Si comenzamos hablando del niño como bebe, realmente la opción sería bien clara, ninguno de los dos. Por lo general, los niños demasiado pequeños no deberían probar la leche de vaca o cualquiera de sus derivados, hasta al menos los 12 meses de edad o incluso los 18 meses apurando mucho. ¿Por qué? Bueno, pues es que la leche de vaca contiene mucha proteína y prácticamente nada de hierro y esto puede producir mucho daño al estómago del pequeño por no poder digerirlo bien. Así que cuidado con el momento en el que se introducen este tipo de lácteos porque son muy socorridos para según que momentos, pero pueden hacerles bastante daño.
Por otro lado, una vez que el niño o niña ya ha cumplido el año de vida, es muy útil agregar este tipo de postres o meriendas, pero cuidado otra vez con los sabores, aquí surge otro problema y este cuanto más tarde pruebe según que frutas o verduras, menos intolerantes se harán los críos hacia ellas. Es decir, los petit suisse de fresa suelen ser muy utilizados para estos momentos, sin embargo, la fresa es una de las frutas que más se debe tardar en incorporar a la alimentación del ser humano, ya que es una fruta que produce alergia con facilidad y esto, con el tiempo, puede evolucionar en otro tipo de intolerancias alimentarias.
Ventajas y desventajas de estos productos
El yogur o demás lácteos deben introducirse en la dieta de los bebés a partir del año de edad, entre los 12 y 18 meses de vida y nunca antes, ya que antes de esta edad no tienen el metabolismo lo suficientemente desarrollado y sus necesidades alimenticias no necesitan ese aporte tan excesivo de proteínas y azúcares que tienen estos productos y son muy perjudiciales para ellos. Cuando llega ese momento y la necesidad del niño o niña cambia, se recomienda siempre empezar con un yogur desnatado y sin azúcar añadido.
No debemos dar a los niños leche de vaca antes de los 18 meses de edadSi no existen patologías, la dieta del pequeño es correcta, se introducen los alimentos sin que exista ningún problema de aceptación y no hay carencias en la nutrición; no se recomienda darles yogures enriquecidos. Lo niños no lo necesitan y esto supondría un aumento en la ingesta de sus necesidades básicas en cuanto a alimentación, pudiendo acabar en obesidad u otras enfermedades más graves como la diabetes, celiaquía o intolerancias varias.
En lo que se refiere al petit suisse, existe un gran dilema, ya que al ser un producto pequeño y con una consistencia mucho más cremosa, los padres suelen creer que son la mejor opción para sus pequeños por ser más suave y con un ligero sabor que les hace muy apetecibles y fáciles de ingerir para los pequeños, siendo un gran postre o merienda para ellos. Sin embargo, no hay que olvidar que este producto no es más que un queso fresco al que se le extrae muy lentamente el suero de la leche para conseguir esa textura fina y untuosa que les hace tan peculiares al paladar. Se elaboran con leche desnatada pasteurizada, están enriquecidos con nata y pueden ser naturales o de diferentes sabores.
La gran polémica Yogur vs. Petit Suisse
Hace mucho tiempo, existió una enorme polémica alrededor del los petit suisse, que comenzaron a usarse como postre o merienda para los más peques de la casa y que supusieron un salvavidas para esas madres que creían que con uno o dos ya estaban sus hijos muy bien alimentados y listos para seguir la batalla del día. Sin embargo, algo estalló cuando los estudios aseguraban la enorme cantidad de grasa que éstos tenían y que eran muy perjudiciales para salud de aquellos niños y niñas que aún se encontraban en pleno desarrollo de sus defensas, pues se decía que podía suponer el desarrollo de graves enfermedades cardiovasculares, o la producción masiva de colesterol en los críos.
Los Petits Suisses ganaron muy mala fama, pero son un tipo de queso tan sano como otro cualquieraPor este motivo, la compra de petit suisses cayó en favor de la de yogur; dando un claro cambio en la alimentación. Los yogures parecían un gran cambio para el menú y además una opción muchísimo más saludable y recomendable, aunque como hemos hablado antes, todo depende de los meses de vida de tu bebé. El ser humano es el gran consumidor de lácteos de la naturaleza, ya que necesitará siempre una gran absorción de calcio para sus huesos, pero esto no quiere decir que se deba ingerir leche y demás derivados a todas horas ni de forma excesiva.
El petit suisse no es perjudicial
En esta guerra que se produjo hay que romper una lanza a favor del pequeño postre afrutado, el pettit suisse, y aclarar que son un producto bien elaborado y que (a diferencia de los de antes), pueden figurar de forma segura en la dieta habitual de los niños. Actualmente se considera un producto muy nutritivo por su gran aportación de hidratos de carbono, proteínas, calcio y vitaminas. Y en contra a lo que antes se pensaba, no son muy calóricos ni tienen una grasa excesiva, tan solo en torno al 4%, aportando un contenido en colesterol bastante moderado.
Por lo que los petit suisse, se puede considerar un postre muy adecuado y que no tiene nada que envidiar al yogur habitual, proporcionando todo lo que los lácteos normales pueden aportar a un pequeño que se encuentra entre los 12 y 18 meses de vida y que necesita un gran aporte de energía para llevar un buen ritmo de juego y de fuerza para comenzar un camino estupendo en su vida.