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Niños autistas: el perfil del autismo
Niños autistas: el perfil del autismo

AUTISMO

Niños autistas: el perfil del autismo

Descubre cuál es el perfil del niño con autismo. Aunque cada niño tiene una idiosincrasia diferente comparten rasgos característicos.

El trastorno de espectro autista, también conocido como autismo, es un trastorno neurobiológico del desarrollo, que altera profundamente la capacidad de relacionarse de forma normalizada y la capacidad de comunicarse con el entorno, además provoca patrones de conducta estereotipados, repetitivos y restringidos.

Normalmente suele diagnosticarse en torno a los tres años de edad y dura toda la vida, es decir, es crónico, pero como consecuencia de la posible variedad existente dentro del autismo, en ocasiones se diagnostica y detecta de forma tardía. En este aspecto también influye la mala información y el desconocimiento social sobre el tema, además de que actualmente está muy estigmatizado.

¿Cuál es el perfil del autismo?

Como ya hemos mencionado anteriormente el trastorno de espectro autista o el autismo, puede presentarse de varias maneras, dependiendo de la persona; pudiendo afectar en distintos grados de intensidad, haciendo que cada autista pueda tener comportamientos y conductas distintas.

No obstante, existen una serie de síntomas comunes y fundamentales en lo que es el trastorno de espectro autista. Estos son:

  1. Permanente deficiencia y dificultad a la hora de comunicarse e interaccionar socialmente.
  2. Presencia de patrones de conducta estereotipados, repetitivos y restrictivos.

A mayores de estos síntomas o afecciones, podemos destacar una serie de conductas y señales que suelen ser comunes en la mayoría de los casos, pero cabe destacar que no tienen por qué darse en todas los niños que padecen de autismo. Algunos de estos son:

En la guardería no muestran interés por relacionarse con el resto de niñosEn la guardería no muestran interés por relacionarse con el resto de niños
  • Mirada vacía, es decir, miran a las personas como si no las miraran.
  • En la guardería no muestran interés por relacionarse con el resto de niños.
  • No muestran empatía y no logran en muchas ocasiones diferenciar los sentimientos de los demás.
  • No muestran interés por su entorno, ni hace saber al resto de personas lo que le llama la atención.
  • Pueden presentar comportamientos agresivos, llegando a ser estos negativos para ellos mismos.
  • No llevan a cabo el juego simbólico, es decir, no imitan situaciones de la vida real, pasando de lo real a lo imaginario.
  • Suelen realizar actividades de forma repetitiva o mover partes de su cuerpo repentinamente.
  • No tienden a mantener el contacto visual con las personas que le rodean.
  • Tienden a realizar rituales complejos ante ciertas actividades, como dormir, comer, etc.
  • Evitan el contacto físico, suelen tener hipersensibilidad en todos sus campos.
  • No reaccionan ante el tono de voz de la madre o del padre.
  • Cuando llegan a la adolescencia, suelen mostrar ataques epilépticos.

¿Qué grados hay dentro del autismo?

El autismo es un trastorno con cierta variabilidad en su afección, por lo que existen varios grados de intensidad de este, más concretamente tres: trastorno autista, autismo regresivo y autismo de alto funcionamiento. La diferencia entre ellos radica en:

  1. Trastorno autista: Dentro de los tres tipos, este es el que más afecta, es decir, el más intenso y profundo. Se caracteriza por la falta total de la comunicación, con evitación del contacto ocular y con tendencias a aislarse del mundo que le rodea. A su vez, un autista de este grado, es incapaz de expresar sus emociones y mostrar interés.
  2. Autismo regresivo: Este tipo o grado de autismo tarda más tiempo en aparecer, normalmente se diagnostica antes de los diez años de edad, ya que los primeros años trascurren con normalidad, pero llegado un punto se empiezan a perder las habilidades ya adquiridas, retrocediendo en el desarrollo.
  3. Autismo de alto funcionamiento: Es el grado de autismo más leve, en él el niño muestra una comunicación aparentemente normal. Se pueden distinguir del resto, porque a pesar de presentar unos síntomas muy leves, poseen una gran capacidad memorística, torpeza motora y rigidez e incluso obsesión por ciertas ideas.

¿Cómo evoluciona el perfil del autismo con la edad?

Como hemos dicho antes, este trastorno se suele diagnosticar a lo largo de los tres primeros años de vida, pero en ocasiones por culpa del desconocimiento y al no ser los síntomas tan notorios, se retrasa su diagnostico. Por ello, es importante conocer cómo evoluciona el autismo a lo largo de los primero seis años, de esta manera será más fácil detectar y facilitar el ser detectado a tiempo.

Señales que se perciben antes de que el niño cumpla el año: Cuando el niño cumple los seis meses de vida, ya es posible su detención, algunos signos que nos deben alertar son:

  • Se muestra menos activo que el resto de los niños.
  • No mantiene el contacto ocular con las personas que le rodean.
  • No es capaz de anticiparse a los acontecimientos que le rodean, como si no fueran importantes para él.
  • No estable un vínculo de apego seguro, es decir, no muestra ansiedad ni miedo a la hora de la separación.
  • Su comunicación se retrasa, aparece de forma tardía.

Señales cuando el niño cumple el año de vida, hasta los tres años aproximadamente: A esta edad las señales del autismo son más notorias, es entonces cuando los padres suelen sospechar que algo no va bien. Algunos de estas señales son:

Prefiere pasar el mayor tiempo posible soloPrefiere pasar el mayor tiempo posible solo
  • No acompaña su comunicación con la mirada, con la postura ni con gestos o expresiones.
  • No responde ante las muestras de afecto de las personas que le rodean. Se muestra frió y distante.
  • Insiste en la importancia de ciertos objetos que no tienen valor afectivo para él.
  • No suelen mostrarse competitivos, a diferencia del resto de niños de su edad.
  • En pocas ocasiones se relaciona con los de su entorno, aun así, cuando lo hace sigue metido en su mundo, sin prestar atención a lo que sucede.
  • El retraso en la comunicación es aun más notorio, ya que no lograr conectar las palabras y no comprende el significado de muchas de estas.
  • No logra comprender los gestos de los demás, ni diferencia las emociones.
  • No suele mostrar interés ni curiosidad, tampoco hace preguntas.
  • No tolera cambios en su rutina diaria, cuando se produce alguno se frustra y no es capaz de gestionar dicha frustración.
  • Se establece una relación de necesidad con algunas rutinas que carecen de importancia.
  • Muestra ciertas dificultades a nivel motriz, por ejemplo: se tropieza a menudo, mueve las manos de manera repetitiva, agita los brazos, etc.

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