La maniobra Hamilton (también denominada desprendimiento de las membranas) es una técnica de inducción al parto, que consiste en el despegue de las membranas del útero con un movimiento circular del dedo para estimular el comienzo del trabajo de parto. Así pues, esta maniobra desencadena la síntesis de las prostaglandinas, unas hormonas que provocan contracciones uterinas en 24 horas, poniendo en marcha el parto. Si entre las 24 y 48 horas no hay contracciones, la maniobra habrá fracasado.
Según la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia), ésta maniobra es un método de inducción mecánica, que deberá realizarse con la previsión de medios adecuados para la finalización inmediata del embarazo, si la situación así lo precisara. En la mayoría de los casos, esta maniobra no logra provocar el parto.
¿Cuándo se practica la maniobra de Hamilton?
El médico debe explicarle a la embarazada en qué consiste la maniobra y pedir su consentimiento y, si la mujer no está de acuerdo, puede negarse a que se la hagan. Esta maniobra puede ser favorable a partir de la semana 38 o 39, cuando las condiciones del cuello uterino son favorables para la dilatación y el inicio del parto y existe un acuerdo entre la madre y el médico para provocarlo.
Si ha pasado la fecha prevista del parto, deberán ofrecerte el desprendimiento de las membranas antes de pensar en otros métodos de inducción. Para poder llevarla a cabo, la bolsa amniótica debe estar en perfecto estado, es decir, la mujer no puede haber roto aguas. Con esta maniobra, lo que se pretende es desencadenar el parto espontáneo de una forma natural, provocando las contracciones pertinentes.
Maniobra sin previo aviso
No obstante, la maniobra de Hamilton ha creado polémica por su empleo pues, incluso en algunos casos, se ha empleado sin el consentimiento de la embarazada, incluso antes de la semana 38. Normalmente, para saber en qué grado de dilatación y maduración está el útero, el médico comunica a la madre que realizará una exploración o tacto vaginal cuando en realidad lo que puede estar sucediendo es que éste esté realizando una maniobra de Hamilton para provocar el parto.
Para que la mujer embarazada dé su consentimiento para realizar la maniobra de Hamilton, el médico debe proporcionar información sobre la misma, como por ejemplo, en qué consiste, para qué se hace, qué alternativas hay, qué ocurre si no se hace y qué riesgos tiene tanto en el momento de su realización como en el momento posterior. Basta con que el consentimiento sea verbal para que ésta pueda realizarse, es decir, no hace falta firmar ningún papel ni realizar ningún documento por escrito.
Así pues, si no quieres someterte a este procedimiento, no tienes que hacerlo. Aunque no hay ninguna garantía de que el desprendimiento de las membranas pueda desencadenar el parto, es cierto que ayuda a alunas mujeres embarazadas a evitar tener que someterse a un método de inducción más complejo. No obstante, podrás consultar a tu medico de otros métodos naturales para inducir el parto.
Riesgos de la maniobra de Hamilton
Actualmente, existe una cierta tendencia en contra de provocar el parto y a favor de dejar que el bebé nazca cuando sea el momento, si no existe riesgo tanto para la madre como para el bebé. En la mayoría de las ocasiones, tras haber empleado la maniobra de Hamilton, la mujer sufre un intenso dolor y molestias en las horas y días posteriores, hasta ponerse de parto.
El desprendimiento de las membranas puede resultar incómodo, pues muchas veces es difícil legar al cuello uterino antes de que comience el parto. A algunas mujeres el procedimiento les parece doloroso, ya que pueden producirse pequeñas perdidas de sangre y contracciones irregulares inmediatamente después del parto.
Entre los principales riesgos se encuentran los siguientes: infección, debido a la rotura prematura de la placenta y la consecuente pérdida de líquido amniótico, hemorragia o sangrado, expulsión del tapón mucoso y contracciones excesivas e incontroladas. Es importante señalar que todos los métodos de inducción que se usan en los hospitales tienen sus riesgos, pero son muy necesarios cuando el parto no es normal y han surgido complicaciones.
Debes tener en cuenta que el hecho de que un primer parto haya sido inducido no significa que el resto de partos que le puedan seguir en consecutivos embarazos vayan a serlo también. Además, en contra de la creencia popular, los partos inducidos no influyen en absoluto en el comienzo de la lactancia ni en el mantenimiento de la misma.