Parece increíble que en pleno siglo XXI la discriminación en el trabajo hacia la mujer por embarazo siga siendo un tema de plena actualidad. Pero lo cierto es que se trata de un problema global que se da en todo tipo de sociedades. En Estados Unidos pierden su trabajo unas 60.000 mujeres al año por este motivo, mientras que en México son muchas las empresas que obligan a las trabajadoras a someterse a un test de embarazo antes de contratarlas. En nuestro país, es frecuente que se produzcan un conflicto laboral cuando una empleada comunica su estado y deciden despedirla. A todo esto hay que sumarle los casos de mobbing maternal con degradación, acoso... y la imposibilidad de promoción a cargos de responsabilidad superior tanto por ser madre como por estar en edad de serlo o la renovación de un contrato temporal.
Sin embargo, el Tribunal Supremo ha dictaminado que cualquier perjuicio en el ámbito laboral ocasionado por un embarazo o por la baja de maternidad corresponde a una discriminación directa por razón de sexo. Por este motivo, es de gran importancia que las mujeres que sufran este tipo de discriminación lo denuncien. Tienen mucho terreno ganado ya que los tribunales se posicionaran a su favor en la inmensa mayoría de los casos. Solo de esta manera se consigue dar visibilidad a la situación.
Sin embargo, son muchas veces las futuras madres quienes deciden renunciar a este derecho. Lo hacen por miedo a parecer problemáticas y que esto disminuya considerablemente sus posibilidades de conseguir un nuevo contrato, algo ya de por si bastante complicado al tener niños pequeños a cargo, y por el estrés que genera enfrentarse a un procedimiento judicial y más durante un embarazo. Esta situación, la de tener hijos de corta edad, parece no ser un impedimento para que los hombres encuentren o mantengan un empleo. ¿Por qué para la mujer es más difícil?
Los prejuicios hacia las embarazadas en la empresa
En gran medida este conflicto laboral viene determinado por una cuestión de prejuicios por parte de las empresas. Muchos hombres comparten con las madres de sus hijos la responsabilidad de la crianza al 50%. Para ellos es igual de importante que para ellas pasar tiempo con sus pequeños, cuidarles cuando están enfermos y preocuparse por todos los aspectos que conciernen a su educación. Otros eluden esas tareas y algunas mujeres siguen pensando (de manera inconsciente en ocasiones) que todo ese trabajo les corresponde solo a ellas.
Y ese es el principal problema. Que la sociedad sigue considerando que tener hijos es una cuestión que atañe solo a la mujer, cuando se trata de algo que incumbe a toda la familia por igual. Los dos miembros de la pareja tendrán, teóricamente, que enfrentarse a las mismas dificultades cuando nazca el bebé. Está claro que hay que cambiar la forma de pensar de muchas personas. Todavía queda mucho trabajo por hacer en este sentido. Es un problema de concienciación porque tradicionalmente han sido las mujeres quienes se han hecho cargo de la crianza de los hijos, pero en una sociedad moderna como la que somos (o la que aspiramos a ser) esto tiene que cambiar. Hombres y mujeres deben responsabilizarse por igual de estas tareas.
Pero, ¿y durante el embarazo? Trabajar demasiadas horas, el estrés... pueden afectar al desarrollo del feto. ¿Estamos las mujeres entonces entre la espada y la pared, hagamos lo que hagamos? ¿Tenemos que elegir entre nuestra familia y nuestro trabajo? ¿No podemos hacer las dos cosas a la vez? La mayoría de las mujeres piensa que sí se puede. Somos capaces de compaginar ambas tareas y hacerlo con éxito, pero para ello necesitamos la ayuda, no solo de los papás, sino del conjunto de la sociedad. Es necesario que la ley proteja a las madres y a los padres. Que equipare sus derechos, que seamos iguales del todo.
De nada sirve que nosotras nos esforcemos al máximo para lograr nuestros objetivos personales y laborales si después vamos a sufrir los prejuicios de las empresas. No querrán ofrecernos un contrato porque tenemos hijos o estamos en edad de tenerlos, pero es que los hombres también tienen hijos. Y parece que eso se les olvida a muchos. Todos debemos asumir que ellos también los van a cuidar, que tendrán que pedir días libres cuando los pequeños se pongan enfermos y haya que llevarles al médico o cuando acompañen a las madres a los controles rutinarios del embarazo. Tener hijos es una tarea conjunta. No solo de la mujer.
¿Y las trabajadoras autónomas?
Para denunciar este tipo de conflicto laboral por discriminación hacia las mujeres ha surgido una iniciativa en Estados Unidos, se llama 'Pregnant then Screwed' (embarazada y después fastidiada). Se trata de una web en la que las mujeres pueden compartir sus historias. Muchas de ellas cuentan cómo sus jefes las despidieron tras comunicar su embarazo a la empresa. Su creadora Joeli Brearley era una trabadora autónoma y sus clientes decidieron prescindir de sus servicios cuando ella tuvo a su hijo, a pesar de que había contratado a alguien para que la sustituyera.
Así que no se trata de un problema sólo de mujeres que trabajan por cuenta ajena. Las freelance también se enfrentan a graves dificultades en este sentido. Muchas de ellas no pueden dejar sus negocios durante los cuatro meses de baja maternal y se ven obligadas a prescindir de ella y del tiempo que les corresponde pasar con sus hijos por falta de recursos económicos.
La inestabilidad laboral, los contratos precarios y temporales no favorecen en nada a los futuros padres que muchas veces deben posponer sus deseos de tener hijos, lo que suele desencadenar en problemas físicos y psicológicos que hacen que todo este proceso sea incluso más dificultoso.
No obstante, hay empresas que ya han dado un paso hacia delante y no discriminan a las mujeres a la hora de ofrecerles un contrato, financian guarderías y brindan la posibilidad de reducir la jornada laboral sin que esto perjudique a su promoción. Pero siguen siendo minoría. Queda mucho camino por recorrer y está claro que para ello necesitamos la implicación de los hombres en todos los sentidos. Evitar este tipo de conflicto laboral está en manos de todos.