Puede que ahora, al haber sido padre o madre por primera vez, comiences a preguntarte qué es un arrullo, y por qué todo el mundo te habla de él. Tener un recién nacido conlleva aprender una y mil cosas nuevas sobre bebés, sobre lo que les gusta y lo que deja de gustarles. Y una de las cosas con las que puedes ganártelos con más facilidad es el arrullo.
Un arrullo es, básicamente, una prenda que se usa para envolver a los recién nacidos y, de esa forma, aportar calor. Para que un bebé, sobre todo siendo este recién nacido, se sienta cómodo y seguro, debe notar calor y, sobre todo, un contacto con la piel que le aporte seguridad. Es por eso que los arrullos suelen ser tan prácticos y útiles cuando se tiene un bebé que no quiere dormir, o que no se siente tranquilo. Esta prenda puede servir como una especie de transición entre el útero materno y el mundo exterior, que a veces puede resultarle al bebé tan inhóspito y frío. Mientras que en el útero se sentía protegido, cálido y cuidado, en el exterior puede estar expuesto a temperaturas bastante más frías de lo que querría. El arrullo serviría, entonces, como barrera.
No obstante, los padres, en muchas ocasiones, no son capaces de distinguir entre lo que es un arrullo y una toquilla, por ejemplo. Aunque todas estas prendas sirvan para lo mismo, que es para mantener el calor corporal del recién nacido, tienen algunas diferencias que vale la pena tener en cuenta, puesto que pueden llegar a ser fundamentales.
El arrullo, una prenda única
Como hemos señalado, hay personas que, en un primer momento, encuentran dificultades a la hora de distinguir entre un arrullo y cualquier otro tipo de manta. Pese a que todo este tipo de prendas sirvan para aportar calor al bebé, el arrullo tiene algunas particularidades que le hacen ser un aliado único para los padres.
Mientras que las toquillas pueden usarse para envolver al recién nacido o para taparlo en un momento de necesidad, el arrullo únicamente se puede usar para envolverlo. Suele venir en distintos tamaños, para adaptarse lo mejor posible al cuerpo del bebé en cuestión. Además, puede incluir también un extremo inferior especialmente preparado para cubrir los pies con un velcro, con el que se puede ajustar a la perfección. La idea de todo esto es que el bebé note una presión constante por el cuerpo, que se sienta protegido. De esta forma, puede calmarse con una mayor facilidad.
Los arrullos pueden ser de materiales muy distintos, así como de colores y diseños muy variados. Lo más habitual es que la tela que se use sea bastante suave, porque puede llegar a estar en contacto directo con la piel del bebé. Deben ser telas no solo suaves, sino también cálidas, que aporten un extra de confort que haga que el recién nacido no quiera ni tan siquiera moverse de lo bien que se encuentre. Al haber materiales distintos, hay arrullos especialmente preparados para el verano y otros para el invierno. Estos últimos suelen estar hechos de tela polar, puesto que es suave y aporta mucha más calidez que cualquier otro tipo de tela. No obstante, los más comunes siempre son los de algodón y los de tela de toalla, puesto que, por su tejido, son los más prácticos.
Hay distintas formas de poner un arrullo, y depende mucho del bebé en particular el cómo deban ponerlo los padres. Por ejemplo, se pueden poner con los brazos del bebé dentro del propio arrullo; esto puede ser una mala idea en el caso de bebés que sean muy inquietos, puesto que pueden acabar quejándose e, incluso, llorando, porque necesitan mantenerse activos para estar contentos. En ese caso, lo mejor que se puede hacer es dejar los brazos del recién nacido por fuera, para que pueda moverlos libremente si es que así lo desea. Un apunte importante: la presión del arrullo no debe ser máxima, puesto que podría hacerle daño al bebé, e incluso impedirle respirar. Una cosa es que deban sentir un poco de presión para estar cómodos y sentirse protegidos, y otra es que coartemos por completo su libertad de movimiento.
Todas las ventajas del arrullo
El arrullo trae consigo una gran cantidad de ventajas. La primera es que nos permite mantener a nuestro bebé totalmente abrigado, y ya sabemos que, independientemente de que sea invierno o verano, lo mejor que podemos hacer es tener a nuestro bebé protegido de las inclemencias climáticas. Por supuesto, en verano usaremos menos capas, así como ropa más ligera, pero aún así es importante mantener al bebé abrigado. Manteniendo su temperatura estable nos aseguraremos de que no sufra ningún tipo de percance de salud.
Pero esto no es todo, puesto que el arrullo tiene otras ventajas bastante importantes. Al mantenerlo en una posición controlada, con los brazos y las piernas bien recogidas, evitaremos las malas posturas que pueden llegar a adoptar en la cuna, por ejemplo. Estas malas posturas podrían llegar a afectarles en un futuro, así que lo mejor es evitarlas dentro de lo posible. Además, si el bebé es lactante, o incluso si toma biberón, es mucho más fácil darle de comer dentro del arrullo; al mantener una postura totalmente equilibrada, le será más fácil comer del tirón y sin problemas.
Aunque la ventaja más notable, sin duda, se da a la hora de dormir. El arrullo, por su calidez y comodidad, hace que el recién nacido recuerde cómo se sentía dentro del útero de su madre. Y al sentirse tan protegido, probablemente se dormirá mucho más rápido que en cualquier otra situación.
Colocar el arrullo en condiciones puede resultar un poco complejo en según qué casos. Pero siguiendo unos pasos básicos, y teniendo en cuenta algunas cosas, puede ser muy sencillo. El arrullo no es un saco, sino que es una especie de manta que viene específicamente preparada para luego envolver el cuerpo del bebé. Para ponerlo en condiciones, hay que tener en cuenta que el bebé debe estar colocado con los hombros totalmente alineados en el borde del arrullo; entonces, es el momento de envolver sus pies, pero sin llegar a apretárselos más de la cuenta. Es importante que la tela esté correctamente estirada, pero no tan tirante como para poder provocarle al niño ningún problema.
No apretéis demasiado, y dejad que sea vuestro bebé el que, con sus sensaciones, os vaya indicando cómo se siente.