Durante la adolescencia surgen bastantes conflictos entre hijos y padres que puede hacer que estar en casa sea un problema para los más jóvenes y decidan que independizarse del hogar familiar sea la decisión correcta para solucionar sus problemas y poder llevar una vida tranquila. Normalmente, esta decisión viene precedida de un rechazo a la autoridad de sus padres ya que se encuentran en una fase de transición entre ser niños y ser adultos.
Para padres e hijos será necesario ir amoldándose para ese cambio pero será necesaria una compresión por ambas partes para que la familia no tenga problemas. No va a ser más que una etapa rebelde del adolescente que si se encauza de la manera correcta es posible que sus ganas de independizarse del hogar desaparezcan de la misma manera que aparecieron.
Cómo prevenir que un adolescente quiera independizarse
En primer lugar, lo que deben plantearse los padres es en qué momentos hay un mayor alto de conflictividad con sus hijos y que estos utilizando como justificación para querer independizarse de su familia. Estos variarán dependiendo el hogar en el que se esté dando esta situación, pero las bases para no llegar a este punto han de sentarse años antes llevando una conducta concreta, por lo tanto sería recomendable prestar atención a determinados aspectos.
Hay que tener claro que un hijo no se vuelve rebelde de la noche a la mañana. La rebeldía va alimentándose día a día en los conflictos que tiene con sus padres y que, creyéndose victorioso se ve más fuerte. Aunque creas que puede causar más problemas, los padres tienen la obligación de imponerse en lo que respecta a la educación de sus hijos.
Las acciones que lleven a cabo los hijos dependerán de cómo actúen los padres. Ellos saben identificar perfectamente cuales son los puntos fuertes y débiles de sus progenitores y los utilizarán en su propio beneficio. Si ven que amenazando con independizarse del hogar sacan de ellos lo que buscan, será un recurso que utilicen aunque realmente nunca lleguen a hacerlo.
Los padres han de actuar como lo que son. Su misión es mantener a la familia unida y no dejarse intimidar por las amenazas que puedan venir de sus hijos. Un castigo o unas normas estrictas puestas en el momento preciso, pueden hacer que se impongan de tal manera que a sus hijos les quede claro bajo la tutela de quién están hasta que lleguen a la mayoría de edad. Las conversaciones con ellos han de ser claras, que no vean ningún tipo de grieta y los castigos han de mantenerse.
No hay que pasarse de la raya a la hora de imponerse. Sí que es necesario que los padres sean vistos como una autoridad, dado que son aquellas personas que han de preocuparse del menor hasta que éste tenga los 18 años, pero tampoco no dar tregua. Lo mejor es llegar al punto de equilibrio en el que podáis hablar negociando. Como padre consigues llevar a tu hijo por el camino y que quieres, y el hijo podrá sacar algún beneficio más que con un mal comportamiento o amenazando con irse de casa.
No seas demasiado protector con tu hijo, deberá vivir
Respetar a tu hijo. Muchas veces el conflicto que hace que un hijo se vuelva rebelde es la diferencia de opiniones que pueda tener con sus progenitores a la hora de actuar. Si ves que tu hijo no está haciendo nada malo, déjale actuar como crea conveniente. Posiblemente por la diferencia de edad o falta de experiencia, vuestros puntos de vista no serán los mismos, pero de los errores se aprende y él también tiene que tener los suyos en la vida.
Soluciones para que entre en razón
Normalmente bastaría con hacerle ver los contras que supondría irse de casa con respecto a lo que tiene en ella, pero eso sería bastante complicado si nuestro hijo rebelde no ve más allá de sus intenciones y ve en casi todo un problema. Por ello, más que centrarse en el problema de que pueda independizarse, hay que atacar su rebeldía directamente, ya que puede que lo que hoy es una amenaza de abandonar el hogar, mañana puede que sea otra distinta. Para ello hay distintas conductas que pueden llevarse a cabo.
No trate a su hijo como a un niño. A estas edades ya empiezan a verse mayores ya que se encuentran en una etapa de transición y puede que un tratamiento no correspondiente a esa forma de sentirse les pueda hacer ver que aún les ves como un niño pequeño. Habla con él de cualquier tema e intenta dialogar sobre los problemas que puede tener. Hazle ver que le consideras una persona casi adulta con la que se pueden hablar las cosas y no discutir continuamente.
Evita criticar las malas acciones de tu hijo. En el caso de que sean errores que comete en la vida sin gran importancia, déjale que se equivoque porque le va a servir de experiencia. Si continuamente le estás diciendo que debe hacer y criticando todas las decisiones que toma con respecto a su vida acabará rebelándose.
Tu hijo está pasando por una complicada época: la adolescencia
En el caso de que veas que tu hijo tiene un mal día o está de mal humor, mantén las distancias. Con esto conseguirás que no haya ningún tipo de conflicto innecesario ya que en esas circunstancias todo va encaminado hacia eso por mínimo que sea el contacto que tengas con él. Mejor déjale a su aire y ya cambiará el humor.
Utiliza los momentos que tenéis toda la familia juntos para poder hablar de diferentes cosas, interésate por lo que ha hecho en su día, pregúntale qué tal le va, saca temas referentes a sus gustos. Intenta que haya un momento de cordialidad entre toda la familia y así poder suavizar su carácter y que no vea tantos problemas en el hogar.