El abuso a veces deja a un niño con una gran tolerancia al dolor. Un cuidador frustrado puede comenzar dando azotes a un niño, pero cuando no obtienen la respuesta que buscan del niño, comienzan a golpear cada vez más fuerte. Además, el castigo corporal también puede traer malos recuerdos de abusos pasados o evitar que un niño desarrolle un vínculo con los padres adoptivos o biológicos.

Hay padres y adultos que cuando fueron pequeños quizá les azotaronHay padres y adultos que cuando fueron pequeños quizá les azotaron

Muchos psicólogos del comportamiento infantil creen que las lecciones de vida necesarias no se enseñan cuando la disciplina dolorosa y tensa, el castigo corporal a menudo deja al niño con una mayor ansiedad y la incapacidad de confiar en las figuras de los padres, ni la de ningún adulto.

Hay padres y adultos que cuando fueron pequeños quizá les azotaron y crean que 'han salido bien', pero en realidad dejan de lado los sentimientos negativos, las heridas emocionales y todo el sufrimiento vivido con anterioridad.

En realidad los azotes ni ningún tipo de violencia es necesaria para la educación de los hijos. Ni la violencia psicológica, ni la violencia física... y además vulneran los derechos y la dignidad de los niños y es delito.

El castigo corporal no debe emplearse jamás. Si sueles utilizar este tipo de acciones contra tus hijos para intentar 'educarles' entonces, será necesario que acudas a un terapeuta o a un profesional educativo y de la psicología para que te dé las pautas necesarias para que comprendas tus emociones y después para que comprendas cuál es el mejor tipo de educación que tus hijos merecen y necesitan. Cuando tengas las estrategias adecuadas para una buena educación en positivo, te sentirás más seguro en la crianza y por tanto, requerirás menos la violencia de ningún tipo. Si tienes problemas de contención de ira, entonces acude también a un psicólogo que te oriente.

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