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La agitación por amamantamiento: cuando nuestro cuerpo rechaza la lactancia
La agitación por amamantamiento: cuando nuestro cuerpo rechaza la lactancia

LACTANCIA MATERNA

La agitación por amamantamiento: cuando nuestro cuerpo rechaza la lactancia

Muchas madres sufren la agitación por amamantamiento, una sensación agradable durante algunas tomas del pecho cuando el bebé ya tiene más de 1 ó 2 años.

La lactancia materna o amamantamiento es un proceso que cada madre gestiona de una manera. Ante la posibilidad de tomar esta opción, que no todas las mujeres pueden, se puede escoger dar desde el primer momento la leche de sustitución por medio de un biberón. Los pediatras recomiendan que la lactancia materna sea exclusiva durante al menos los primeros 6 meses de vida del bebé, pero sí es también cierto que hay mujeres que no pueden aguantar ese tiempo y la interrumpen antes. Al contrario, otras madres escogen dar el pecho durante más tiempo, y dar el pecho a demanda hasta que el niño o niña, por sí solo o sola, lo rechaza. Todo depende de nuestro cuerpo, nuestros deseos y nuestra disponibilidad, y cualquier opción es buena.

En muchas madres se da, no obstante, un fenómeno cuando el niño o niña tiene ya 1 ó 2 años, o incluso más. Se llama la agitación por amamantamiento, y consiste en un rechazo del cuerpo de la madre hacia la lactancia. No es un rechazo voluntario, pero sí que ocurre una sensación desagradable durante algunas de las tomas que la madre no sabe explicar, y que en muchas ocasiones le ocasiona una gran culpa. Es explicamos con detalle qué es la agitación por amamantamiento y qué podemos hacer.

La lactancia materna o amamantamiento es un proceso que cada madre gestiona de una maneraLa lactancia materna o amamantamiento es un proceso que cada madre gestiona de una manera

Le quiero dar el pecho, pero no lo soporto

La agitación por amamantamiento es una sensación desagradable que sufre la madre durante algunas de las tomas que da al bebé o niño. Generalmente ocurre por la noche, y se traduce en una sensación de ansiedad, enfado, agobio, angustia y/o inquietud. La madre está deseando que la toma termine pronto, sólo pensar en tener que hacerla le causa un tremendo desasosiego, y además se une a todo esto el sentimiento de culpa. Además, si ocurre durante la noche, la alteración de los ciclos de sueño, el mal descanso y tener que despertar en medio de la madrugada genera más ansiedad en la madre.

A nivel físico, hay madres que sienten como un cosquilleo, otras incluso náuseas, aunque no es una sensación caracterizada por el dolor, sino que es más desagradable emocionalmente, pero sí hay madres que notan irritación en los pezones. También ocurre en algunas mujeres en las que se genera una sensación parecida a la estimulación o placer sexual, cuestión que genera una gran vergüenza y de la que es posible que no se hable nunca. Sin embargo, no es más que una sensación fisiológica nada relacionada con el deseo sexual, así que no debemos sentirnos culpables ni avergonzadas por ello: el cuerpo responde así.

Se cree que la causa de la agitación es hormonal, aunque se mezcla con factores ambientales, es decir, la situación. Las ocasiones en las que ocurre con más frecuencia la agitación del amamantamiento son por la noche, en épocas de mayor cansancio o estrés de la madre, o durante la ovulación cuando se vuelve a tener la regla tras meses de amenorrea. No ocurre, como decíamos, en todas las tomas, ni todos los días, lo cual dificulta mucho la decisión de dejar de dar el pecho o no.

¿Es el momento del destete?

Es posible que el cuerpo nos esté avisando de que está preparado para dejar el pecho, aunque en verdad se trata de algo pasajero. La lactancia no es una ciencia matemática, no hay un proceso por el cual haya que dejarla o continuarla, ni todas las personas tienen esta fase, por lo que se trata de una cuestión de decisiones.

Es posible que la madre, al comentar a alguien de su entorno que tiene estas sensaciones de rechazo hacia el amamantamiento por la noche o durante los días de ovulación, se le recomiende dejar el pecho y punto. Sin embargo, la madre puede no querer dejarlo, pues el resto de las tomas no son desagradables, e incluso disfruta ese rato junto a su pequeño o pequeña. También se puede deber a que quiere aguantar hasta que el hijo o hija lo deje por sí solo, sin obligarle a dejar de tomar la teta y que lo pase mal.

Así que no es necesario que la madre deje de dar el pecho, y debemos respetar su decisión. También hay mujeres que deciden dejarlo, y es también una decisión tan válida como la otra. La salud y crianza del niño no se va a ver afectada por continuar o por dejar el pecho en ese momento, así que no debemos crear ni alimentar culpas en la madre, cuando por sí sola ya se sentirá bastante mal.

¿Qué puedo hacer si quiero seguir dando el pecho aunque tenga agitación?

Hay una serie de trucos que podemos llevar a cabo para gestionar la sensación de agitación del amamantamiento. Algunas de los que se recomiendan son los siguientes:

- Cambiar la postura del niño o niña. A veces, con el paso de los años, los niños o niñas cogen hábitos al amamantar y adquieren una postura incorrecta. Primero, asegúrate que tú, como madre, estés bien cómoda y no tengas dolores de espalda. Después, fíjate si el bebé se agarra bien, quizá abra demasiado poco la boca, entonces le puedes decir que abra más la boca y que la sensación cambie.

- Reduce el tiempo de las tomas. El niño o niña ya no es un bebé, así que puedes reducir el tiempo que pasa tomando el pecho. Así controlarás mucho mejor la situación, no tendrás la incertidumbre de pensar si acabará pronto o no, y le puedes ir acostumbrando para ir reduciendo el amamantamiento gradualmente.

- Elimina las tomas más desagradables. Puedes intentar quitar el pecho durante la noche, reduciendo primero el tiempo de las tomas y luego eliminándolas. Puedes darle la última toma del día más tarde, o darle de cenar más cantidad para que no tenga hambre de noche. Si lo que quiere es estar un rato pegado a ti, puedes acurrucarte con el niño o niña hasta que se duerma.

- Busca una distracción durante la toma. Busca alguna actividad que durante ese rato te distraiga la atención de la sensación que te da el pecho. Tampoco tienes que afrontar esto sola: si estás criando al bebé con una pareja, que durante ese rato esté a tu lado ayudándote a pensar en otra cosa, hablar de algún tema agradable, etc. ¡Aunque sea de noche!

Busca alguna actividad que durante ese rato te distraiga la atención de la sensación que te da el pechoBusca alguna actividad que durante ese rato te distraiga la atención de la sensación que te da el pecho

- Comprende que no eres la única, y que no te está ocurriendo nada malo. Muchas madres sufren lo mismo, y no os ocurre nada malo, simplemente vuestro cuerpo reacciona así. Tienes todo el derecho a no querer dar esa toma, a tener ganas de apartar a tu hijo o hija de ahí, y a sentir rechazo ante esta experiencia. No quiere decir que no quieras a tu hijo, ni que seas mala madre, ni una mala persona. Es tu cuerpo, además, generalmente la agitación viene desencadenada por el estrés, el poco descanso, las preocupaciones, etc. ¡Bastante tienes! Y si cuando tienes a tu hijo tomando el pecho te gustaría quitártelo de encima de una vez, es normal.

- Consulta con el pediatra. Quizá te pueda dar algunos consejos para descansar mejor tú, o cambiar los hábitos alimenticios para que no tengas que dar esas tomas que te producen una mala sensación.

Que nadie decida por ti

La sensación de agitación suele ser temporal, así que si quieres continuar con la lactancia, ¡adelante! Y si quieres destetar, ¡adelante también! Para ello es bueno hacerlo gradualmente, quitando tomas poco a poco. Además, el niño ya es más mayor y puedes hablar con él y decirle que hay que tomar menos la teta o que ya es muy mayor.

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