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6 razones por las que tu hijo pequeño puede estar bajando su rendimiento escolar
6 razones por las que tu hijo pequeño puede estar bajando su rendimiento escolar

MALAS NOTAS

6 razones por las que tu hijo pequeño puede estar bajando su rendimiento escolar

Si nuestro hijo o hija va en el colegio peor de lo normal, puede estar presente un problema que no hayamos visto.

Debemos identificar el problema para ponerle remedio lo antes posibleDebemos identificar el problema para ponerle remedio lo antes posible

¿Tu hijo está bajando su rendimiento escolar de forma alarmante? Es una señal que tanto los padres como los profesores deben aprender a identificar, en casa y en el colegio. Hay muchas causas que pueden estar detrás de este problema y lo primero es identificarlo. Por supuesto, cada caso es único, ya que no hay dos situaciones iguales. Aquí damos algunas pautas que pueden ayudarte a descifrar qué es lo que le está ocurriendo a tu hijo:

1. Baja autoestima.

Cuando los niños y niñas tienen una baja autoestima académica, suelen acusar fracaso escolar. Pero, ¿qué es la baja autoestima académica? Cuando los niños sacan por algún motivo malas notas, comienzan a verse a ellos mismos como menos competentes. El desinterés por los estudios es simplemente una vía de escape: prefieren no intentarlo por no fracasar.

2. Problemas emocionales

La ansiedad. Esto va íntimamente ligado al punto anterior. No hay que permitir que los niños se vean como perdedores, hay que demostrarle que les queremos a ellos y que sus éxitos y sus fracasos en el colegio no cambiarán esto. Es fundamental motivarles para que vean que pueden lograrlo, que con esfuerzo se consigue y que conseguir hacerlo les aportará satisfacción personal.

Los problemas de casa pueden afectar al rendimiento de los hijosLos problemas de casa pueden afectar al rendimiento de los hijos

3. Malas técnicas de estudio

A estudiar también se aprende. Crear un hábito de estudio y propiciar un ambiente adecuado para ello es esencial. Además, no deben ver el "hacer la tarea" como algo negativo o un castigo. Anímales y no les riñas. Si están cansados (después de las clases en el colegio y las extraescolares deportivas, es normal) no les dejes abandonar, ayúdales: ponte con ellos con paciencia, aunque se quejen tienes que ayudarles y motivarles hasta que terminen sus deberes, lo que afectará directamente en mejores notas. ¡La procastinación no es una opción!

4. Dificultades en la atención

A veces, el no poder concentrarse es el problema principal. Al no poder focalizar su atención en la tarea, no podrán construir conocimiento y aprendizajes. Hay que entrenar la concentración, y una técnica muy buena es el "time-boxing". Establece tiempos cortos (20 minutos) de concentración máxima. En cuanto se acaben esos 20 minutos, hay 5 de descanso, en los que podrán levantarse, beber agua y distraerse. Cuando vuelva a "sonar la campana", deberán centrarse otra vez durante 20 minutos. Esta técnica garantiza buenos resultados y propicia la concentración. A partir de ahí, puedes aumentar sus tiempos de centrar atención poco a poco y se verá reflejado en las notas y en general, en el rendimiento escolar.

5. Dificultades de aprendizaje

En este sentido podemos encontrarnos con dislexias, TDAH, falta de motivación, etc, problemas que afectan directamente en el rendimiento escolar. ¿Cómo identificarlo? Si ves que al niño le cuesta más aprender que a los demás, si seguir las instrucciones de cualquier cosa siempre es un problema, si se bloquea porque no sabe cómo iniciar una tarea, si la lectura le resulta un gran esfuerzo o si su letra es muy desordenada y poco entendible... Con la atención adecuada tanto en el colegio como en casa, estas dificultades son totalmente superables, pero es imprescindible hacer una detección temprana de las mismas y tratarlas de manera adecuada. Es esencial el trabajo conjunto con pedagogos y profesores para enfrentar esas dificultades de la mejor manera y que no repercutan en sus notas.

6. Dificultades familiares

Los niños se enteran de todo y esto afecta directamente en su rendimiento escolar. Cuando hay discusiones entre los padres o están en procesos de divorcio, los niños pueden acusar una sensación de perdida (tanto de un hogar como de un estilo de vida) y preocupación por ser abandonados. Además, pueden sentirse responsable s por el divorcio: la sensación de culpabilidad es la protagonista en este caso. Cuando hay violencia en la familia hay un claro síntoma: los niños no son capaces de concentrarse porque en cuanto lo intentan, vuelven a sus cabezas las discusiones o situaciones recientes, experiencias desagradables que les provoca mucho estrés. En este caso, lo más recomendable es llevar al niño a un psicólogo para que reciba las herramientas necesarias para afrontar los problemas familiares.

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