El sol es uno de los protagonistas indiscutibles del verano, pero ello no implica que los cuidados de la piel se reduzcan sólo y exclusivamente a esa época, sobre todo cuando se trata de la piel de los niños. Debido precisamente a su corta edad, los niños tienen la piel excesivamente sensible, a falta de desarrollar una cierta resistencia al sol. Tienen facilidad de coger moreno, pero hay que aliarse con cremas y protectores solares, especialmente durante la época estival. A continuación, algunos trucos para cuidar la piel de los niños en verano y ¿por qué no?, para todo el año.
Recién nacidos
Cuando se trata de niños muy pequeños, las cremas solares se convierten en un buen aliado, especialmente las indicadas para su edad. Pero los expertos recomiendan que directamente eviten el sol y que además se extremen las precauciones. Nada de poner la cunita o la mantita en el sol, mejor bajo la sombrilla o en un lugar resguardado.
Además en la playa, en la piscina o si se está en la calle a las horas centrales del día es casi obligatorio que los bebés lleven un gorrito que les proteja, así como una camiseta ligera si es necesario.
Protectores solares: ¿cuál comprar?
Queda muy gracioso que un pequeño tome color y consiga ponerse moreno. Sin embargo, de nuevo se insiste en la sensibilidad de la piel de los niños y por ello lo mejor es que siempre usen protectores solares, especialmente cremas indicadas para su edad. ¿Cuáles comprar? Siendo niños, lo fundamental es que las cremas tengan una protección de factor 50 y que cuenten con filtros de rayos UVA y UVB.
El protector solar tiene que ser de factor 50 y con filtros de rayos UVA y UVB
Dependiendo de las marcas y los lugares de venta, la mayoría tienen su precio en torno a los 10 ó 20 euros. Aún así, lo importante es comprar la que inspire mayor confianza, porque con la piel de los pequeños no se juega.
Aplicación
Una vez conseguida la crema, ¿cómo aplicarla? Empieza por la cara, evitando la zona de los ojos, que se protegen con gafas de sol. No hay que olvidar la nuca, la parte de detrás de las orejas y la nariz, que son las más olvidadas y las que más fácilmente se rinden a los rayos del sol. A continuación, hombros, brazos, barriga, piernas ¡y los pies!. Aunque parezcan morenos y los más mayores jueguen a enterrarse los pies en la arena, estos deben estar protegidos.
Normalmente, debido en parte al calor y a la euforia que despierta la playa, la piscina o la salida al parque, los niños huyen de las madres cuando escuchan la palabra 'crema'. Sin embargo es necesario que se realicen varias aplicaciones, aun cuando el niño ya esté moreno. En este sentido, la crema se echa una media hora antes de salir a la calle, y hay que renovarla de nuevo cada media hora como mínimo, especialmente cuando se trata de niños muy pequeños expuestos al sol o con la piel blanca.
Efectos del calor
El calor es otro de los protagonistas del verano y a veces, del mes de septiembre. Por esa razón, hay que vigilar los efectos que éste produce en la piel de los niños: sarpullidos o reacciones alérgicas. El agua de mar, para los que van a la playa, o el propio sudor, para los de ciudad, son factores aparentemente inofensivos que pueden hacer daño a la epidermis del bebé.
El agua del mar y el sudor pueden dañar la epidermis de nuestros hijos
Aunque ante todo, la mejor prevención es la vigilancia de la evolución de la piel de nuestro bebé, que nos indicará qué opción es la mejor a seguir.