Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos, pero en ocasiones no se dan cuenta de que pueden estar sobreprotegiendo demasiado a sus pequeños. Cuando unos padres sobreprotegen o se convierten en padres dominadores, los hijos pueden crecer en inseguridad y dependencia, pensando que no son capaces de hacer las cosas por sí mismos. Esto también puede provocar que los niños crean que los demás son los encargados de hacer las cosas por ellos y que no merece la pena ni que se esfuercen.
Hay padres que se dan cuenta y empiezan a preocuparse de si han estado sobreprotegiendo o mimando a sus hijos más de la cuenta, aunque todo lo que han hecho haya sido pensando en su bienestar. Aunque esto signifique involucrarse demasiado en la vida de los hijos y no dejarles espacio personal para avanzar de forma individual.
Pero la realidad es que aunque los padres deben involucrarse en la vida de sus hijos, existe cierto límite para evitar sobreproteger puesto que de esta manera los niños crecerán de forma más segura y autosuficiente. Pero, ¿dónde está el límite? ¿Cómo saber si un padre se está pasando de sobreprotección o de estar involucrado en la vida de sus hijos? A continuación te damos algunas pistas.
Señales que sobreproteges demasiado a tus hijos
Les elogias demasiado
Una de las señales más claras de que estás sobreprotegiendo a tus hijos es que le elogias demasiado sin darte cuenta. Mientras que es cierto que los niños necesitan cierto estímulo, cuando los padres alaban demasiado a sus hijos, éstos se darán cuenta de que no son elogios reales o incluso, podrían pensar que tienen unas habilidades por encima de la realidad.
Los niños necesitan un elogio solo cuando son muy pequeños y deben aprender lo que es apropiado y lo que no loes. De esta manera aprenderán las habilidades adecuadas para actuar de forma apropiada. Lo ideal es recalcar en el esfuerzo y no tanto en el resultado o en las habilidades del niño/a.
Ofreces demasiadas recompensas materiales
Muchos padres no se dan cuenta pero ofrecen demasiadas recompensas materiales a sus hijos. Esto puede hacer que los niños se encaprichen por cosas o no sepan valorar después las pequeñas cosas porque creen que merecen todo y más.
Llevar la mochila del colegio, comprar todo lo que piden por la boca o sobornarles con cosas materiales para conseguir los fines, hará que los niños no se esfuercen en conseguir las cosas por sí mismos y crean que los demás tienen la obligación de poder mantener sus deseos. Los niños tienen demasiadas cosas y deben aprender a disfrutar de las experiencias y del tiempo en familia y no tanto de las cosas materiales.
No les ofreces responsabilidades suficientes
No le ofreces responsabilidades porque haces las cosas por ellos. No quieres que sufran ni que se cansen demasiado y cargas con responsabilidades que deberían hacer tus hijos, tengan la edad que tengan. No les dejas espacio suficiente para que aprendan de las consecuencias naturales de no realizar las responsabilidades que le tocan y así, no les permites crecer.
Tener expectativas saludables para los hijos incluye que tengan responsabilidades apropiadas para su edad, que aprendan de los errores y de las consecuencias de sus actos. Desde que son muy pequeños debes permitir que hagan cosas que sean posibles acorde a su edad y a su nivel madurativo. De esta manera se sentirán responsables y capaces de lograr las cosas por sí mismos. Si lo haces todo por ellos, les estarás prohibiendo la oportunidad de ser capaces de lograr las cosas y de tener una buena autoestima gracias a la satisfacción personal.
Los niños deben tener sus tareas académicas, pero también cumplir con las tareas domésticas que puedan realizar. Enséñales a limpiar su desorden y a colaborar en las tareas de casa. Es necesario aumentar sus responsabilidades para darles la oportunidad de crecer y de convertirse en adultos autosuficientes e independientes. Los niños que aprenden a hacer las cosas por sí solos serán más capaces de tomar mejores decisiones en el futuro y de tener una vida mucho más productiva.