Dar de mamar a nuestro bebé es una de las actividades que más quita el sueño a las madres de hoy en día. Cuando damos el pecho al bebé todo se convierte en un momento mágico, ya que existe una conexión especial entre la madre y el hijo, creando un vínculo de confianza y de amor que en el futuro va a verse muy reconfortado. Lo ideal es que estemos dando leche materna a nuestro hijo hasta los 10 o 12 meses, ya que es cuando vamos a incorporar a su alimentación otras comidas más sólidas y nutritivas para que su organismo siga evolucionando y nuestro hijo siga creciendo.
Hay muchas ocasiones en el que esto se ve truncado mucho antes debido a que la madre sufre de hipogalactia. La hipogalactia consiste en la producción de poca leche de la madre y por ello hay que realizar un abandonamiento precoz de la alimentación del bebé vía materna y recurrir a la leche artificial o en polvo.
¿Qué es la hipogalcatia?
La hipogalactia, como hemos adelantado antes, es la situación que se da en el momento en el que la madre deja de segregar leche en sus mamas, o produce muy poca leche como para alimentar a su bebé, y tiene que dejar de hacerlo, ya que es insuficiente para que el niño pueda seguir creciendo y estar bien alimentado. En la mayoría de los casos, y sobe todo en las madres primerizas, es muy frecuente que estas piensen que no tienen la producción necesaria para alimentar al bebé, pero en realidad la verdadera hipogalactia se da en muy pocas situaciones. Esto sobre todo pasa a los tres meses de haber dado a luz, y ocurre porque es al tercer mes cuando comienzan a regularse las hormonas de la mujer y todo comienza a estabilizarse, por tanto los pechos ya no lucen tan hinchados, ni tenemos la sensación de que se nos desborda la leche como hasta ahora, por lo que podemos llegar a pensar que la producción no es suficiente, pero no es así.
Las causas que pueden llegar a producir una hipogalactia, o poca producción de leche materna, es la dificultad para la succión en el bebé. Por norma general, la mujer produce leche cuando las glándulas del pecho se estimulan, por lo que si nuestro hijo no succiona bien cuando está comiendo, no se produce una correcta estimulación del pezón y por tanto no produciremos la suficiente leche materna. Para ello, lo ideal es estimar por nosotras mimas este proceso, ya sea con un saca leches o animando a nuestro bebé a que tome el pecho con más fuerza, para así poder compensar la poca leche que producimos.
Podemos diferenciar dos tipos de hipogalactia diferentes, el primero que se produce a modo temporal y el segundo que se produce de manera permanente. Comenzando por la hipogalactia temporal, muchas pueden ser sus causas, aunque la principal es debido a un tema hormonal. Un uso incorrecto de las pastillas anticonceptivas, los niveles deficitarios de prolactina o el hipotiroidismo son las causas primarias por las que se produce una producción de poca leche materna, aunque también se puede dar por otros factores como podrían ser un caso de padecer obesidad, anorexia, retención de placenta, cirugía de implantes mamarios o el síndrome de sheenan, entre otros.
¿Cómo puedo remediar esta situación?
En el caso de que se trate de una situación en la que no producimos leche materna por un motivo de falta de estimulación, lo único que tendremos que hacer es ponerle remedio a esto realizando diferentes ejercicios para aumentar la estimulación del pezón y de las glándulas mamarias y enseñando a nuestro pequeño como tiene que mamar para que se active el proceso de creación de leche materna.
Por otro lado, en el caso que se trate de cualquier otro factor ya sea hormonal o por alguna enfermedad, lo mejor es ponernos en contacto con nuestro médico de cabecera o especialista que será el que nos indique qué tratamiento tenemos que seguir en cada caso para que la situación mejore. Aunque en la mayoría de los casos la hipogalactia es una enfermedad que tiene solución, hay en otros casos que es irreversible por lo que tendremos que recurrir a la leche fórmula o en polvo para que nuestro bebé esté bien alimentado y no le falte ningún nutriente para poder crecer sano y fuerte.