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Tantos juguetes NO, más tiempo para jugar SÍ
Tantos juguetes NO, más tiempo para jugar SÍ

NO EXCESOS

Tantos juguetes NO, más tiempo para jugar SÍ

La educación es un factor fundamental para la calidad y el desarrollo humano desde que somos pequeños.

La educación es un factor fundamental para la calidad y el desarrollo humano desde que somos pequeños y tiene una importancia especial durante la etapa de la infancia. En ella se asientan unas bases que a lo largo de la vida nos hace ser como somos. Como padres, la gestión de los juguetes que proporcionamos a nuestros hijos es muy importante para poder potenciar o no una mejor educación, además de muchas habilidades sociales.

La importancia de la educación

Una buena educación permitirá que seamos mejores personas mediante la adquisición de valores y principios que determinarán nuestra conducta, tanto a nivel individual como social. Tiene tal importancia que la educación aporta a los niños a formar su carácter, su identidad como persona, su personalidad e incluso su futuro perfil profesional.

Existen muchos campos de materia en los que la educación se divide, pero especialmente vamos a hablar de uno: el juego como herramienta de desarrollo. Para empezar a hablar de este tema es necesario repasar varios aspectos, como que la gran cantidad de juguetes que pueda tener un niño no determina el tiempo total que se dedique a jugar y a divertirse. Jugar no solo se juega con cosas materiales, pues existen muchísimos juegos tradicionales que suelen ser incluso mejores que los materiales.

Una buena educación permitirá que seamos mejores personasUna buena educación permitirá que seamos mejores personas

De un modo u otro, tenemos que saber dividir el tiempo de nuestros hijos para establecer horarios en los que el juego, ya sea con juguetes o sin ellos, no se convierta en algo negativo. Lo importante es la calidad del tiempo, no la cantidad.

La importancia del juego y los juguetes

El uso de juguetes es fundamental para los niños, puesto que les ayudan a explorar la realidad, a encontrar nuevos caminos, desarrollar su imaginación, probar situaciones, aprender, acertar, fallar y, sobre todo, a volverlo a intentar. Además, también contribuyen al aumento de la felicidad.

En el pasado reciente, el juego era considerado como ocio e incluso una pérdida de tiempo. No obstante, hoy en día se ha convertido en una metodología práctica y didáctica que ayuda a conseguir que los niños empiecen a comprender el mundo, a dudar y a resolver sus propios problemas.

Existen muchos tipos de juegos, pero especialmente los educativos ayudan a desarrollar diferentes actividades motoras, entre otras. Para participar en algunos juegos es necesarios que los niños socialicen con otros gracias a la interactividad. Jugando, los niños van a empezar a hablar y a crear un lenguaje, van a formar su conducta y a debatir con otros niños los pensamientos que les ha transmitido un juego u otro.

Más juguetes, menos tiempo para jugar

En los tiempos que corren, los niños tienen cada vez más juguetes, pero, sin embargo, menos tiempo para jugar y calidad de vida, tal como indica un estudio realizado por Famosa, la marca con mayor tradición juguetera en España.

Es cierto que los juegos tradicionales han ido cambiando con el paso de los añosEs cierto que los juegos tradicionales han ido cambiando con el paso de los años

Es cierto que los juegos tradicionales han ido cambiando con el paso de los años, pero esos juegos a los que nuestros padres les echaban horas y horas ayudan tanto o incluso más que aquellos materiales a los que juegan los niños del siglo XXI. Jugar a la pelota, al balón prisionero o al escondite eran los juegos más habituales. Ahora, los niños, en comparación con sus padres, juegan menos en lugares exteriores, es decir, en la calle. Por ejemplo, el parque siempre ha sido el mejor lugar para el juego y para los niños.

Respecto al tiempo que los niños dedican a jugar, está demostrado el descenso que se ha ido produciendo en los últimos años. Infancia y juego es la combinación estimulante imprescindible para el buen desarrollo infantil, donde los niños y niñas necesitan tiempo de calidad para jugar en casa, pero, sobre todo, al aire libre. De no hacerlo se traduciría en una menor autonomía para explorar y ejercer autocontrol, además de que a la larga se podría convertir en un aumento de las psicopatologías entre los menores, promoviendo por ejemplo problemas de salud como depresiones o ansiedad.

Otras investigaciones apuntan que, en España, el 82% de los niños juega al aire libre menos tiempo que del recomendado, y que el 35% alcanza lo aconsejado únicamente en el juego interior. Un tipo de juego que no es malo, por supuesto, pero que debe ser complementario al otro. Como en todo, cada uno nos aporta cosas diferentes.

Las recomendaciones indican que el tiempo mínimo del juego al aire libre debe ser de dos horas diarias para los bebés y niños más pequeños de tres años, de hora y media entre los cuatro y los seis años, de hora y cuarto entre los de siete y nueve, y de una hora a los niños que se sitúen en la franja de entre los diez y doce años. La conclusión de estas recomendaciones nos hace comprobar que cuanto más pequeña es la persona, más juego necesita.

Actualmente no es que los niños no quieran jugar tanto, que también, pero además cuentan con menos espacio y tiempo para hacerlo. Tanto es así que expertos denominan a esta generación de niños como "la generación bunker", debido a lo encerrados que viven. Antes se podía jugar en cualquier sitio y ahora existen dificultades como carteles en plazas que prohíben jugar a la pelota, montar en bicicleta, etc.

Nuevos hábitos

A todo lo comentado anteriormente, hay que sumar la tendencia actual de vivir en grandes ciudades en las que los hábitos de vida no ayuden a realizar este tipo de juegos, como los extensos horarios laborales o el aumento de tráfico. Este tipo de rutinas hacen que el niño desempeñe mucho tiempo al juego individual con juguetes dentro de la casa que al exterior. Por no nombrar la evolución de la tecnología, que ha hecho de los juguetes ser menos importantes de lo que siempre han sido.

Indudablemente, el parque y el salón son los dos espacios más habituales a la hora de que los niños jueguen, pero en todo caso ahora se dedica mas tiempo al espacio de la casa. Actualmente, hemos de llevar cuidado con los niños debido a que la desaparición progresiva del tiempo de juego en el exterior se ha visto reducida a favor de otros elementos que se van haciendo hueco en nuestro día a día, como móviles, tablets o videojuegos. Es muy necesario establecer un horario de uso para no sobrepasar los límites.

Efectos negativos del exceso de juguetes

El niño que tiene muchos juguetes ve afectada negativamente su actual y futura identidad como persona. Lo respalda la existencia de algunas características comunes que poseen los niños que reciben muchos juguetes, como la baja tolerancia a la frustración, la disminución de la imaginación, el hecho de ser más caprichosos y menos agradecidos, más materialistas, consumistas y egoístas.

El niño que tiene muchos juguetes ve afectada negativamente su actual y futura identidad como personaEl niño que tiene muchos juguetes ve afectada negativamente su actual y futura identidad como persona

Como padres tenemos que evitar esto en la medida de lo posible. El hecho de regalarles a nuestros hijos todo lo que nos pida no hará nada bueno por ellos. Algo que se añade a que la duración estimada de la ilusión de un niño con un juguete nuevo dura menos de una semana.

No merece la pena regalar tanto, sino poco y mejor, puesto que, de lo contrario, el niño tampoco va a exprimir al máximo la educación que pueda proporcionarle cada juego. Sabemos que nuestras acciones repercuten en el futuro de nuestros hijos, y esta, es una también es una más.

A los niños hay que enseñarles a ver la vida real a través de los juegos y, de la misma forma que en la vida adulta no tenemos todo lo que queremos, a los niños también hay que hacérselo saber desde pequeños. Si les damos todo en la mano, al final no vamos a enseñarles a luchar por nada. Valores que se relacionan directamente con la espera, la frustración o el esfuerzo, algo que siempre nos acompaña a lo largo de la vida.

Los pequeños tienen que aprender a valorar lo poco que tienen y no lo mucho que puedan llegar a tener. De hecho, aquellos que tienen muchos juguetes juegan menos, se hartan más rápidamente y juegan menos al aire libre. Además, estos son más propensos a estar frecuentemente ansiosos, tristes o enfadados.

Estudios respaldan que el límite de regalos en Navidad, por ejemplo, debe situarse en los cuatro como máximo, una mediad que aporta sensatez para evitar comprar juguetes de más que, incluso, a veces ni se acaban usando. Esta regla de los cuatro juguetes se divide en cuatro tipos de regalos que hacen que, anteponer límites a nuestros hijos se refleje de forma muy positiva en un futuro:

  • Un objeto que el niño pueda llevar
  • Un libro del que pueda aprender
  • Algo que sea lo que más deseen
  • Otro regalo que realmente necesite

En definitiva, tenemos que saber que el juego es "el trabajo del niño" y los juguetes sus herramientas. Lo indica el hecho de tomárselo tan enserio y no perder la concentración. Si los niños terminaran por no jugar, el día en el futuro en el que se incorporen al mundo laboral, les exigirán algunas de las competencias emocionales que se desarrollan inicialmente con el juego libre, como, por ejemplo, el autocontrol, la automotivación, el trabajo en equipo, la comunicación y la empatía. Porque el juego, también es educar y te ayuda a crecer.

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