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Cómo estás transmitiendo tu ansiedad a tus hijos
Cómo estás transmitiendo tu ansiedad a tus hijos

ANSIEDAD

Cómo estás transmitiendo tu ansiedad a tus hijos

Los padres pueden transmitir su ansiedad a sus hijos casi sin darse cuenta, por eso es necesario ser consciente y que no ocurra más.

Cada vez más niños en la actualidad sufren síntomas de ansiedad y estrés, y cada vez empiezan a sufrirla desde más pequeños. Cuando un niño desde la infancia sufre ansiedad tiene un porcentaje mucho más elevado a ser un adulto depresivo pero ¿Cómo puede llegar un niño a sufrir ansiedad desde tan pequeño?

Hay un rumor que defiende que la ansiedad, el estrés y la depresión se puede transmitir a los hijos por la genética, pero esto no es del todo así. La realidad es que los hijos son fieles reflejos de sus padres y ellos van a ver cómo reaccionamos ante un problema, cómo vamos a educarlos, las expresiones y palabras que utilizamos etc. Lo cual quiere decir que puede ser que seamos nosotros mismos los que le estamos transmitiendo a nuestros hijos nuestra propia ansiedad.

Hay un rumor que defiende que la ansiedad, el estrés y la depresión se puede transmitir a los hijos por la genéticaHay un rumor que defiende que la ansiedad, el estrés y la depresión se puede transmitir a los hijos por la genética

¿Cómo estoy transmitiendo mi ansiedad a mis hijos?

Según los psicólogos expertos en este terrenos, la ansiedad es una emoción y una conducta aprendida, por lo que la ansiedad de los hijos se debe a algo más aprendido que genético, por lo que los niños y adolescente que tienen ansiedad lo han captado en el ambiente que se respira en casa. Entre las conductas que más van a afectar a nuestros hijos para que padezcan ansiedad son las siguientes:

Responsabilidades

Delegar demasiadas responsabilidades en nuestros hijos puede desencadenar en un cuadro de ansiedad. Muchas veces queremos prepararlos tanto para la vida adulta que le apuntamos a demasiadas actividades extra escolares, les exigimos que siempre nos saquen buenas notas, que tengan todo impecable y les reñimos cuando los vemos en ratos de ocio. Los niños son niños y aunque está bien que le inculquemos la importancia de ser responsables, también tienen que tener tiempo para disfrutar y jugar.

Preocupaciones

Los niños se dan cuenta de todo y más si se trata de sus padres. Cuando estás triste ellos saben que estás triste, cuando estás alegre ellos saben que estás alegre y cuando tienes ansiedad y estrés y te sientes preocupado por algo también. Si eres una persona que vive en constante preocupación por todo y ante cada acontecimiento te muestras agobiado, tus hijos van a creer que el mundo y la vida es vivir en una preocupación permanente, lo cual puede hacer que estos sufran ansiedad desde bien pequeños.

Miedos

El principal objetivo de la mayoría de los padres es que nuestro hijos sean felices y esto en ocasiones se puede convertir en un problema. Si nuestros hijos nos piden ayuda porque sienten miedo ante alguna situación o hay algo que les genera tristeza, en muchos casos lo que hacemos es restarle importancia para que así se olviden de ello. Este comportamiento puede hacer que nuestro hijo al sentir algo negativo no lo cuente y se lo guarde para sí, lo que puede convertirse en ansiedad. Escuchar a nuestros hijos, lo que sienten, lo que piensan puede ser más beneficioso de lo que nos podemos imaginar.

Hay  muchos niños que tienen una madurez suficiente como para poder tomar sus propias decisionesHay muchos niños que tienen una madurez suficiente como para poder tomar sus propias decisiones

Decisión

Muchas veces como sentimos que nuestros hijos no están preparados para decidir porque todavía no tienen un criterio fundamentado en su cabeza, acabamos decidiendo por ellos en sus vidas. Hay muchos niños que tienen una madurez suficiente como para poder tomar sus propias decisiones, siempre que no sean una locura y, si en el caso contrario no tienen suficiente madurez a a hora de tomar decisiones somos nosotros los que tenemos que explicarles la situación para que ellos mismos decidan. Si decidimos siempre por nuestros hijos esto puede generarle desconfianza en sí mismo y cuando tengan que tomar una decisión y no estemos nosotros, sientan ansiedad e incapacidad de reacción.

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