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Cómo mejorar la comunicación con niños autistas
Cómo mejorar la comunicación con niños autistas

AUTISMO

Cómo mejorar la comunicación con niños autistas

Quizá pienses que comunicarse con un niño con autismo puede ser realmente complicado, pero no lo es tanto...

El autismo es una barrea que dificulta la interacción con las personas que sufren este trastorno. La RAE lo define como "repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma" y "trastorno del desarrollo que afecta a la comunicación y a la interacción social, caracterizado por patrones de comportamiento restringidos, repetitivos y estereotipados". Por lo tanto, el autista es aquella persona "encerrada en su mundo, conscientemente alejada de la realidad".

Aunque el autismo no puede prevenirse ni curarse, resulta esencial intervenir cuanto antes para favorecer la integración en la sociedad de quienes lo padecen. Es decir, la infancia es el momento idóneo para ello. Incidir en el desarrollo de sus capacidades de comunicación, de socialización y cognitivas es fundamental.

Imágenes y escritura

Uno de los problemas que presentan los niños autistas es el débil desarrollo del lenguaje verbal, que radica en un déficit de comunicación. Para combatirlo, el apoyo visual resulta muy eficaz, siendo esta una técnica utilizada con frecuencia por los logopedas. Las imágenes sirven como modelo de imitación, permitiendo que el niño asocie los aspectos sonoros de la palabra con la imagen que tiene delante. Mostrar una imagen y reforzarla verbalmente hace posible que el niño integre la información. Llegará un momento en que no harán falta apoyos visuales para que comprenda exactamente lo que se está diciendo. A medida que se avanza en este método, el niño adquiere más vocabulario y es capaz de formar frases más complejas. Trabajar la pronunciación también es muy importante, ya que suelen tener problemas con ciertas letras, como por ejemplo la 'r'.

La lectura y la escritura también son imprescindibles, pues a medida que aumenta la comprensión lectora de la persona autista, mejor será su comprensión oral. Esto se ve reflejado en el hecho de que muchos niños aprenden antes a escribir que a hablar. La lectura les sirve, por tanto, como punto de partida para su posterior desarrollo del lenguaje.

La unión de estos dos componentes potencia las habilidades comunicativas del niñoLa unión de estos dos componentes potencia las habilidades comunicativas del niño

Música y juegos

La unión de estos dos componentes potencia las habilidades comunicativas del niño. En los juegos musicales la onda sonora funciona como elemento fundamental para la comunicación, y en ella colaboran un emisor y un receptor. Además, en el caso del emisor hay una clara intención de comunicar, mientras que el receptor hace un esfuerzo para hacer visible su comprensión a través de una respuesta significativa.

La música favorece la apertura de nuevos canales de comunicación, ya que se trata de un lenguaje no verbal. Los beneficios que se consiguen con este método son, entre otros, el fomento de la expresión individual, la integración social, el desarrollo emocional, así como el movimiento estimulando la coordinación motriz.

Desde pequeños es primordial estimular la audición de manera afectiva y comprensiva, empleando los sonidos que rodean al niño, es decir, aquellos que están presentes en su entorno. Esto es posible gracias a la observación sensorial y la exploración, hallazgo y discriminación de elementos sonoros presentes en el entorno. El juego es una de las alternativas más efectivas para introducir a un niño autista en la percepción auditiva.

Estrategias a seguir

Algunas de las pautas que se deben emplear para una comunicación más efectiva son las siguientes:

  • Utilizar frases cortas, con un lenguaje sencillo, claro y breve.
  • No basarse únicamente en la palabra, sino acompañar con gestos el mensaje empleando un tono relevante en ciertos momentos.
  • Conocer las inquietudes y motivaciones del niño para generarle interés en la conversación.
  • No meterle prisa para contestar. Hasta que no responda a la primera pregunta no pasar a la siguiente, pues si se siente presionado no continuará con la conversación.
  • Evitar hablarle mucho y muy deprisa. Es muy importante ir poco a poco.
  • La comunicación con el niño debe ser continua en el día a día. Hasta en la rutinas diarias tan simples como puede ser darse una ducha, es importante hablarle indicándole los pasos a seguir.
  • Prestar mucha atención a los gestos y sonidos que emite el niño, pues son un claro intento de comunicarse.
  • Fomentar la imitación. Que el pequeño imite a los adultos en el lenguaje es un gran paso.
  • Si alguna rutina diaria va a sufrir algún cambio, éste se le debe comunicar inmediatamente al niño. A los autistas les gusta seguir ciertas rutinas, por lo que si éstas se ven modificadas se pueden poner muy nerviosos. Por ello, para mantener la calma es necesario explicarle con antelación los cambios que se van a producir.
  • El reconocimiento le aportará la seguridad que tanto necesita. Por ello, hacerle saber cuándo ha hecho las cosas bien le dará el empujoncito que necesita para favorecer su comunicación.
  • Premiar sus logros, pero sin comprar cosas materiales.
  • Respetar las distancias. Las personas con autismo odian el contacto físico. Sin embargo, no debes hacer que se sienta solo.
  • Ayúdale a lograr autonomía, intentando que dé lo mejor de sí mismo en aquellas cosas que sabe hacer.
  • Sentir una estabilidad y bienestar emocional en su entorno le ayudará a sentirse mejor.
La comunicación con el niño debe ser continua en el día a díaLa comunicación con el niño debe ser continua en el día a día

Terapia con animales

Se trata de uno de los métodos más innovadores y efectivos. Cada vez es más usual recurrir a ello por los grandes beneficios que conlleva.

Los caballos y los perros son los animales más frecuentes para llevar a cabo la terapia. En el caso de los primeros, la equinoterapia favorece el contacto con la naturaleza al realizarse al aire libre. Además, estos seres vivos tienen la capacidad de percibir las limitaciones físicas y mentales de los pacientes, a lo que se une el efecto terapéutico de su movimiento aumentando el equilibrio, la concentración y la autoestima. El caballo es un animal con una gran inteligencia, la cual le permite entender a las personas ante cualquier intento de comunicación, estrechándose así el vínculo entre el animal y el jinete. La empatía también se fomenta con este método debido a la relación afectiva producida entre el paciente y el caballo. De esta manera, el niño con autismo desarrolla una capacidad de empatía que le permite mejorar su integración social y su capacidad de adaptación a diferentes situaciones.

Por su parte, el carácter cariñoso de los perros hace que disfruten de la compañía de cualquier ser humano, y esto, unido a su inteligencia, les permite transmitir su afecto sin necesidad de hablar. No juzgan a las personas y con ellos no es necesario un nivel de comunicación alto, obedeciendo órdenes sencillas y adaptándose a la rutina que requieren los niños con autismo. Pero esto no es todo, y es que estos animales de compañía permiten que el niño adquiera independencia, y que se convierta en alguien importante para otro ser que depende de él.

La terapia con perros ha conseguido grandes avances de interacción, como contactos visuales repetidos con el animal, comprensión del estado de ánimo del perro mediante ciertas manifestaciones en el movimiento (como mover la cola si está contento), señales de afecto o incluso llevar a cabo acciones como sacarle a pasear. Para la efectividad de este método resulta esencial que los perros elegidos sean tranquilos y equilibrados, así como estar adiestrados para realizar su labor a la perfección. Las razas más habituales son el Golden retriever, el Labrador y el Pastor alemán.

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