La educación física suele ser una asignatura que gusta al alumnado. En primaria apenas requiere estudiar, es práctica, por eso a los niños y niñas en general se les hace ameno y llevadero, dependiendo también de lo exigente que sea el profesor, aunque a estas edades son más flexibles.
Sin embargo, no todos los niños disfrutan estas clases de la misma manera. Hay niños y niñas que no les gusta la educación física y ven el ejercicio como algo traumático. Si es el caso de tu hijo seguramente te interese saber como puedes ayudarle a mejorar.
1. Investiga los motivos
Si realmente quieres ayudarlo tienes que intentar ponerte en su lugar. Solo quienes han pasado por ello pueden entender lo mal que los niños pueden pasarlo en clase cuando se tienen complejos. Por eso, pregúntale o infiere el motivo por el que odian el ejercicio.
- Es consciente de que es muy patoso. A todos se nos dan mejor una cosas que otras. Sin embargo, no debemos avergonzarnos de nuestras debilidades, tenemos que saberlas llevar con dignidad. Hazle comprender que aunque algo no se le ve bien ahora mismo no significa que sea así siempre. Los profesionales del deporte son buenos porque han practicado muchas horas, y si él o ella no practica no va a poder mejorar. La única forma de mejorar es practicando, practicando y practicando.
- Miedo a quedar en ridículo. El autoestima de los niños es muy voluble y cualquier pequeña humillación les va a doler muchísimo. Los adultos con los años hemos ido a gestionar la rabia, impotencia y frustración, por eso no nos afecta tanto las burlas del día a día. Sin embargo, un niño, que aun no ha madurado del todo, lo pasa realmente mal cuando se burlan de él en clase. Es típico entonces encontrarnos con que no quiera ir a gimnasia.
Una vez que los descubras tienes que empatizar con él o ella y hacerle ver que siempre vas a estar de su parte pero que no puede rendirse. La única forma de mejorar en una actividad (ya sea hobbie o deporte) es practicándolo una y otra vez.
2. Habla con el profesor o profesora
Para que tu hijo o hija pueda mejorar en educación física es vital que hables con su profesor. De esta forma podrás disolver posibles malentendidos. Muchos profesores se piensan que los niños que alborotan en sus clases lo hacen solo por fastidiar, sin ver que normalmente hay una dificultad detrás.
Si el problema es porque el niño tiene algún tipo de complejo físico hablar con el profesor puede hacer que suavice sus exigencias a la hora de calificarlo, controlar más la clase para evitar burlas, o incluso evaluarle en privado, cuando no haya otros niños mirando (y no pueda ser objeto de burlas). Así, el niño se sentirá más relajado porque el resto de la clase no tendrá los ojos fijos en él.
Haced algo de deporte en vuestro tiempo libre
Finalmente, averigua la forma que tiene el profesor de dar sus clases. Infórmate y que no te de vergüenza comentarle tu opinión sobre sus clases, siempre desde el respeto (a nadie le gusta que le digan como hacer su trabajo). Hay profesores que siguen usando métodos que pueden fomentar a la discriminación. Por ejemplo, a la hora de elaborar equipos es mejor evitar que sean los alumnos quienes decidan los miembros mediante dos capitanes. Los niños a esas edades tienden a ser bastante crueles, por lo que cuando les toca ser capitán de equipo los últimos elegidos son siempre los mismos. El profesor puede crear el mismo los grupos o echarlo a suertes.
3. Practicad deporte juntos
Infórmate del tipo de ejercicios que hacen en gimnasia y practícalos con él. ¿Están dando el baloncesto, el balónmano, fútbol...? Llévale a practicar unos tiros. Estar en un ambiente de confianza le dará seguridad para practicar libremente, fuera de las miradas indiscretas y burlas. Contigo puede atreverse a hacer las cosas que no hace en clase. Y lo mejor de todo, si falla no hay drama porque estaréis en confianza. Aprovecha entonces para hacerle ver que los errores son lo más normal del mundo y que pueden incluso resultar hasta divertido. Los niños que se ríen de si mismos enseguida pierden el interés para los abusones, ellos solo piensan en reírse a costa de otros, si tu hijo ya se ríe de si mismo, las burlas de sus compañeros no surtirán el efecto deseado y enseguida los compañeros perderán el interés.
Mientras estéis jugando también es importante que le refuerces el esfuerzo y no tanto el resultado. Lo más importante es que el disfrute haciendo ejercicio, con el fin de que empiece a verlo como algo divertido y deje a un segundo plano el contenido académico.
4. Reflexiona sobre tu estilo de vida
¿Hay algo que estés haciendo mal? ¿Eres un buen ejemplo para tus hijos? Examina tu rutina diaria. ¿Haces algún tipo de deporte? ¿Intentas ser activo o por el contrario no te mueves del sofá? No puedes pretender que tu hijo o hija disfrute de la educación física si no has tenido ningún estímulo en casa para ello. Los niños adoran a sus padres y de forma inconsciente suelen copiar todo lo que los adultos hacen. Si te ven practicar deporte les empezará a entrar la curiosidad. Si practicáis juntos y consigues que él se lo pase bien ya habrás conseguido que al menos tenga más interés en la materia.
5. Buscar un estilo de vida saludable
Educarle en conceptos básicos como la alimentación saludable y un actividad física regular puede hacerle mejorar en gimnasia. Si nos ejercitamos diariamente aumentamos nuestra capacidad pulmonar, la resistencia y además nos sentiremos más ligeros. Esto conlleva a una mejoría en el estado físico y rendimiento en educación física.
Por último, no desesperes si ves que has intentado de todo y tu hijo o hija no mejora, piensa que estamos ante un ser que está continuamente cambiando y evolucionando. No os desaniméis, las mejorías son lentas pero constantes.