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El frasco de la calma, la técnica para parar las rabietas de los niños
El frasco de la calma, la técnica para parar las rabietas de los niños

LLANTO Y RABIETAS

El frasco de la calma, la técnica para parar las rabietas de los niños

Te enseñamos a fabricar y usar con niños el frasco de la calma, que podrá usar cuando se encuentre alterado o tenga una rabieta.

niño llorandoEl bote de la calma resulta útil cuando los niños se enfadan o tienen una rabieta

Maria Montessori (1870-1952) fue una mujer revolucionaria que cambió radicalmente la forma de educar impuesta en su época. Siendo la primera mujer italiana licenciada en medicina, pero antes de eso ya había estudiado ingeniería a los 14 años y biología. También fue bióloga, psicóloga, psiquiatra, filósofa, humanista y feminista. Sin embargo, cabe una mención aparte la perspectiva novedosa a la educación de la época y que todavía hoy nos sorprende de los buenísimos resultados que da. Es mundialmente conocido "el método Montessori". Muy recomendable en todos los sentidos y con un gran éxito mundial.

Dentro de las muchas técnicas que aporta a padres y tutores podemos destacar el "frasco de la calma" o de la tranquilidad. Se trata de un frasco que está relleno de purpurina y materiales de distintas densidades que al agitar se mezclan (pegamento y glicerina), produciendo un remolino de luces, formas y brillos, muy absorbente y relajante, tanto para niños como para adultos.

Este frasco es muy útil porque ayuda a calmar los nervios y llanto de los niños . Si sufre una rabieta y le damos el tarro conseguiremos parar el llanto y relajarlo. También le servirá para cuando esté nervioso o preocupado por algo, incluso triste. Los adultos también nos beneficiamos, incluso puede ayudarnos a meditar. Además al ser casero no nos costará nada de nada.

¿Cómo un frasco puede calmar el llanto?

Una vez que tengamos un frasco de la calma en nuestras manos la técnica es muy sencilla. Se recomienda iniciar la técnica en niños de dos años (es la edad donde suelen aparecer las primeras rabietas) hasta los 5. Si aprende en ese rango de edad será más fácil que en un futuro siga manteniéndola cuando quiera calmar su rabia.

Se trata de que cada vez que el niño se ponga nervioso o le entre una rabieta le demos el frasco y a continuación le decimos:

"Mira, agita este frasco y fíjate en como se mueve la purpurina. Se mueve muy deprisa ¿no? tus emociones son como esta purpurina, cuando agitas el tarro se mueven muy rápidamente, igual que tus emociones cuando te pones nervioso, lloras, gritas y lo pasas mal. Pues quiero que te concentres en el tarro, que lo mires fijamente... Poco a poco la purpurina irá moviéndose más despacio, irá encontrando su lugar, al igual que tus emociones, si sigues mirando este frasco te darás cuenta de que tu rabia poco a poco irá desapareciendo y te empezarás a encontrar más tranquilo y más relajado, solo tienes que observar el tarro hasta que la purpurina se calme, al igual que vosotros."

Poco a poco el llanto cesará y su respiración se irá haciendo más calmada, más lenta. Es recomendable explicarle la técnica en un momento en el que esté tranquilo para que sea más fácil de calmar cuando se enfade, si de primeras se la intentamos explicar en medio de una rabieta seguramente no nos hará caso.

La técnica funciona porque mientras la purpurina va parándose, el niño se concentra en los colores y el movimiento. Es algo que llama la atención, que brilla, casi hipnótico. Poco a poco los niños dejarán de prestar atención a la rabia y pensamientos negativos y la enfocarán a los movimientos y formas sinuosas del interior de la botella. Canalizará las emociones y les ayudará a reenfocar su atención porque asociarán la imagen relajante con su nuevo estado de ánimo. ¿Nunca os ha pasado que hay canciones que os hacen reír, llorar o calmaros? Es porque el sonido que transmite nos genera un estado emocional que con la repetición acabamos asociando a ese estímulo, por eso cada vez que escuchamos esa canción revocamos ese estado. Algo parecido ocurre aquí.

Las primeras veces que el niño ponga en práctica la técnica seguramente solo se sentirá un "poquito" más aliviado, pero según la vaya practicando el efecto será mayor. Puedes animarle varias veces al día a que observe su bonito tarr o. También puedes crear varios tarros caseros a lo largo del tiempo, incluyendo distintos materiales, para que no se canse de utilizar siempre el mismo. Puedes probar a introducir incluso distintos objetos.

Cómo construir un frasco de la calma casero

Es muy sencillo y no nos llevará mucho tiempo. Las combinaciones pueden ser infinitas y en internet tienes ideas muy estéticas. A continuación te explicamos la básica pero puedes incorporar tantos elementos como quieras.

Materiales necesarios:

- 1 frasco de cristal o de plástico, tiene que ser liso. De plástico corre menor riesgo de romperse.

- 3 cucharadas de pegamento con purpurina del color del que tengamos pensado hacer el frasco.

- Glicerina o aceite para bebés.

- 2 o 3 cucharaditas de brillantina (dependiendo del tamaño del frasco).

- Agua bastante caliente, pero sin llegar a hervir.

- Colorante alimenticio del mismo color que el resto del tarro. Es opcional.

- Silicona o cola.

tarros de brillantinaPara hacer el frasco de calma necesitaremos agua, pegamento y brillantina

Primero vertemos agua caliente hasta la mitad del tarro aproximadamente, es importante para que se derrita el pegamento correctamente. Después echamos el pegamento y removemos, en realidad la cantidad de pegamento que echemos puede variar, cuanto más pegamento echemos más despacio se moverá la purpurina.

A continuación echamos glicerina, un chorrito o dos cucharadas, una gotita o dos del colorante alimenticio y volvemos a remover. Ahora toca echar la purpurina, podemos usar de un solo color o de varios, las mezclas son infinitas, también podemos jugar con las formas y tamaños. Personalmente, os recomiendo usar purpurina de diferente tamaño porque queda más vistoso, también utiliza al menos un par de colores, que sean diferentes pero compatibles, por ejemplo varias tonalidades de azul mezclado con plata o violeta.

Por último, llenamos con un poco más de agua la botella pero dejando un dedo de espacio al menos, esto permitirá que el agua se revuelva al agitar. También debemos cerrar bien la tapa apra evitar que el niño abra la botella, pégala con pegamento antes de cerrar o con silicona líquida. ¡Voilá! Ya tenemos nuestro frasco casero.

Como veis, el frasco de la calma es original, divertido, fácil de hacer, casero y práctico. Con el tiempo podéis crear otros para seguir ilusionando al niño, con nuevos materiales en el interior. ¿Por qué no incluir estrellitas, cuentas de colores o colores flúor? Cualquier cosa es posible siempre que no sea muy grande o pesada. Os animo a probarlo y a que contéis vuestras experiencias.

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