Las relaciones entre hermanos son muy complejas y nos encontramos de todo. Desde hermanos mayores que protegen a muerte a los más pequeños hasta otros que son muy celosos. Por eso, cuando tenemos un segundo hijo tenemos que esperarnos cualquier cosa.
En el caso de hermanos varones se suele pensar que son más problemáticos que si son hermanas, pero lo cierto es que en general ambos pares son igual de problemáticos, tal vez las niñas se insulten más y los niños tiendan a pelear, pero al final el dolor de cabeza te lo van a dar igual.
A medida que crecen los motivos de las peleas entre hermanos varía. Al principio suele ser por tener que compartir las cosas, los juguetes, el cuarto, el material de clase... También puede ser que inicialmente estuviesen jugando y eso derivase a pelear entre ellos. Más adelante, esos juegos y reticencias para compartir pueden convertirse es piques con su aspecto físico, forma de vestir, personalidad... pero aunque los motivos parezcan diferentes siempre van a tener una raíz común: buscar la atención de los padres.
1) Intenta no meterte en medio
Hacer de juez es una misión imposible, nunca vas a salir bien parado porque nunca sabrás a ciencia cierta quien tiene razón. Puede que uno parezca el culpable pero también puede ser que el otro le haya picado antes o incluso el rebote venga del día anterior. ¿quién es el malo entonces? Es difícil saberlo, por lo que es mejor esperar a que lo resuelvan solos. Además si nos metemos en medio nunca aprenderán a resolver las cosas por si solos y estarán continuamente acudiendo a ti, no solo será agotador si no que tampoco les estás ayudando a largo plazo, ¿qué ocurrirá el día que estén solos? Por otro lado, es difícil saber quien fue el causante de todo y si te pones del lado de uno, el otro no lo va a entender (a no ser que sea por algo muy evidente) y solo verá que estás contra él.
2) ¿Etiquetas?
Es muy común que los padres críen a sus hijos poniendo las etiquetas del "bueno" y del "malo". Puede que si, que siempre haya uno que sea más movido o rebelde que el otro, más travieso. Sin embargo, es muy raro que uno sea enteramente bueno y el otro enteramente malo, normalmente es una escala de grises, donde uno puede comportarse el 75% de las veces mal pero el otro 25% de las veces puede ser al revés, por eso tampoco es justo que sea siempre el mismo quien se lleve las regañinas. Poniendo etiquetas a los hijos solo conseguiremos que se vuelvan a pelear en el futuro y terminar de estropear la relación , incluso con mayor frecuencia.
3) ¿Debería castigarles?
Más que castigarles deberías "ignorarles". Esto tiene una explicación. Dado que la mayoría de las veces los niños pequeños buscan la atención con este tipo de comportamientos, si nosotros dejamos lo que estamos haciendo en el momento de la pelea y acudimos ante ellos estamos dándoles justo lo que quieren. Por eso, es mejor hacer lo contrario, ante las peleas, insultos y comportamientos que tu veas que buscan tu demanda debes ignorarlos, y sin embargo premiar aquellos en los que se están portando bien, por ejemplo compartiendo, jugando juntos sin distorsionarse, riendo juntos... Premia estas formas de juego interaccionando con ellos y reforzándolos con halagos: "Me encanta cuando jugáis los dos juntos tan tranquilos", "sois los mejores hermanos del mundo", "eres un hermano mayor buenísimo, te portas muy bien con...", etc.
El mejor premio aquí es la atención de los padres pero si quieres darles algo extra pueden ser 10 minutos más haciendo algo que les guste como estar en el patio, ver la televisión un poco después de cenar, una merienda especial... eso si, tiene que ser la excepción y no la norma ya que tienen que aprender a llevarse bien pero no para conseguir premios. Sin embargo, algo especial de forma aleatoria cuando se portan bien reforzará la conducta a largo plazo.
¿Y si son muy pequeños? Si tus hijos son muy pequeños y no paran de pelearse la mejor opción es que los separes y ya está. Por ejemplo, si están jugando solos y empiezan a portarse mal separa a ambos durante 10-15 minutos diciendo: "No quiero saber de quien ha sido la culpa. Os voy a separar porque veo que no podéis estar juntos". Pasado ese tiempo puedes volver a juntarlos para que tengan la oportunidad de empezar de nuevo.
4) Fomenta la relación entre hermanos
Con el fin de que no se vuelvan pelear, deberás buscar nuevas estrategias que estén dirigidas a unirles más, por ejemplo, unirles contra vosotros. Para ello podéis proponer un juego de mesa en el que participen grupos, el grupo de los hijos contra el de los padres. Para salir victoriosos van a tener que cooperar, escucharse y tomar decisiones conjuntamente.
5) Las normas siempre claras
Este es el punto más importante que debes seguir en el caso de tener más de dos hijos, pero con dos ya es suficiente. Debes dejar muy claro cual es el concepto de "relación entre hermanos", que se debe y no se debe de hacer y escribir normas dirigidas a respetar la individualidad del otro. Por ejemplo, pon una tabla pegada en la nevera de la cocina con los tiempos que tiene cada niño al día con la consola y las consecuencias que habrá para el que no acate las normas (dejarle el resto del día sin jugar puede ser suficiente). Debes poner las normas más importantes con las consecuencias negativas de no cumplirlas pero también las positivas de si hacerlo, para que vean que alternativas tienen.
6) ¿Y si son adolescentes?
Las peleas entre hermanos son más frecuentes entre los 6 y 12 años, edad en la que ya empieza la pubertad. A partir de ahí los adolescentes buscan la independencia de los padres y ya no les interesa tanto captar su atención, aunque eso no significa que no puedan meterse con sus otros hermanos porque aun queden algo de celos o inseguridades. Si las discusiones tienen esta base es vital no meternos porque si nos ponemos de parte de uno de los dos solo conseguiremos que se vuelvan a pelear en un futuro más frecuentemente. Es mejor dejar que se las arreglen solos y no tomar partido por ninguno.
De todos modos, a medida que cumplan años las peleas poco a poco van a ir disminuyendo porque su lenguaje estará más desarrollado y podrán expresarse mejor a través de él. Insistir en una buena comunicación y la importancia del diálogo es la piedra angular para una buena relación.