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La vida sexual en chicos y chicas adolescentes, ¿por qué restringimos más una que otra?
La vida sexual en chicos y chicas adolescentes, ¿por qué restringimos más una que otra?

EDUCACIÓN MACHISTA

La vida sexual en chicos y chicas adolescentes, ¿por qué restringimos más una que otra?

La herencia cultural machista hace que a nuestras hijas no las eduquemos igual que a los varones, y en la adolescencia les restringimos más su libertad por miedo a su sexualidad.

Hay temas muy controvertidos aún a día de hoy, que traen consigo una gran cantidad de tabúes. Uno de ellos, quizás el más importante de todos, es el de la sexualidad. Y si hablamos de la sexualidad de los más jóvenes, de los chicos y la chicas de entre quince y dieciséis años, los tabúes y los secretos empeoran. El sexo se ve como algo sucio, impúdico, algo de lo que jamás se debe hablar con naturalidad, y nada más lejos de la realidad.

En prácticamente todas las edades (obviemos a los más pequeños, puesto que eso no deja de ser decisión de los padres), la sexualidad debe ser tratada como algo natural, como algo propio del ser humano. No solo es una necesidad más, sino que es una parte muy importante de la vida de un ser humano; si no llegamos a desarrollarnos por completo, podrían aparecer distintos traumas que podrían acabar afectándonos directamente en nuestro día a día. Por ejemplo, si crecemos pensando que el sexo es algo negativo, algo que debe esconderse, puede que acabemos manteniendo relaciones sexuales sin ningún tipo de conocimiento al respecto. Habremos pasado toda nuestra vida escuchando que el sexo es algo sucio, o, incluso, sin escuchar hablar del sexo, y por tanto no sabremos qué son los métodos anticonceptivos, no conoceremos las enfermedades sexuales, y eso nos repercutirá negativamente. El desconocimiento es la mayor causa de enfermedades sexuales.

Hay otro tema respecto a la sexualidad que también está muy a la orden del día y al que, sin embargo, no prestamos prácticamente ninguna atención: el machismo intrínseco en la propia libertad sexual. Porque, por mucho que digamos, educamos sexualmente de forma distinta a las chicas y a los chicos. Mientras que a ellas les enseñamos que deben cuidarse, esperar hasta el " amor verdadero ", y hacemos que todas sus relaciones dependan única y exclusivamente del amor y del cariño, no nos importa que los chicos mantengan relaciones sexuales sin ningún tipo de control. ¿Por qué? ¿Por qué a ellas las restringimos, y a ellos les dejamos a su libre albedrío?

La herencia cultural machista hace que a las chicas se les limite más su libertadLa herencia cultural machista hace que a las chicas se les limite más su libertad

Diferencias a la hora de educar sexualmente a chicas y chicos

Si tenéis hijos e hijas, lo sabréis de sobra sin necesidad de que os señalemos nada. A ellas les pondréis más pegas, les cortaréis más las alas, sobre todo en los temas de sexualidad. Querréis que no tengan pareja, que no mantengan relaciones sexuales... Mientras que en el caso de los chicos os será un poco más indiferente. Puede que la primera respuesta que os venga a la mente cuando hablemos de esto sea " bueno, es que las chicas pueden quedarse embarazadas si se acuestan con un chico ". Por supuesto. Y los chicos pueden dejar embarazada a una chica si se acuestan con ella, con lo cual, la responsabilidad debería ser de los dos. No es ella la que debe encargarse del bebé solo por el hecho de ser madre.

Asumir que el bebé es para la madre es, per se, machista. Porque implica que entendemos que la responsabilidad completa del feto es de la madre, solo por ser ella quien lo lleva dentro. Ese bebé tiene tanto madre como padre, con lo cual, la responsabilidad debería ser de los dos.

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Libertad y deseo

Mientras que los hombres son vistos como " máquinas sexuales ", las mujeres deben reprimirse desde que son jóvenes. Deben hacer ver ante la sociedad que no tienen instintos sexuales, que no quieren mantener relaciones, porque no pueden ser vistas como unas " viciosas ". Los mismos instintos sexuales que en el hombre se premian, en la mujer se critican y se menosprecian. Porque ellas deben tener un papel distinto, un papel de sumisión; en caso contrario, se las tacha de " guarras " e, incluso, de ninfómanas. Pero eso es fallo nuestro como sociedad, y es responsabilidad nuestra que las futuras generaciones no tengan esta concepción tan machista del sexo y de la sexualidad. Debemos educar a nuestros hijos y a nuestras hijas con la misma libertad sexual; ambos tienen derecho a disfrutar libremente de su cuerpo.

Todo esto se junta a una deficiente educación sexual de los niños y jóvenesTodo esto se junta a una deficiente educación sexual de los niños y jóvenes

Las chicas no deben mantenerse " puras ". Incluso el propio concepto de virginidad atenta directamente contra la libertad sexual de las mujeres, puesto que implica que al mantener relaciones pierden su "pureza", su "virginidad". La virginidad es visto como algo tangible, como algo que se puede palpar, y que se pierde en el momento en el que se produce el coito heterosexual; pero es un concepto que se ha estudiado mucho, y que se ha puesto en duda gran cantidad de veces. ¿La ruptura del himen es lo que implica la virginidad? ¿Y aquellas niñas cuyo himen se rompe jugando, o montando en bicicleta? ¿Y las mujeres que viven con su himen intacto hasta los cincuenta años, aún habiendo tenido relaciones sexuales?

Todo lo que rodea al sexo está pensado para el disfrute masculino. La sociedad ha construido una definición de sexo heterosexual muy específica que hace que todo lo que quede fuera sea visto como negativo. Y dentro de esta definición de sexo heterosexual está el hecho de que el que debe disfrutar del sexo es el hombre, mientras que la mujer no; por eso a las chicas se las educa para ser precavidas, y a ellos para aprovechar y tener relaciones con la máxima cantidad de chicas posible.

Sexualidad libre, pero con conocimiento

Lo más apropiado es educar por igual a chicas y a chicos, para que ambos disfruten de su cuerpo lo que consideren oportuno. Pero para que haya un disfrute real, debe haber también conocimiento sobre los riesgos que el sexo puede conllevar. No solo sobre posibles embarazos, sino sobre las distintas enfermedades de transmisión sexual, cómo estas pueden contagiarse y cómo puede evitarse. Además, sería oportuno que aprendieran también que el sexo jamás debe ser forzado, que debe nacer de un acto de libertad total, donde las dos personas hayan declarad su deseo de hacerlo. Todo lo que no sea consentimiento explícito no es consentimiento.

Con una formación, y unos conocimientos sobre sexo adecuados, los jóvenes podrán disfrutar de su sexualidad sin ningún tipo de riesgo. Los tabúes solo les traerán malas consecuencias, y la desigualdad entre hombres y mujeres no hará más que perjudicarles.

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