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Por qué tus hijos necesitan buena disciplina
Por qué tus hijos necesitan buena disciplina

DISCIPLINA

Por qué tus hijos necesitan buena disciplina

La buena disciplina es necesaria para la educación de tus hijos, por este motivo, resulta primordial que sepas cuáles son los beneficios que le aportarán.

La disciplina no significa que tus hijos te tengan miedo, ni tampoco que su vida esté llena de castigos. La disciplina debe garantizar que los niños adquieran las habilidades necesarias para que cuando crezcan, se conviertan en adultos responsables. Hay muchos tipos de disciplina y muchos enfoques para la crianza de los hijos. En última instancia, el tipo de disciplina que se utiliza ofrece a los niños muchos beneficios, siempre y cuando sea una disciplina adecuada.

Los niños necesitan disciplina para sentirse segurosLos niños necesitan disciplina para sentirse seguros

Los niños necesitan disciplina para sentirse seguros

Por si fuese poco, una buena disciplina ayuda a los niños a manejar la ansiedad. Ellos aunque no lo creas, necesitan normas y límites para sentirse seguros. Pero claro, estas normas y límites deben estar pensadas para poder respetar su persona y que ellos también sean protagonistas de sus responsabilidades.

En muchas ocasiones los niños ponen a prueba los límites solo para asegurarse, de forma inconsciente, de que sus cuidadores pueden mantenerlos seguros. Cuando los adultos ofrecen a los niños consecuencias positivas y negativas a los pequeños, ellos crecen y aprenden. En cambio, los niños que tienen padres demasiado permisivos, suelen tener ansiedad porque deben tomar decisiones que les corresponden a los adultos. La falta de orientación y la ausencia de liderazgo les hace sentir realmente inseguros.

La disciplina enseña a tomar buenas decisiones a los niños

Una buena disciplina ayuda a los niños a que en el futuro, tomen buenas decisiones. Por ejemplo cuando un niño pierde sus privilegios aprender a tomar una decisión más acertada para la próxima vez. Este tipo de disciplina adecuada les enseña a los niños formas alternativas de poder satisfacer sus propias necesidades.

Los padres deben enseñar a sus hijos habilidades correctas de resolución de problemas, control de impulsos y habilidades de autorregulación de una buena disciplina. Para esto es necesario aprender a distinguir la diferencia entre las consecuencias y los castigos (en las consecuencias los niños sienten que tienen el control de sus decisiones y es más probable que puedan cambiar correctamente, y los castigos los sienten cómo algo impuesto y por tanto no modificarán su conducta y además sentirán rencor). Es decir, con las consecuencias los niños aprenden de sus errores y con los castigos solo sienten que sus padres están siendo 'malos' con ellos.

La disciplina enseña a entender las propias emociones

Cuando un niño reflexiona después de un mal comportamiento, estará aprendiendo habilidades que le ayudarán a manejar mejor la situación en el futuro. Además, con una buena disciplina los niños también aprenden a tolerar mejor la tolerancia a la frustración. Ignorar el mal comportamiento también enseña a los hijos algo negativo, que ese comportamiento es socialmente apropiado.

Además de todo lo mencionado más arriba, la disciplina también tiene un objetivo muy importante que no debe pasarse por alto: mantiene a los niños seguros. Esto incluye que los niños necesitan normas como mirar a ambos lados para cruzar la calle, debe haber consecuencias siempre que tu hijo no cumpla las normas de seguridad adecuadas.

La disciplina también debe abordar otros riesgos para la salud, como la prevención de la obesidadLa disciplina también debe abordar otros riesgos para la salud, como la prevención de la obesidad

La disciplina también debe abordar otros riesgos para la salud, como la prevención de la obesidad y el cuidado de una buena nutrición. Si permites que tu hijo coma todo lo que quiera, es probable que experimente serios problemas de salud en el futuro. Es importante establecer límites saludables y ofrecer educación para ayudar a tu hijo a aprender a tomar decisiones saludables.

Si quieres que tu hijo deje de hacer algo no solo le des la orden, dile por qué le das la orden para que lo entienda y tome la decisión correcta. Por ejemplo, en lugar de decir: 'deja de saltar ya', lo ideal es decir: 'deja de saltar encima de la cama porque puedes caerte y hacerte daño en la cabeza. No es seguro'.

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