Menú
Cómo afrontar y superar la muerte de un hijo
Cómo afrontar y superar la muerte de un hijo

SUPERACIÓN

Cómo afrontar y superar la muerte de un hijo

El duelo por un hijo es una situación antinatural y por ello cuesta tanto asumirla. En Bekia te contamos las fases del duelo por las que pasarán los padres y cómo lograr superar su pérdida.

La muerte de un hijo supone una pérdida muy traumática para los padresLa muerte de un hijo supone una pérdida muy traumática para los padres

La muerte de un hijo supone una pérdida muy traumática para los padres, se trata de un duelo muy complejo, pues por ley de vida los hijos sobreviven a los padres y no al revés. La sensación de vacío es inmensa, y produce una sensación de desgarro interior con un sentimiento de impotencia. El proceso de duelo es muy duro y esta pérdida puede afectar incluso a la relación de pareja.

Cuando el motivo del fallecimiento ha sido una enfermedad degenerativa, y los padres han ido viviendo el momento lentamente, se han podido ir adaptando a esa sensación de estrés que produce la muerte. No es así cuando la muerte se produce repentinamente como causa de un accidente. En cualquier caso, el duelo por el hijo fallecido es personal e intransferible, sin embargo, conocer cómo funciona puede permitir a los padres aprender a convivir con la tristeza y evitar caer en lo que se conoce como duelo patológico o una depresión crónica.

Los primeros días tras la pérdida

Los primeros días tras la tragedia es normal que los padres sientan incredulidad ante la situación, es común pensar: "esto no me está pasando a mí". También hace presencia la tristeza junto con algunos síntomas físicos como falta de sueño, ansiedad, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, rigidez muscular, temblores... Lo normal es que los padres se repitan a sí mismos lo sucedido una y otra vez. Es recomendable que si sienten necesidad de hablar, lo hagan, que se desahoguen; y que la familia y la gente que les rodea permitan que se expresen y no cambien de tema, ellos necesitan que le escuchen. Son estados emocionales totalmente normales en este momento y hay que atenderles.

 A las dos semanas se empieza a echar de menos y se entra en el estado pensativo y cabizbajo A las dos semanas se empieza a echar de menos y se entra en el estado pensativo y cabizbajo

Hasta pasadas dos semanas aproximadamente de la tragedia no empiezan a echar de menos al hijo fallecido. Es entonces cuando comienzan los pensamientos recurrentes y el estado cabizbajo, y cuando cobra especial importancia la familia. Es un error tratar de minimizar su dolor y su tristeza, con frases del tipo: "Esto pasará pronto", "verás cómo mañana te sientes mejor", "no estés triste"... Pero la familia tampoco debe caer en la sobreprotección. La mejor manera de actura es con respeto y entendiendo que cada persona tiene su propio ritmo y su proceso interior a la hora de avanzar.

Fases del duelo

Tras la muerte de un hijo se sufren diversas etapas y multitud de sentimientos encontrados. Los más frecuentes son ira, sensación de culpabilidad, una enorme tristeza, depresión y la presencia de pensamientos irracionales. Es común sentirse culpables por no haber podido hacer algo para impedirlo. La ira suele dirigirse hacia quien se considera culpable de la muerte, incluso Dios en caso de personas creyentes. Pueden aparecer sentimientos de soledad y de aislamiento que impiden la comunicación con otros. No es un proceso con un inicio y un fin determinado sino que más bien se trata de algo continuo que permanecerá durante mucho tiempo, en ocasiones toda la vida.

Las distintas etapas del duelo son:

1. Negación: entrar en shock o quedarse paralizado es una reacción momentánea cuando se recibe la noticia de la muerte. Se manifiesta a través de diferentes sentimientos: apatía, embotamiento, hiperactividad. Todos estos sentimientos nos protegen del impacto sufrido por la pérdida.

Tras la muerte de un hijo se pasa por cinco etapas diferentes de duelo Tras la muerte de un hijo se pasa por cinco etapas diferentes de duelo

2. Una falsa aceptación de la muerte. Aparece tras el funeral y es de corta duración, tan sólo el tiempo en que permanecen los familiares y amigos junto a los padres. Se caracteriza por expresiones de aceptación de la muerte, estado de ánimo fluctuante que va desde tranquilidad hasta el llanto desconsolado.

3. Ira. Cuando el bullicio desaparece llega el momento de la soledad, la inseguridad, la depresión, el sentimiento de culpabilidad, la tristeza... Existe una pérdida total del interés por lo que les rodea. En este momento necesita compresión y dejar que deje fluir la ira.

4. Recuerdo. Durante este periodo se recuerdan constantemente los hechos sucedidos antes de la tragedia. Con ello se busca reconectar con las emociones y experiencias felices con el hijo fallecido.

5. Aceptación. Comienza un esfuerzo deliberado por reiniciar la vida sin el hijo perdido. Aparecen ideas más positivas y racionales. Comienza a desaparecer los sentimientos de depresión y se cultivan o retoman aficiones, intereses y amistades.

¿Cómo puedo salir adelante?

Siempre se ha dicho que perder a un hijo es lo más duro que le puede pasar a una persona. Superarlo resulta muy complicado y será necesario el apoyo de la familia y de la pareja para seguir adelante. Cualquier muerte nos afecta, pero en el caso de un hijo el impacto que supone es una de las emociones más negativas que se pueden experimentar. Esa experiencia será distinta para cada uno de los padres, que a pesar de vivir la misma situación, tendrá su forma particular de mostrar o reprimir sus emociones.

Superarlo es muy complicado y se necesita el apoyo de la familia y de la pareja para seguir adelanteSuperarlo es muy complicado y se necesita el apoyo de la familia y de la pareja para seguir adelante

Desde luego, es casi imposible que un padre supere la muerte de un hijo, el dolor de la pérdida jamás desaparece del todo. Pero sí se puede intentar sobrellevar esos sentimientos de la mejor forma posible, aprendiendo a desarrollar estrategias que junto con el paso del tiempo, pueden permitir a los padres seguir con su vida de la forma más positiva posible. Con el tiempo el dolor y la tristeza disminuyes y los sentimientos de culpa desaparecen, permitiendo retomar su vida poco a poco.

Lo primero y más importante es permitirse enfrentarse al luto de la tragedia sin evasivas, expresando las emociones y sentimientos sin reprimirlos. Si en ese momento la pareja tenía decisiones importantes pendientes de tomar, sería buena idea aplazarlas en la medida de lo posible o delegarlas en personas de confianza. Es necesario que la pareja no se distancie en estos momentos, debe intentar mantener la comunicación entre ellos hablando acerca de su hijo. A nivel físico es positivo descansar más en un momento de tristeza, mantener una buena alimentación, buscar el silencio o la compañía según el momento, respirar aire puro o disfrutar de una actividad relajante.

Tras un tiempo, lo mejor es seguir con las ocupaciones diarias, y encontrar motivaciones en el día a día para levantarse de la cama. Por ejemplo, apoyarte en el trabajo o intentar concentrarte en las tareas más insignificantes como planchar o cocinar. Es buen momento para tener la mente ocupada en algo que requiera atención para no estar pensado todo el tiempo.

A nivel emocional, existe un ejercicio que recomiendan los expertos y que tal vez te ayude. Escribe una carta dirigida a tu hijo. Expresa en ella tus sentimientos de manera libre, pon por escrito todo lo que quieras. Y después, guarda la en un lugar que te dé tranquilidad. Podrás volver a leerla siempre que lo necesites.

No permitas que nadie te presione ni fuerce a tomar decisiones sobre las pertenencias de tu hijo, su habitación, ropa, juguetes... Pero no caigas en la trampa de convertir su habitación en un santuario, pues no te permitirá avanzar. En un momento así, debes permitirte tener tu propio espacio y tiempo para estar solo cuando lo necesites.

Te puede interesar