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Por qué tu hijo de dos años se ríe cuando le estás riñendo, ¿se burla de ti?
Por qué tu hijo de dos años se ríe cuando le estás riñendo, ¿se burla de ti?

HIJOS PEQUEÑOS

Por qué tu hijo de dos años se ríe cuando le estás riñendo, ¿se burla de ti?

Por qué tu hijo de dos años se ríe cuando le estás riñendo, ¿se burla de ti o es que está nervioso?

Muchos padres se sienten ofendidos cuando están riñendo a sus hijos y éstos se ríen... es como si se estuviesen riendo de ellos, pero nada más lejos de la realidad. Un niño que se ríe cuando le disciplina no se está burlando en absoluto del adulto, solo está nervioso y posiblemente, esté pasando por un momento de mucha tensión emocional, aunque su rostro te muestre lo contrario.

A partir de los dos años los niños quieren enfrentarse al mundo con sus propias habilidades y también comienzan a alcanzar hitos emocionantes en paralelo a sus rabietas intensas que son todo un desafío para todos. Quizá pienses que tu hijo es "malo" porque siempre está intentando sacarte de tus casillas, pero en realidad no tienes que ponerte tanto a la defensiva, tu pequeño solo está creciendo.

A partir de los dos años los niños quieren enfrentarse al mundo con sus propias habilidadesA partir de los dos años los niños quieren enfrentarse al mundo con sus propias habilidades

Busca independencia

Cuando los niños tiene dos años, busca la independencia y se enfada cuando no obtiene lo que quiere cuando lo quiere... no comprende un no por respuesta porque para él, es el sol el que gira a su alrededor, ¡él es el centro del universo!

Cuando son disciplinados, algunos niños de 2 años pueden llorar, otros pueden reírse o tener un colapso total. Aunque parece que tu hijo puede haber perdido la razón, la verdad es que solo está probando tus límites. Establecer límites muestra a tu hijo que tú eres una persona de confianza que se preocupa por él y por su seguridad y que por supuesto, le protegerás de cualquier daño. Sin límites, el mundo para un niño de 2 años se podría convertir en toda una pesadilla.

La consistencia es clave

Los niños de dos años son naturalmente curiosos. Eso a menudo significa meterse cosas en la boca, provocar un desastre y otros percances agravantes. Es necesario que mantengas la calma y comprendas que tu hijo está aprendiendo sobre el medio ambiente que le rodea. 

Mantén un conjunto de reglas para que tu hijo las siga y cúmplelas. No digas"no" un día para que después al día siguiente pueda hacer lo que quiera solo porque estás cansada o porque no quieres lidiar con una rabieta. Esto solo le enviará un mensaje confuso a tu hijo y no confiará en tus métodos de disciplina, por lo que no comenzará a seguir tus normas. A los dos años, es la edad perfecta para establecer normas y límites, que aunque sean flexibles de vez en cuando, le ayudará a tu hijo a sentir confianza en ti y a saber que hay unos límites que no podrá rebasar.

No castigues, enseña

Muchos padres confían en el tiempo de espera, u otros métodos similares, como una forma de disciplina.  Sin embargo, la mayoría de los niños no entenderán el concepto de tiempo fuera hasta que tengan al menos 3 años de edad. Si usas el tiempo de espera, es importante que le expliques a tu hijo por qué se va a poner el tiempo de espera en primer lugar. 

Tómate el tiempo necesario para enseñarle a arreglar lo que hizo malTómate el tiempo necesario para enseñarle a arreglar lo que hizo mal

Simplemente poner a tu hijo en la esquina sin una explicación no evitará que el problema vuelva a ocurrir. Prepárate para repetirle las cosas muchas veces antes de que entienda lo que no debe hacer.  Evita explicar las cosas con demasiadas palabras o tu hijo no te entenderá, pocas palabras y concisas en el momento adecuado es más que suficiente.

Qué más debes tener en cuenta

Si tu hijo de 2 años se sigue riendo cuando le disciplinas, la próxima vez que lo hagas tendrás que cambiar la forma de hacerlo. Tómate el tiempo necesario para enseñarle a arreglar lo que hizo mal. Por ejemplo, si le gritaste por no recoger sus muñecas, enséñale cómo limpiar y hacer que la limpieza parezca algo divertido. Después de que lo domine, felicítale cuando limpie sus muñecas sin decirle nada o realice cualquier otra buena tarea. De esa manera, aprenderá que no es necesario comportarse mal para llamar tu atención y que le haces más caso cuando hace las cosas bien.

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