El estrés es una parte habitual en la vida de los adultos, pero desgraciadamente también está formando una parte importante en la vida de los niños. Es necesario que los padres entiendan esto para descubrir cuál es la causa y así poder abordarlo cuanto antes. Solo con la ayuda de los padres un niño podrá aprender a sentirse mejor y más relajado.
El estrés en los niños
El estrés causa ansiedad en un adulto: el ruido, la estimulación constante, el teléfono que no para de sonar, las personas tóxicas, el tráfico, un jefe exigente, todas las responsabilidades que tienen que hacer frente.... Para los niños, todo puede ser aún más estresante que para los adultos ya que ellos tienen menos capacidad de control del estrés y carecen de habilidades para poder manejar estos sentimientos incómodos.
Los niños pueden ser más susceptibles a los ruidos y a los factores de estrés cotidianos, por lo que para ellos tener tiempo de inactividad es aún más importante que para los adultos. Si un niño vive conflictos familiares, una mudanza, un divorcio, la muerte de un ser querido o tiene un horario excesivamente cargado de actividades extraescolares... Pueden ser factores que lleven a tener ansiedad y estrés a un niño.
Señales de alarma
Existen algunas señales de alarma que te pueden indicar que tu hijo está teniendo estrés y ansiedad, piensa que ellos no son capaces de poder expresarlo correctamente y no sabrán qué les está ocurriendo. Las señales de estrés y ansiedad en los niños son sutiles y pueden presentarse en dolores de estómago, dolores de cabeza o cambios en su comportamiento habitual. También puedes notar cambios de humor o tener problemas para dormir o para tener una buena concentración tanto en casa como en la escuela.
Si en la vida de tu hijo ha habido algún cambio últimamente e necesario observar el comportamiento del niño para ver si tiene algún tipo de estrés. Incluso si no puedes identificar un factor de estrés particular tu hijo puede experimentarlo por otras causas. Anota su comportamiento y su estado de ánimo diario y apuntar cualquier señal de problema emocional. Habla con el maestro para saber cómo interactúa en la escuela y también observa cómo se comporta con los amigos o con los familiares. Al mismo tiempo potencia una buena comunicación con tu hijo para saber si hay algo que le aflige.
Qué puedes hacer para ayudar a tu hijo
- Permite que tus hijos hablen contigo. Anima a tu hijo a que hable contigo sobre cualquier tema que le pueda preocupar y hablad sobre los sentimientos de manera sincera y abierta. Una de la forma más efectiva en que las personas lidian con el estrés es hablando con otros sobre su problema.
- Asegúrate de escuchar a tu hijo antes de sugerir soluciones. Por mucho que quieras ayudar a tu hijo soluciones, dale tiempo a tu hijo para que exprese sus pensamientos y emociones antes de hacer comentarios al respeto. Permite que se exprese.
- Para hablar, hacerlo realizando una actividad neutra. Quizá si hacéis una actividad conjunta tu hijo puede sentirse más cómodo al hablar contigo. Haz algo que disfrutéis juntos como salir a caminar.
- Hacer ejercicios de respiración. Anima a que tu hijo haga respiraciones contigo, para que respire aire "bueno" y deje salir el aire "malo" y que una vez que lo hace, sale de él todo lo que le hace sentir mal y se queda dentro solo lo que le hace sentir bien.
- Es importante que tu hijo vea en ti un punto de apoyo emocional, para que sepa que su casa es su refugio físico y tú el refugio emocional que le enseñará las habilidades necesarias para poder sentirse mejor en los momentos en que sienta que las cosas, se comienzan a torcer.