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Hogar sin peleas entre hermanos y tranquilidad, ¡estos son los secretos!
Hogar sin peleas entre hermanos y tranquilidad, ¡estos son los secretos!

HERMANOS

Hogar sin peleas entre hermanos y tranquilidad, ¡estos son los secretos!

¿Estás cansado/a de que tus hijos se peleen? No te pierdas estos consejos para que sean buenos hermanos.

Para los padres escuchar a sus hijos pelearse es de las cosas que más irritan y pone de mal humor. No importa si son disputas pequeñas o grandes gritos, los hijos que se pelean es molesto y desalentador, ¿estarán los padres haciendo algo mal? No, solo se hace mal si no se actúa ante esta situación. Los niños deben aprender de empatía y asertividad para que estas situaciones se minimicen al máximo.

En realidad que los niños discutan no tiene que ser algo malo si se realiza de forma correcta, y ellos aprenden valores de eso. Las personas no somos iguales y la convivencia en ocasiones puede crear roces y esto es absolutamente normal. Las discusiones mientras no haya agresión ni física ni verbal no tiene que ser negativo.

Las disputas ayudan a los niños a aprender el compromiso, la resolución de conflictos y el autocontrol. Es sólo que aprender esto lleva un muy largo tiempo. Sigue leyendo para obtener consejos sobre cómo ser parte del proceso de paz en la guerra de palabras de sus hijos.

Las disputas ayudan a los niños a aprender el compromiso, la resolución de conflictos y el autocontrolLas disputas ayudan a los niños a aprender el compromiso, la resolución de conflictos y el autocontrol

No entres en la pelea

Si entras en la pelea entre los hermanos, la batalla la tendrás perdida. Tampoco quieras solucionar tú la pelea porque ellos deben aprender sobre resolución de conflicto. Evita tomar partido cuando los niños discuten, en lugar de esto ayúdales a encontrar juntos una solución al problema. Devolver la pelota a la cancha les muestra que se espera que formen parte de la solución.

Si la pelea aumenta entonces sí tendrás que intervenir, y si debes hacerlo tendrá que ser rápido y decisivo. Encuentra un compromiso o separa a tus hijos. No te dejes absorber por el debate. Deja la discusión de los problemas detrás de la pelea para otro momento cuando los ánimos estén más tranquilos.

Sé un buen ejemplo a seguir

No solo hables sobre cómo resolver conflictos; tienes que mostrar a los niños con tus acciones cómo debe ser. Pelear o gritar como una solución a un desacuerdo se refuerza cuando los niños ven que los padres hacen lo mismo. No pelees con tu pareja (o parientes o amigos) delante de los niños. Y aunque puede ser difícil ser escuchado por encima del estruendo de los niños que pelean, trata de no levantar la voz cuando los niños estén discutiendo.

Rompe el ciclo de peleas

Las disputas son intrínsecamente reactivas. Los niños reaccionan unos a otros y luego contra ti si intervienes. Para romper el ciclo, debes ser proactivo, no reactivo. Toma medidas contra las peleas cuando los niños no peleen. En el momento de una pelea, nadie estáatento ni va a escuchar.  Cualquier cosa que tú, como padre o madre, digas, tus hijos pensarán que estás en su contra, aunque no tomes una postura.

Espera hasta que llegue la calma para recordarles las reglas básicas y las consecuencias de no cumplirlas. Enfatiza la amabilidad y educa a los niños en el compromiso.  Ser consecuente con este enfoque proactivo reducirá las peleas de los niños a largo plazo.

Los padres recompensan la pelea de los niños al darle demasiada atenciónLos padres recompensan la pelea de los niños al darle demasiada atención

No recompenses las peleas

Los padres recompensan la pelea de los niños al darle demasiada atención. A menudo las discusiones se tratan tanto de llamar la atención como de cualquier aspecto insignificante por las cuales los niños pelean. 

Si trabajas en casa, los niños pueden darse cuenta de que un gran golpe probablemente te sacará de tu oficina.  No corras a la primera señal de problemas, dales la oportunidad de resolverlo primero ellos solos.

Dejar de pelear antes de que comience

Siempre que sea posible, anticipa las situaciones en las que es más probable que tus hijos peleen. Algunos momentos posibles son cuando viajáis en el automóvil, mientras trabajas en la oficina de tu hogar, durante las transiciones de una actividad a otra o justo antes de las comidas.  Debes estar preparado cuando vayan a ocurrir estas situaciones.

También hay más cosas por las que los niños pueden pelear: el mando de la televisión, los juguetes, el ordenador, los privilegios, etc. Establece reglas equitativas para todas estas cosas.

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